La periodista y escritora italiana Oriana Fallaci describía Nueva York como una sucesión de torres y edificios de gran altura que conformaban una gran masa gris y elevando los ojos, podría adivinarse el cielo. Su visión enamoró a una joven corresponsal que ejerció su profesión en el último tercio del siglo pasado y a cuantos leían su descripción de esta ciudad.
Madrid es su contrapunto, porque ofrece la fisonomía de una metrópoli mesetaria, de la que solo quieres despedirte para subir a los cielos. En los meses más cálidos, la luz del sol se proyecta en sus calles, convirtiéndose en uno de los mayores atractivos. Aunque no muy numerosos, rascacielos y torres se muestran orgullosos y conocedores de que esta planicie castellana les permite destacar del resto de edificios que conforman el centro histórico de la ciudad o los barrios del extrarradio.
Una mirada desde el epicentro cultural
Al igual que Felipe II contemplaba desde el Alcázar un enorme espacio natural, la actual plaza de la Armería, que separa el Palacio Real de la Catedral de la Almudena, es un magnífico mirador desde el que se contempla el Campo del Moro, la Casa de Campo y el inicio del monte de El Pardo. Lo que muchos de sus visitantes desconocen es que esta perspectiva decidió que el monarca trasladase la capitalidad de su reino a Madrid porque esos terrenos le permitían evadirse de sus responsabilidades, utilizándolos como zona de recreo y coto de caza.
Como si fuese el reverso de un espejo, el parque de la Casa de Campo devuelve la imagen del palacio y de la catedral desde diferentes enclaves elevados como el mirador sur, junto a la estación del Teleférico, el cerro de Garabitas; el Parque de Atracciones; el lago o los senderos que parten desde las inmediaciones de este embarcadero. Todos ellos ofrecen unas magníficas vistas de ambos monumentos perfilando una línea hasta los edificios colindantes con el parque del Oeste y el barrio de Argüelles.
Si nos desplazamos al barrio de Las Vistillas, junto a la Real Basílica de San Francisco El Grande encontramos un jardín botánico y su mirador, que han logrado su fama por ofrecer algunos de los mejores atardeceres de la zona oeste de la ciudad.
Muy cerca de la plaza de España podemos acercarnos a los jardines que rodean al Templo de Debod. Bajo este espacio se encuentra la estación de tren de Príncipe Pío, el paseo de La Florida y, un poco más alejados, el parque del Oeste o la Casa de Campo.
Una visita obligada para conocer Madrid desde los cielos es la subida al mirador circular del Faro de Moncloa, una torre que fue construida en 1992, año en el que Madrid celebró su capitalidad de la cultura europea. Su acceso se realiza desde un ascensor que se eleva hasta 92 metros de altura y desde el que se vislumbra la ciudad universitaria, el centro histórico, una parte del distrito de Moncloa-Aravaca, grandes espacios naturales e, incluso, la sierra madrileña.
El parque de El Retiro y alrededores
Adentrándonos en el distrito de Retiro, el Palacio de Cibeles posee otro mirador en su torre más alta, desde la que se puede contemplar una de las zonas más visitadas por los turistas con una perspectiva de 360 grados. Para acceder a este espacio es necesario reservar la visita, pudiendo adquirir las entradas en la web de Madrid Destino.
Muy próximo al edificio de Cibeles, desde el conjunto escultórico que corona el estanque de El Retiro, se erige un mirador bajo la estatua ecuestre que Mariano Benlliure realizó en honor a Alfonso XIII. Desde este espacio, que se eleva a 20 metros de altura, se disfruta de unas vistas panorámicas de todo el parque. El Ayuntamiento de Madrid ofrece visitas guiadas en su programa Pasea Madrid.
Los periféricos
En la zona sur de la ciudad, la Cuña Verde de Latina cuenta con diversos espacios en los que se disfruta de magníficos atardeceres. De entre todos ellos, destaca el mirador alto, desde el que se puede contemplar toda la línea del horizonte metropolitana y la sierra de Guadarrama.
Dentro del distrito de Usera, en la cabecera del parque lineal del Manzanares, se eleva un montículo construido para recuperar un espacio natural de lo que fue una antigua escombrera. Este proyecto, conocido como La Atalaya, fue realizado por el arquitecto Ricardo Bofill en forma de pirámide de madera con escaleras laterales. En su cúspide se erige una escultura del artista Manolo Valdés, construida en bronce y acero, que representa a Ariadna, una de las heroínas de la mitología griega. Desde este singular enclave se divisa una gran extensión del parque y unas magníficas vistas de la zona sur de la ciudad.
Dentro del Huerto de la Salud se erige el Silo de Hortaleza, una torre de 20 metros de altura, construida a principios del siglo XX y cuya finalidad inicial era de carácter agrícola. En su época, fue uno de los primeros construidos con hormigón en nuestro país y su planta se diseñó en forma de polígono.
Como equipamiento cultural, en la actualidad tiene un uso polivalente, ya que cuenta con una sala de exposiciones y otra de lectura. Desde su mirador, situado en la parte más elevada, se ven diferentes calles de Hortaleza y de los distritos colindantes, las cuatro torres de la Castellana y la sierra madrileña.
Desde el distrito de Barajas, el parque de Juan Carlos I presenta diferentes puntos de observación que sirven también de miradores, ofreciendo vistas espectaculares de este espacio natural y de algunas zonas de la ciudad.
Últimas actuaciones
En el distrito de Fuencarral-El Pardo, el pasado mes de febrero se inauguró el mirador de Montecarmelo, situado en una zona degradada y cuya parcela ha sido renaturalizada, dentro de la estrategia ‘Madrid, isla de color’ para dotar a la ciudad de zonas verdes y luchar contra la contaminación y el cambio climático. Este espacio cumple un segundo objetivo al diseñarse como una pasarela peatonal que conecta diferentes vías y permite un mejor acceso a las estaciones de Cercanías y de metro.
Con un objetivo similar en la lucha por el cambio climático, en el distrito de Puente de Vallecas, el Ayuntamiento de Madrid está realizando el ‘Itinerario Miradores’ para conectar los diferentes espacios localizados en los parques del cerro del Tío Pío, Azorín, Payaso Fofó y Entrevías, desde los que se observan las mejores vistas panorámicas de la ciudad gracias a la altura de estos emplazamientos.
Este proyecto conecta el norte y el sur del distrito a través de un itinerario peatonal que incluye la remodelación de calles y un mejor acceso a diferentes equipamientos públicos, zonas deportivas, centros educativos y a la estación de Entrevías.