Una riqueza patrimonial, cultural, paisajística como pocas, concentradas en 190 hectáreas en el corazón de la ciudad, ha sido reconocida por la UNESCO como parte del Patrimonio Mundial. Madrid, sabedora de esa riqueza que encierra el que ha denominado Paisaje de la Luz, llevaba trabajando duro para conseguir un reconocimiento que le ha llegado el pasado domingo, tras el encuentro del 44º Comité de Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Esta importante cita, celebrada en Fuzhou (China), en la que ha participado el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, desde el Museo Nacional del Prado y a la que asistieron también representantes de los ministerios de Cultura y Deporte y de Exteriores, Unión Europea y Cooperación, así como de la Comunidad de Madrid.
Madrid puede, por tanto, presumir ya de tener inscrito en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO en la categoría de Paisaje Cultura, su primer enclave, que comprende el propio paseo -entre Cibeles y Atocha-, todo el parque de El Retiro y el barrio de los Jerónimos. Son 190 hectáreas en el corazón de la ciudad, de las cuales el 75% son espacios verdes.
Luz, razón, cultura y naturaleza
La Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, creada en 1972 mediante la Convención del Patrimonio Mundial Cultural y Natural, recoge los sitios que tienen un valor universal excepcional con el propósito de protegerlos y preservarlos para las generaciones futuras. Actualmente cuenta con más de 1.100 lugares repartidos por todo el mundo, de los cuales 28 son españoles, cifra que sitúa a nuestro país, junto con Italia y China, a la cabeza de la lista.
El paseo del Prado fue el primero de los paseos arb
olados urbanos europeos. Los ciudadanos ya lo usaron desde el siglo XV como lugar de esparcimiento y Felipe II se encargó de acondicionarlo y embellecerlo con árboles y fuentes. Más tarde, se convertiría en un hito urbanístico cuando, con Carlos III, se le sumaron instituciones científicas como el Gabinete de Historia Natural, el Real Jardín Botánico y el Real Observatorio Astronómico para abrir el conocimiento a toda la ciudadanía. Esta planificación inspiró a otros paseos similares en España y en toda Hispanoamérica, como la Alameda de México o el paseo del Prado en La Habana.
La zona atesora una concentración de instituciones excepcional tanto en número, como en heterogeneidad. En ella se encuentran el Palacio de Cibeles, sede del Ayuntamiento, el Banco de España, la Casa de América, el Cuartel General del Ejército de Tierra (Palacio de Buenavista), el Banco de España, el Museo Thyssen-Bornemisza, el Congreso de los Diputados, los hoteles Palace y Ritz, la Bolsa, el Cuartel General de la Armada, el Museo Naval, el Museo del Prado, el Museo Nacional de Artes Decorativas, la Real Academia Española de la Lengua, la Iglesia de los Jerónimos, el Real Jardín Botánico, el Real Observatorio Astronómico, el Museo Nacional de Antropología, la sede del Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, la Cuesta de Moyano, el CaixaForum y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, entre otros.
A ellos se suman la lista de monumentos tan conocidos como la Puerta de Alcalá, las fuentes de Cibeles, Apolo, Neptuno y la de la Alcachofa, el Obelisco a los Caídos o el monumento a Alfonso XII en el estanque del Retiro. Incluye más de 21 bienes de interés cultural y muchos de los fondos y colecciones que contiene son de dimensión universal, como la Real Academia, las obras de Goya, Velázquez, Picasso, las colecciones de láminas y archivo del Real Jardín Botánico o el telescopio Herschfeld.
Prestigio internacional y garantía de legado
Quizá lo que mejor pueda definir este trocito de ciudad que ahora es patrimonio del mundo, es el manifiesto aprobado por el Consejo Cívico Social, para apoyar la candidatura promovida por el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid y respaldada por el Ministerio de Cultura y Deporte. “Madrid tiene en su corazón un paisaje de artes y ciencias, un Paisaje de la Luz’. Un pedacito en el que confluyen memoria histórica “de Goya y de Ramón y Cajal, del Guernica y de la Puerta de Alcalá, de los leones del Congreso de los Diputados y de las leyendas de la Casa de América”, el tesoro de nuestra lengua -Real Academia Española-, “las lentes que nos permitieron estudiar los cielos” (Observatorio Astronómico) y la naturaleza que jalona el paseo y constituye la esencia del Retiro.
Haber cumplido con esta aspiración le supone a Madrid no solo un reconocimiento al valor excepcional de este paisaje y un aumento de su prestigio internacional con las consiguientes repercusiones en el turismo y otras actividades, sino también el compromiso de toda la comunidad para conservarlo para las generaciones futuras.