Cuando Ángela Molina recogía hace dos años el premio Goya de Honor 2021 lo hacía sin público presente en la sala. Rodeada de pantallas a las que se asomaban sus compañeros de profesión, agradecía un premio con palabras que eran todo humanidad en forma de poesía. Estábamos saliendo de la pandemia.
Esta vez lo ha vuelto a hacer. Hace unos días la ciudad de Madrid le hacía madrina de la Semana de Cine de Carabanchel y alzaba el premio Puente de Toledo 2023 de “su Carabanchel del alma”. Su discurso y esta entrevista son poemas para el espíritu. “El cine es la poesía de la vida. Siempre va a estar descubriéndonos a nosotros mismos. Es el arte con un compendio de muchos”. Así define Ángela Molina al séptimo arte. Una actriz que ha participado en más de un centenar de películas, teatro y también varias decenas de series.
Serena, honesta, hipnótica; se confiesa solo una “humilde intérprete” que ha cosechado, eso sí, el Gran Premio de la Crítica de Nueva York (1985), la Concha de Plata a la mejor actriz en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián (1986), la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (2003), la Medalla de Oro de la Academia Española de Cine (2013), el Premio Nacional de Cinematografía (2016) y el galardón especial a ‘Toda una vida’ en los Premios de la Unión de Actores y Actrices. Grande, pero siempre humilde.
También ha hecho teatro. En 2001 estrenaba en el Festival de Mérida en ‘Troya, siglo XXI’. Interpretaba a Tetis, esposa del mortal Peleo con el que tuvo varios hijos que asfixiaba para que no heredaran rasgos mortales de su padre. Solo Aquiles sobrevivió al ritual.
Poco tiene que ver con este personaje esta artista, madraza de cinco hijos y ahora madrina del festival de cine de Carabanchel. Más que diosa, Ángela es musa. Y no de una, sino de muchas artes.
Porque si algo lleva en la sangre esta mujer es el arte. Ya pintaba en la Ibiza de su adolescencia. Posteriormente cursó estudios de danza en el Real Conservatorio de Madrid, y en 1986 publicó su álbum ‘Con las defensas rotas’. Muchos palos artísticos en los siempre ha mostrado su maestría a la hora de expresar sentimientos y emociones profundas, que le quiebran aún más la voz al hablar de progenitor. “Mi padre al que adoro. El sol de mi vida que llegaba al alma con su voz hermosa. La música es mi cuna”, dice en su voz quebrada.
“Ángela es un cuadro que cuando la contemplamos cobra vida, vemos movimientos no vistos hasta el momento, un poema que llega al corazón y esa nota musical que sale de una partitura para formar su propia banda sonora”. Yolanda Flores.
Toda esta miscelánea en forma de mujer es quizás fruto de los muchos personajes que ha interpretado en el cine que han marcado su alma y que la convierten en “puro arte” en palabras de la periodista especializada en cine Yolanda Flores.
De hecho, no conseguimos que elija una película sobre las demás. “Si una película cobra más importancia que otra es quizás por los sentimientos que desencadena un guion o lo que te haya ayudado a descubrir. Pero todas las películas forman parte de mi vida. Si una nota de una sinfonía no está en su lugar, la sinfonía se duele. Todas conforman un mosaico que es la vida del cine y la mía propia”.
Pie de foto: El concejal Álvaro González entrega el galardón durante la gala de presentación de la 41ª edición de la Semana de cine español en Carabanchel organizado por la junta municipal del distrito
Ha trabajado bajo las órdenes de los mejores directores. Manuel Gutiérrez Aragón, Carlos Saura o Bigas Luna entre otros muchos. Muchísimos. Y también extranjeros como Lina Weissmuller, Ridley Scott, o Giuseppe Tornatore. Pero no hace feos a los nuevos talentos. Recientemente ha estrenado ‘La Piedad’, de Eduardo Casanova. “He trabajado con cineastas muy jóvenes y no pienso que generacionalmente esté en otra. No. Estamos al unísono en lo que estamos haciendo juntos y uno suma al oro. Quizás yo por mi experiencia y él con su arrojo”. Los años, ella es un buen ejemplo, no son un obstáculo para seguir creando. “El trabajo se desarrolla en ciclos que atienden a razones concretas. A veces hay más personajes o menos de cierta edad o no pero el cine siempre va a hablar de seres humanos de todas las edades. Nuestros mayores han de estar siempre enseñándonos”.
Durante la entrevista Ángela sostiene entre sus manos el galardón de la Semana de Cine una estatuilla del Puente de Toledo. “Por aquí -dice mientras señala el premio- pasaban las vacas para llegar a Madrid. Aquí había un abrevadero… Este puente es símbolo de la unión del pueblo de Madrid que siempre estará unido en su amor por los ciudadanos. Madrid es un pueblo vivo que todo el mundo se enamora de él. Hacer sentir a cada persona que llega a su propio lugar”.
¿Y dónde está el lugar de Ángela Molina? El premio Puente de Toledo destaca su talento, pasión y sentimiento, tres valores a las que añade el agradecimiento infinito al público “sin él nada seria bello ni sublime. Disfruto de mi trabajo porque es para él. Lo más generoso”. Ese es su lugar.
Con 67 años solo tiene un reto pendiente. Seguir trabajando. Su primera escena de su vida la sintió como una “vivencia sobrenatural”. Cincuenta años después ese sentimiento sigue intacto, como siguen las ganas de interpretar un personaje lorquiano. “Indago en su vida porque sigue estando cerca”. Quizás ese papel llegue, como otras de sus grandes vivencias, “tarde, pero a tiempo”, dice con emoción.
Elegante sobre el escenario vestida de negro agradeció:
Estar juntos compartiendo. Una vida. Mostrar.
Entregar a través de nuestro cine.
Fomentar lo que amamos. Lo que nos une que en este caso es el cine.
Que las personas nos necesitemos, que respetemos la alegría que nos da reunirnos.
Un regalo precioso y delicado.
Estar juntos unidos por un sueño, el sueño de agradecer a la vida el misterio, la belleza y su dolor a través del cine es un sentimiento que cabe en la palma de la mano y en la palabra felicidad.
Me emociona vuestra confianza en mi persona. Que es mucha mayor que la mía propia. Confianza en que mi amor por el cine confluya con el vuestro sin reparar en edades, ni generaciones. Atendiendo tan solo a un mandato. Filmar porque se ama. Rodar porque se vive.
Lorca decía que “El teatro es poesía que se sale del libro para hacerse humana”. Ángela Molina, la poesía hecha mujer.