Los parques y jardines de Madrid van a tener papeleras más resistentes, de mayor capacidad —50 litros, frente a los 36 de las antiguas— y, desde el verano pasado, ya cuentan con 5.073 unidades más. En la primavera pasada, el Ayuntamiento de Madrid comenzó a desplegar los sensores inteligentes en papeleras como una acción más, enmarcada en la Estrategia de Sostenibilidad Ambiental Madrid 360. La mejora no sólo se halla en su capacidad de discriminación de los residuos. Las anteriores, al ser basculantes, metálicas y perforadas, no evitaban el vertido de líquidos, a diferencia de las actuales, que sí lo hacen. Y además, ofrecen muchas más ventajas.
¿En qué consiste una papelera inteligente?
Estas papeleras de color verde oscuro han sido bautizadas con el nombre de la diosa que preside la fuente de una de las plazas más emblemáticas de nuestra ciudad, Cibeles. Van ancladas en postes, muros o señales y son totalmente accesibles, pues disponen en el frontal de un sistema de identificación en braille.
La ‘inteligencia’ de esta papelera se debe a un sensor que recoge información que almacena en un dispositivo capaz de detectar si el interior está lleno, además de avisar si se han terminado las bolsas de recogida de excrementos de perro. Todo ello contribuye a una mayor calidad del servicio, optimizando las rutas de recogida de los residuos y a la detección de zonas críticas.
¿Cómo actúa este sensor? Midiendo con un láser infrarrojo la distancia que alcanzan los residuos que arrojamos al interior de la papelera. En este proceso también monitoriza la temperatura de ésta, activándose la alarma y avisando a la plataforma del servicio cuando alcanza el 80 % de su capacidad o cuando la temperatura supera los 70 grados centígrados. Es en ese momento cuando es preciso vaciar la papelera.
Tecnología puntera
El contrato de mantenimiento y lavado de papeleras adjudicado por el Ayuntamiento de Madrid en enero de 2020 a la empresa SULO incluye las prestaciones para el mantenimiento, conservación y limpieza de las 66.334 papeleras con las que cuenta nuestra ciudad, así como la gestión de los 12.000 sensores incorporados y la de las 1.300 papeleras compactadoras solares que se encuentran operativas en Madrid desde julio del pasado año.
El sistema aplicado al tratamiento de estas papeleras se sirve de una tecnología basada en el envío de información de manera periódica sobre sus niveles de llenado. Son 16 lecturas diarias de datos que se emiten en dos momentos del día: el primero a las tres de la tarde y el segundo a las once de la noche.
Este proceso también se encarga de verificar el estado de las baterías para sustituirlas cuando se agotan; si bien cuentan con una autonomía de funcionamiento de cinco años.
Los sensores de los expendedores de bolsas para los excrementos de perro funcionan al detectar que las bolsas se han agotado a fin de proceder a su reposición. La plataforma del servicio recibe los datos correspondientes, lo que ayuda a planificar el trabajo localizando las papeleras sobre las que es preciso actuar.
De esta manera, se aumenta la eficiencia tanto del servicio de limpieza viaria que se encarga del vaciado de las papeleras como del servicio de mantenimiento y lavado de las mismas, a la par que de la reposición de bolsas para excrementos caninos. Con esta tecnología, se podrá conocer su frecuencia de uso, cuáles se llenan antes, en qué zonas pueden hacer falta más, etc. Los sensores irán cambiando de lugar para adecuar la ubicación de las papeleras a las necesidades de la ciudad.
Polietileno, material antivandálico
El material de fabricación de estas papeleras, el polietileno, se utiliza con la finalidad de evitar el vandalismo, pues repele la colocación de pegatinas y la pintura de grafitis.
El polietileno ofrece muchas ventajas al tratarse de un material irrompible, capaz de absorber los golpes y dotado de gran elasticidad. Y muy seguro, pues no genera aristas cortantes. A lo anterior, se suma una característica especialmente deseada para su finalidad: al ser un material no poroso, repele cualquier pintura y acción sobre el mismo, por lo que es antivandálico, minimizando en este caso, los costes de limpieza. Es ignífugo y no requiere mantenimiento, lo que supone una gran ventaja y ahorro de recursos. Además, puede reciclarse indefinidamente.
Estas papeleras inteligentes ofrecen muchas posibilidades, siempre y cuando la inteligencia del ciudadano ponga de su parte, pues no recogen los restos que no hayan sido depositados en su interior. /