Las calles se engalanan de guirnaldas y farolillos de colores. En los balcones, cuelgan los mantones de Manila. Esperando a los visitantes están los puestos de viandas y ‘limoná’. Madrid se prepara para celebrar las fiestas de San Cayetano, San Lorenzo y la Paloma durante la primera quincena de agosto. Consideradas las más castizas, con el permiso del patrón de la ciudad San Isidro, siguen manteniendo ese sabor popular de antaño con su música y bailes tradicionales ofrecidas por las asociaciones que con gran tesón afrontan el desafío de mantener la esencia de lo castizo.
Manteniendo lo castizo
Bautizadas con el nombre de una planta medicinal popular en el siglo XIX, las verbenas pueden considerarse un paréntesis en la vida cotidiana de sus gentes. Entonces, el fervor religioso a sus santos se mezclaba con la alegría de sus músicas y bailes más populares en estas fiestas veraniegas. Y Madrid no sería menos; cada barrio tendría su verbena, en cuyas calles y plazas, sus comunidades se divertían con bailes y música. Pero con el tiempo, este sentido inicial de la verbena iría languideciendo y aquellas manifestaciones populares fueron quedando arrinconadas dejando paso a otras formas de diversión y gustos musicales.
Desde la premisa de preservar esta cultura popular, las asociaciones madrileñas trabajan con ahínco para ofrecer unas representaciones lo más fidedignas posibles a cómo fueron en épocas pasadas. Es por ello por lo que investigan y recopilan información sobre música, sus instrumentos, tipo de bailes y cómo eran los trajes que vestían. Después, diseñan y cosen la indumentaria adecuada, hasta crean instrumentos como el arrabel. Finalmente, practican (y mucho), graban, enseñan y muestran la música y el baile ataviados con sus bellos trajes en las fiestas de los barrios y en las verbenas, así como en centros culturales y colegios. Incluso presentan este acervo popular madrileño en otras regiones españolas y países.
Son numerosas las asociaciones, esperamos no dejarnos ninguna en el tintero, a las que debemos agradecer esta labor de salvaguarda, agrupándose en dos federaciones. La primera, fundada en 1989, es la Federación de Grupos Tradicionales Madrileños contando con la participación más numerosa de Asociaciones Tradicionales Madrileñas: ‘De Madriz al cielo’, ‘De madrileños y amigos los castizos’, ‘Los chisperos de Arganzuela’, ‘El orgullo de Madrid’, Grupo folclórico Calderón de la Barca, ‘De Madrid a Móstoles’, Ballet folclórico de Madrid, ‘Alcobendas y San Sebastián de los Reyes’, Amigos de Navalcarnero, Casa de Madrid en Barcelona, ‘Villa de Vallecas’ y ‘Los chulapos del Puente de Vallecas’.
Después se funda en 2000 la Federación Madrileña de Folclore (FEMAF), compuesta por las asociaciones ‘Arrabel’; ‘Coros y Danzas de Madrid’ (la más veterana fundada en 1949); ‘Coros y Danzas Francisco de Goya’ y Asociación Universitaria El Candil.
Bailes de verbena
El repertorio de estas asociaciones recoge el sentir popular de tiempos remotos, desde el folclore castellano, pasando por el Madrid goyesco hasta llegar al Madrid más castizo. Los bailes castellanos gozaban de popularidad ya en el siglo XVI; la dulzaina y el arrabel acompañan a las seguidillas, rondones y jotas castellanas, con su propia indumentaria.
Luego tenemos los bailes de la Escuela Bolera, una variante de la danza española que se inspira en la danza clásica, fueron muy populares en los siglos XVIII y XIX. Pertenecen a este grupo los boleros, fandangos, seguidillas, tiranas, bailes del candil, panaderos y cuchilleros, en los que los danzantes visten vistosos trajes. Inmortalizadas por Francisco de Goya en sus tapices, recibieron por este motivo el apelativo de ‘goyescas’.
Por último, está el baile más castizo, el chotis, signo de identidad de la ciudad desde el siglo XIX, donde la chulapa guía al chulapo, bailando bien agarrados sin salirse de una baldosa al son del organillo.
Mucho más que folclore
Pero la actividad de estas asociaciones va más allá del baile. Algunas de las asociaciones, cuentan con grupo de teatro en las que se afanan por dar a conocer las zarzuelas, sobre todo ‘La de la Paloma’. También llevan a cabo acciones filantrópicas con el fin de ayudar en diversas causas. Destacan las actividades de hermanamiento entre sus socios y entre asociaciones.
Con el fin de mantener el relevo generacional, las asociaciones realizan labores de difusión en colegios e incluso algunas cuentan con escuela infantil.
¿Te animas a mantener este patrimonio castizo? Conoce a las distintas asociaciones a través de la Federación de Grupos Tradicionales Madrileños y la Federación Madrileña de Folclore.