Madrid está de estreno. En noviembre la emblemática plaza de España vuelve a la escena urbana y comienza una nueva etapa en la que sus más de 70.000 m2 integrarán todos los modos de movilidad y acogerán un entorno más verde, sostenible y accesible. Una etapa en la que también tendrán cabida las huellas de la historia y en la que la profunda reforma acometida no solo cambiará la fisionomía de la ciudad, sino que además convertirá a este entorno en un nuevo polo turístico.
A partir de ahora, pasear desde la Gran Vía hasta el Templo de Debod, disfrutar de los rayos de sol de la tarde en un enclave único o moverse en bici desde la calle Ferraz a Bailén son solo algunas de las posibilidades de este renovado espacio urbano y uno de los puntos neurálgicos de nuestra ciudad.
Puerta verde hacia el centro de Madrid
El entorno de la nueva plaza de España se configura como un enclave verde estratégico para el núcleo metropolitano gracias al cual se completa el eje de áreas verdes que discurre desde el sur, por los Jardines de Sabatini y la plaza de Oriente, continúa por el oeste, con tres grandes áreas verdes metropolitanas como son la Casa de Campo, el Campo del Moro y Madrid Río y finaliza en el norte con el parque del Oeste. Además, por su ubicación, emerge como la puerta verde de una malla transversal que procede del río Manzanares y que establece un punto de penetración medioambiental hacia el centro de Madrid.
Sostenibilidad y calidad ambiental. Con la mirada puesta en ambas premisas, el remodelado espacio cuenta con más de un millar de nuevos árboles que se suman a los ya existentes. También la nueva configuración del entorno, que prioriza la movilidad peatonal, contribuirá a elevar la calidad en materia medioambiental y propiciará la reducción de la contaminación atmosférica y acústica, así como de las emisiones de gases efecto invernadero y el consumo de energía.
Un espacio para la relación, la estancia o el paseo
Pasear, una charla con amigos, que los más pequeños disfruten de juegos infantiles o simplemente permanecer en un banco, son múltiples las posibilidades de uso que buscamos en el espacio público. En el caso de la plaza de España, la nueva distribución pone el foco especialmente en el carácter cívico de la plaza, concebida para propiciar la relación, la estancia y el paseo. Un lugar al que acudir, por el que transitar, en el que permanecer y en el que desarrollar iniciativas asociadas al disfrute de la ciudad.
Para un mejor aprovechamiento del espacio de la plaza, las actividades se regulan a través del mobiliario urbano. Además, el nuevo diseño contempla el uso integral por parte de todo tipo de personas, independientemente de sus capacidades físicas. Para ello, se han establecido los mecanismos necesarios de forma que los movimientos de personas con cualquier tipo de discapacidad sean seguros.
De Gran Vía al Palacio Real o del Templo de Debod a los Jardines de Sabatini
Potenciar la movilidad peatonal es uno de los objetivos buscados en el proyecto. Para ello, el paso elevado de vehículos construido a finales de los años 60 se ha transformado en una plataforma peatonal que constituye la pieza de conexión que permite generar este sistema continuo de espacios libres públicos.
Precisamente ese concepto de continuidad en el espacio público es una constante desde cualquiera de los puntos que delimitan la plaza y que posibilitará recorridos de una alta calidad paisajística y ambiental. Así, podremos pasear junto al Palacio Real, los Jardines de Sabatini o el Campo del Moro, sin interferencias en el tránsito peatonal. O bien, llegar a Madrid Río, al Centro Cultural Conde Duque o al barrio de la Universidad más cómodamente.
Para hacernos una idea del importante papel que va a desempeñar la plaza de España en los flujos peatonales de la zona, imaginemos que tras un paseo por la calle Gran Vía llegamos a la plaza, desde allí, a través de un camino principal, podremos dirigir nuestros pasos hacia los Jardines de Sabatini y continuar hasta la amplia zona peatonal que hay junto al Palacio Real. Si lo que queremos, en cambio, es dar un paseo por el entorno del Templo de Debod y la calle Ferraz, otra senda peatonal nos permite recorrer la parte sur de la plaza y dirigirnos hacia el templo y esa calle. A su vez, este último itinerario también conecta con la calle Bailen. Además, tanto sobre la trayectoria que conduce a Bailén como la que lleva a Ferraz, se despliegan caminos de segundo orden que alcanzan los cuatro puntos cardinales del ámbito.
Más de tres kilómetros de vías ciclistas para recorrer Madrid en bici
Si en lugar de a pie, preferimos movernos en bici, el nuevo diseño también contempla facilitar la movilidad ciclista y para ello se han implementado más de tres kilómetros de vías de este tipo en calzadas.
Los nuevos carriles ciclistas permitirán, entre otros recorridos, ir de la Cuesta de San Vicente a la Gran Vía a través de un carril bici que discurre junto a la calzada bajo el paso elevado. Además, se han creado casi 400 metros de senda ciclista sobre espacios sin automóviles de forma que se pueda discurrir desde el norte de Ferraz a Bailén. Esta senda, además, mejorará la experiencia en esta clase de transporte ya que está separada de la peatonal por una alineación de árboles y un seto.
Sin duda, para quienes se desplazan en este tipo de vehículos, uno de los grandes atractivos de la nueva plaza será el trazado de estos itinerarios ciclistas que convertirán a la plaza de España en un conector de redes ciclistas, de forma que cualquier movimiento pueda ser recorrido en bicicleta.
El tráfico rodado circulará por el túnel que une Ferraz con la cuesta de San Vicente
La renovación de la plaza de España también incluye novedades importantes respecto al tráfico rodado. De hecho, uno de los cambios fundamentales, en lo que respecta a movilidad, tiene que ver con el ámbito automovilístico, cuyo soterramiento ha hecho posible la gran plataforma peatonal que sirve de nexo con otras áreas verdes de la ciudad.
A partir de ahora, el tráfico rodado de esta zona circulará por el túnel que une la calle Ferraz con la intersección de la cuesta de San Vicente, lo que supondrá una importante mejora en la movilidad de la zona. El túnel resultante de la reforma suma al ya existente, que transcurría entre la calle Mayor y los Jardines de Sabatini, otro tramo que llega hasta la calle Ferraz a la altura de Ventura Rodríguez en su entrada desde el norte y de la calle Luisa Fernanda en su salida desde el sur. El resultado de la unión de ambas partes es una nueva infraestructura subterránea de más de 1,1 kilómetros, así como la conexión con la M-30 y con la Gran Vía.
Una oportunidad para conocer las huellas de la historia de Madrid
Y si la renovación de la plaza de España contribuye a la transformación de la ciudad con la mirada puesta en el futuro, durante los trabajos de excavación para la construcción del túnel Bailén-Ferraz una parte del pasado de Madrid asomó a la superficie. Se trata de las dos plantas del Palacio de Godoy, los contrafuertes de las antiguas Caballerizas Reales, situadas junto a los actuales Jardines de Sabatini, así como los restos del ‘camino de ronda’ del antiguo cuartel de San Gil.
El descubrimiento, no solo se integrará en el entorno, sino que permitirá poner en valor una parte de la historia de la ciudad. De esta forma, tanto ciudadanos de a pie como estudiosos podrán visitar los restos hallados y recorrer el itinerario arqueológico que se sumará a la oferta turística de la ciudad. Además, está prevista la construcción de un Centro de Interpretación de la cornisa monumental de la ciudad, un lugar para explicar y ayudar a comprender la evolución de Madrid, muy cerca del que se considera su origen.