El pasado 15 de mayo, festividad de San Isidro, el periodista y cronista Raúl del Pozo fue distinguido con la Medalla de Honor de Madrid. Un nuevo premio dentro de su dilatada trayectoria, pero no un premio más. «Es una de las grandes alegrías de mi vida», reconoce. Charlamos con él de su vida, personal y profesional, repleta de historias, y de su pasión por Madrid, la ciudad que le acogió hace 60 años y de la que ha escrito de manera intensa.
Diario de Madrid: ¿Qué significa para Raúl del Pozo haber recibido la Medalla de Honor de la Ciudad de Madrid?
Raúl del Pozo: Una de las grandes alegrías de mi vida, como la que viví cuando me dieron la Medalla de Oro de Castilla-La Mancha. O sea que tengo la de la Ciudad Levítica y la de Babilonia.
Se le ha concedido junto a pueblo ucraniano y a San Isidro Labrador, unos reconocimientos muy dispares, ¿no cree?
Compartir con San Isidro y con el pueblo de Ucrania un premio es un honor. San Isidro era un gañán, un zahorí, que según Tierno le ha dado a Madrid la llaneza de un lugar de labranza. El pueblo de Ucrania nos recuerda a Madrid capital de la gloria. No son reconocimientos dispares, sino oportunos.
Echemos la vista atrás, a su llegada a Madrid desde su Cuenca natal, ¿qué le viene a la cabeza? ¿cómo recuerda aquellos primeros años?
Llegábamos a Atocha, veíamos diosas en el Ministerio y nos acordábamos de que nos habían dicho que cuidado con la cartera. Yo que era de aldea me adapté enseguida a este poblachón alegre, confiado, prodigioso, como se adaptan los sicilianos a Nueva York. Dije muy pronto la frase que repito 60 años después: “Salir de Madrid es siempre un error”.
Y después, corresponsal en París, Roma, Moscú, Lisboa, Londres y enviado especial a Latinoamérica, Estados Unidos… ha viajado por todo el mundo, pero ¿cómo en Madrid en ningún sitio? ¿Qué tiene esta ciudad de especial que no lo tiene ninguna otra en el mundo?
Es la capital de la tolerancia, de la libertad, del orgullo, del amor libre. Tan abierta como San Francisco o Ámsterdam. La noche de Madrid es la más alegre del universo.
No le des más whisky a la perrita, escrito por Julio Valdeón y Jesús F. Úbeda, es el libro de su biografía. Ha dicho en alguna entrevista que es duro hablar de uno mismo, porque es desnudarse. Entonces ¿por qué aceptar que “le desnuden otros”? ¿No se planteó escribir usted mismo su propia biografía?
Un par de editoriales me dieron anticipos para escribir mis memorias; las pensé y devolví el dinero, no quiero ni que me ahorquen si digo la verdad o que se aburran si no la digo. El que quiera divertirse que se compre un mono.
Y ¿se llega a conocer realmente a Raúl del Pozo a través de estas páginas? O ¿vale más por lo que calla que por lo que cuenta?
No sé quién dijo, te cuento mi vida para que no me conozcas. Pero el libro habla del ciruelo del Rey y de otros escándalos que han largado mis amigos. Está narrado por dos grandes escritores. Y según me dicen la historia, engancha.
Toda una vida dedicada al periodismo, ¿se imagina haciendo otra cosa? ¿A qué le hubiese gustado dedicarse de no ser periodista?
Para mí las palabras son novias, su música me envuelve. El periodismo ha dejado de ser el mejor oficio del mundo, amenazado por nuevas mordazas y la hegemonía de las redes. Pero para mí no es un oficio, sino una pasión. Cada día es el primer día. Cuando me ponen un artículo en primera página es como tocar el cielo.
Y en estas décadas de carrera profesional tanto en prensa escrita como en radio y televisión, ¿con qué medio se queda? ¿Cuál prefiere?
Con la escritura, por supuesto. He sido muchos años guionista de radio y sé que con una alcachofa y una voz se puede montar un gran espectáculo. Ahora algunas personas me dicen por la calle “viva el vino” por la sección que hago con Alsina los viernes.
¿Cómo se puede aprovechar las nuevas plataformas tecnológicas? ¿Cree que las redes sociales pueden cambiar el periodismo, para bien o para mal?
Las redes sociales se han convertido en la síntesis y el compendio de la información. Están derrotando a la prensa y a la televisión. Hacen presidentes.
Ha vivido y contado grandes acontecimientos históricos, ¿sobre qué le gustaría escribir? ¿Qué noticia le gustaría poder dar?
Que Madrid, la villa de las siete estrellas, la noble y esclarecida, la capital de la libertad que se ganó en los motines deje de ser odiada por la periferia, que la considera el origen del mal.
Un deseo para Madrid y los madrileños
Que siga el mismo alcalde que es un crack, que la ciudad siga siendo tendencia y moda en todo el mundo. Y que San Isidro, el que inventó la siesta y sacó agua de los pozos, siga en la movida.