U¿Sabes dónde tendrías que llamar si sospechas que un colmillo de marfil que ves en una tienda es auténtico y no una imitación? ¿O dónde denunciar que en tu calle por las noches hay un exceso de ruido? ¿y si quisieras avisar de que un perro o un conejo que ves en un balcón te parece que está en situación de abandono?  Aunque estas incidencias puedan parecer muy variopintas, todas estarían gestionadas por el mismo servicio: la Unidad de Medio Ambiente (UMA) de la Policía Municipal.

Se trata de una unidad de especialización integrada en la Comisaría de la Policía Judicial que se encargada de la vigilancia para evitar delitos medioambientales y agresiones al patrimonio natural de Madrid. Y ello implica que realicen muchas y muy variadas funciones, algunas de ellas bastantes desconocidas por la ciudadanía.

Servicio policial cercano y ecológico

Para empezar, tal como cuenta uno de sus oficiales, “somos la única unidad del cuerpo cuyos efectivos, todos, se desplazan indistintamente en coche, moto o bicicleta”. “Además -cuenta-, disponer de vehículos todoterreno y de bicicletas hace que podamos prestar servicio en lugares de difícil acceso y que seamos el primer servicio de emergencia en llegar a un aviso, algo importantísimo cuando se trata de un accidente por ejemplo”.

Además, disponen de vehículos 0 emisiones, de manera que son los que acuden a las incidencias en las zonas verdes y parques protegidos de la ciudad.

Desplazarse en bicicleta facilita algunas de las intervenciones de esta unidad
 

La amplia experiencia y pericia que tienen en montar en bicicleta la trasladan a los más pequeños, a través de las clases que imparten en colegios sobre la normativa del uso de la bici en la ciudad. “Lo que más les gusta es que después de recibir las clases teóricas, salimos por sus barrios, uniformados, y hacemos con ellos una pequeña ruta para poner en práctica lo aprendido”, relatan.

Protección de la fauna y lucha contra el comercio ilegal de animales

También son el cuerpo encargado de proteger la fauna de la ciudad de Madrid, lo que implica tanto el rescate de todo tipo de animales que se escapan, se pierden o están heridos, así como de erradicar el comercio ilegal de animales y especies protegidas. Como anécdota señalan que una de las operaciones que pudieron destapar fue gracias a la colaboración de un ciudadano. “Vio en un escaparate un colmillo de marfil que le pareció que podía ser auténtico, y nos llamó. Investigamos el comercio y, efectivamente, estaban vendiendo productos procedentes del comercio/tráfico ilegal de animales”.

Imágenes pertenecientes a intervenciones realizadas por la UMA

 

Pero hay otra cara más amable y es la cantidad de animales que han rescatado. Perros, gatos, reptiles, aves protegidas, tarántulas, y … hasta un cervatillo. “Tenemos tendencia a pensar que solo los perros llevan chips, pero en la Comunidad de Madrid están obligados a llevarlo también los gatos, hurones, equinos, y eso hace que identificar a los responsables sea más sencillo”.

Identificar animales perdidos o recuperar animales en peligro de extinción son otras de sus tareas

 

De hecho, las actuaciones relacionadas con animales, en concreto con los perros, son de las más habituales. “Muchas veces, patrullando, nos encontramos con incidentes relacionados con los perros potencialmente peligrosos (PPP), o nos llama una persona porque pasa algo, porque se han mordido entre ellos, o uno ha mordido a una persona”, explica otro policía de esta unidad. “En estos casos hay que elaborar un informe, ver si ha habido daños, hacer un seguimiento del caso … es una de nuestras actuaciones más habituales”. Algo de lo que se alegran porque, señalan, “hay más sensibilidad hacia el cuidado de los animales” y se nota, “ahora mucha gente llama porque ve un perro que parece abandonado, o porque piensa que un animal está siendo maltratado, algo que hace unos años no ocurría”, explican.

Actuaciones en ruidos y controles alimentarios

Otra de las actividades que realiza esta unidad son las mediciones por la transmisión de ruidos al medio ambiente para determinar que una zona o evento cumple con la normativa. “El festival Madcool -pone como ejemplo un oficial de la UMA- es un evento que puede emitir a la atmósfera una gran de contaminación acústica si supera los decibelios permitidos”. Algo similar a lo que ocurre en otros eventos como la Feria de Andalucía o la zona de ocio veraniega Madbeach. “En estos casos vamos son los sonómetros, medimos y elaboramos un informe, para ver si todo está correcto y si no, indicamos las medidas correctoras que tienen que llevar a cabo”. En esta unidad todos sus integrantes han realizado cursos de formación de sonómetros y son la unidad de referencia en el Ayuntamiento para las mediciones acústicas. “Otras veces -continúa- nos llaman los vecinos que viven en una zona donde existen locales de ocio, porque tienen una sensación de ruido excesivo, y acudimos para ver si efectivamente se están superando los decibelios, y si es así elaboramos un Acta de ruidos y hacemos un posterior seguimiento”.

La seguridad de los alimentos que llegan a nuestra mesa también depende en parte de esta unidad, que realiza controles en el transporte alimentario, muchas veces de forma conjunta con el organismo autónomo Madrid Salud. “Vigilamos que se hace correctamente el transporte, que cumple la normativa, y que se garantiza el adecuado proceso de conservación y refrigeración de los alimentos”, señala un policía.

Ya ven que las funciones son múltiples y variadas, “Eso hace que todos los días sean diferentes -explica un policía-, no hay un día igual porque atendemos incidencias muy variadas, y eso es parte del encanto de este trabajo”, concluye. /