Hizo furor a finales del XIX y principios del XX, gracias en parte a la aristocracia que veraneaba en San Sebastián y lo importó a Madrid. Hablamos del juego de pelota vasca, que hizo florecer en nuestra ciudad un buen número de frontones de los que ahora sólo queda en pie el renovado Beti Jai.
Su singular arquitectura, la afición que arrastraban, hacen merecido este repaso por otra de las páginas de la historia de nuestra ciudad de la mano del Geoportal del Ayuntamiento de Madrid, que ha publicado a través de su canal de YouTube, el vídeo Frontones de Madrid desde la mirada de la cartoteca municipal.
Si hoy vemos multiplicarse instalaciones para deportes hace unas décadas impensables, como el skate o los rocódromos, hubo un tiempo en el que la pelota vasca levantaba pasiones, hacía que se prodigaran las apuestas y provocaba colas de aficionados para ver a los mejores pelotaris del momento. Fue una afición un tanto efímera, que se fue desvaneciendo según avanzaba el pasado siglo, hasta el punto de que, de la treintena de frontones que tenía Madrid, ya solo queda uno en pie, el Beti Jai. Empecemos el recorrido.
Teatros de la pelota
Aquellas construcciones singulares, en un principio muy austeras, se fueron convirtiendo en auténticos ‘teatros de la pelota’, salas multifuncionales, donde se podía en un principio disfrutar de los duelos entre los pelotaris más reconocidos del momento y, posteriormente, de espectáculos de todo tipo para garantizar su rentabilidad y su subsistencia, que, en la mayoría de los casos y desafortunadamente, no resistieron el paso del tiempo.
Los culpables de que la afición se disparase en Madrid fueron los veraneos en San Sebastián de la regente María de Cristina de Borbón, donde ella y la aristocracia que le acompañaba eran habituales de los frontones. La pelota vaca pasaba así de ser casi un juego rural a saltar a la arena de la popularidad nacional.
Nombres como el Frontón Central (Centro), el Jai Alai (Retiro), el Beti Jai (Chamberí), el Fiesta Alegre, el Euskal Jai han quedado en la memoria de los aficionados y de Madrid y en el vídeo del Geoportal podrás descubrir sus emplazamientos y sus diseños.
El Central, inaugurado en 1899 y situado en la plaza del Carmen con vuelta a la calle de Tetuán, era escenario, sobre todo, de la modalidad de ‘cesta punta’. Allí nació el Club de Sport Vasco, cuyos miembros fueron los primeros pelotaris que no eran originarios del País Vasco y Navarra. Desde el principio compaginó su uso deportivo con otras actividades -desde sala de conciertos a escenario de mítines políticos- y con los años albergaría el Circo Americano, el primer Cine Madrid (1925-1932), el Teatro Madrid (1945-1979) para a partir de 1979 volver al cine, en formato de multisalas y como tal permanecería hasta 2002.
En Centro, en la calle del Marqués de la Enseñada, también estaba el Euskal Jai, inaugurado en octubre de 1893.
El primer frontón largo
Ocho años antes de que se inaugurara el Central, en 1891, abría sus puertas el Jai Alai, en Alfonso XII, construido siguiendo el modelo del famoso frontón de verano de mismo nombre en San Sebastián. Fue el primer frontón largo de la ciudad, es decir, el primero con una cancha lo suficientemente larga como para permitir el juego con cesta. Al igual que el anterior, los inicios estuvieron marcados por el éxito, pero el tiempo acabo echándole el cierre.
En Argüelles estaba el Fiesta Alegre, traducción castellana de Jai Alai, inaugurado en 1892, uno de los más suntuosos y elegantes que existieron en Madrid y el de mayores dimensiones, con palco reservado para la Casa Real.
Dentro del gran proyecto urbanístico de Arturo Soria para la Ciudad Lineal no podía faltar un frontón y así nacería el Frontón de Ciudad Lineal que formaba parte del Parque de Diversiones, un recinto recreativo gestionado por la Sociedad de Espectáculos de Ciudad Lineal. En 1912, al transformarse el parque en casino, el recinto del frontón, por su gran aforo (unas 3.600 personas) se utilizó como teatro al aire libre y fue bautizado como Teatro Kursaal.
Y por supuesto, el Beti Jai, en Marqués de Riscal, en pleno Chamberí, denominado en su tiempo como el ‘Teatro Real de los frontones’ y que fue declarado monumento nacional en 1991 y Bien de Interés Cultural en 2011. En mayo de 2015, el Ayuntamiento finalizó el proceso de expropiación y adquirió el Beti-Jai, dando inicio así a los trabajos para recuperarlo sin alterar su esencia. Las obras de rehabilitación finalizaron a principios de 2019 y durante este proceso se realizó un minucioso trabajo de investigación para que el nuevo Beti-Jai fuera lo más fiel posible al original.
Hubo más. Si quieres recorrerlos solo tienes que consultar el vídeo del Geoportal del Ayuntamiento de Madrid.