El Beti Jai ha sido el único frontón de finales del XIX y principios del XX que ha sobrevivido. Situado en el número 7 de la calle del Marqués de Riscal, en el corazón del distrito Chamberí, el Beti Jai fue inaugurado en 1894. El Ayuntamiento ha elaborado un plan especial para este edificio, actualmente sin uso, para devolverlo a la ciudadanía y ampliar su uso dotacional deportivo a otras actividades culturales o educativas. El plan fue aprobado el 20 de octubre por la Junta de Gobierno.
Para llevar a cabo este nuevo plan ha sido necesario flexibilizar el tipo de prestaciones del edificio que estaban incluidas en la declaración de Bien de Interés Cultural, ampliando su uso dotacional deportivo a otras actividades culturales o educativas.
Este nuevo régimen de utilización deberá respetar los valores fundamentales que definen el inmueble y ser compatible con los criterios de intervención descritos en el decreto de dicha declaración y, en concreto, su configuración espacial, los materiales y sistemas de construcción originales y la decoración de cada una de sus partes.
Con el objetivo de asegurar el adecuado funcionamiento del edificio, el nuevo plan establece otras prescripciones particulares para mejorar sus condiciones de habitabilidad y uso, como la autorización para el cubrimiento del patio y de la pista de juego, siempre que la superficie cubierta no compute a efectos de edificabilidad.
Esta cubierta deberá ser traslúcida, ligera y disociada de la edificación y en la percepción del espacio interior deberá apreciarse con nitidez el tratamiento de la fachada urbana, creando la impresión de plaza urbana.
También se contempla la posibilidad de incrementar un 10 % sobre la edificabilidad existente bajo la pista de juego y, en ningún caso, se podrá autorizar la alteración de la envolvente del edificio.
Este plan corrige deficiencias del anterior, que fue aprobado en 2017 y anulado por el Tribunal Superior de Justicia, en noviembre de 2018, por la insuficiencia de varios informes y por la ausencia de un estudio económico-financiero de un estudio acústico.
Un edificio singular
Situado en el número 7 de la calle Marqués de Riscal, en el corazón del distrito Chamberí, el Beti Jai fue inaugurado en 1894. Con un estilo ecléctico y neomudéjar, el edificio fue obra de los arquitectos Joaquín Rucoba y Octavio de Toledo, quienes utilizaron las técnicas más modernas y los materiales más innovadores del momento. Junto con el Frontón Central, el Jai Alai, el Fiesta Alegre, el Euskal Jai, fue una de las joyas arquitectónicas para uso deportivo que coronaban a la capital del reino.
La práctica de la pelota vasca causaba furor en aquellos años, llegando a contabilizarse cerca de una treintena de frontones, distribuidos por toda la ciudad. Aunque pasajera, fue una moda importada por la aristocracia que solía veranear en San Sebastián, acompañando a la reina regente María Cristina de Borbón.
Lo más característico de este edificio es su fachada curva lateral, de estilo neomudéjar y el entramado de columnas y vigas de hierro de fundición que soportan la gradería, curvándose algunas de ellas para poder contemplar la pista desde cualquier punto.
Por su monumentalidad, los madrileños le otorgaron popularmente el título de ‘Teatro Real de los frontones’. En 1991 se declaró este edificio como Monumento Nacional y, en 2011, se le catalogó como Bien de Interés Cultural y Monumento del Conjunto Histórico de la Villa de Madrid.
En mayo de 2015, el Ayuntamiento de Madrid finalizó el proceso de expropiación del Beti Jai, pasando a ser de titularidad municipal. El proyecto de rehabilitación se realizó tras un proceso de investigación que permitiera salvarlo de la ruina y recuperar un edificio lo más parecido al original, concluyendo estos trabajos a principios de 2019.
Tras la reforma, el Beti Jai tiene una superficie construida de 4.579,94 m2, distribuidos en cuatro plantas, cerradas al interior, con balconadas corridas y gradas con capacidad para 4.000 espectadores, desde donde se observa la pista de pelota mano, que presenta una planta elíptica. /