Foto: Teatro Real. Fotógrafo: Javier del Real

 

“El reconocimiento que recibimos de nuestra propia ciudad es, sin duda, el que más hondo nos llega. Y así ha sido en mi caso”. Gregorio Marañón Bertrán de Lis ha sido reconocido recientemente con la Medalla de Oro de la Ciudad de Madrid. Este abogado, empresario y académico español, madrileño de ‘pedigrí’ – sus cuatro abuelos también lo eran – confiesa su voluntad clara desde bien temprano de crear sus propias raíces en la ciudad de la Puerta del Sol. Conocemos un poco mejor el “Madrid visto por…” Gregorio Marañón.

Gregorio Marañón es en la actualidad presidente del Patronato de Teatro Real, miembro del Consejo de Administración de El Español, presidente del Consejo de Administración de Logista, Universal Music, presidente de Air City Madrid Sur, Fundación Ortega Marañón y patrono de varias instituciones culturales, y durante su vida profesional ha realizado multitud de actividades. Cuando le preguntamos si tiene un “hijo favorito” es rotundo: “Ejerzo cada una de estas responsabilidades, y alguna más, como si fueran únicas. Como a los hijos, se las quiere a todas por igual, pero no al mismo tiempo”.

Madrileño de tres generaciones

Nieto del doctor Marañón, con quien comparte nombre, define así su vinculación con la capital. “Madrid es una ciudad abierta a todos, en la que a nadie se le considera forastero, pero el hecho de haber nacido aquí ahonda el sentimiento de arraigo. En mi caso se da, además, una circunstancia bastante inusual, pues tanto mis padres como mis cuatro abuelos, también habían nacido en Madrid”. Sus primeros recuerdos de niño le sitúan en la Casa de Campo y la Castellana con paseos y juegos.

El Cigarral de Toledo donde pasaba sus vacaciones con sus primos y la familia Marañón es también un referente para él, como lo fue también para su abuelo, el doctor Marañón. “Lo cierto es que yo experimento en Toledo la misma sensación que tuvo mi abuelo. El Cigarral es ese retiro donde siempre encontramos el sosiego necesario para recuperar nuestras fuerzas” dice en referencia a este lugar próximo a la capital.

“Un buen ciudadano que intentó ser siempre una buena persona”

Este hombre de cultura también ha tenido tiempo de contar su historia en sus Memorias de luz y niebla (Galaxia Gutemberg, Madrid 2020). En el acto de presentación del libro su editora, María Cifuentes, dijo de él que practica lo que predica: el consenso y el respeto al trabajo de los demás. “El consenso es consecuencia de una actitud previa que tiende al entendimiento (…) Desearía que el recuerdo que yo deje fuera, ante todo, el de un buen ciudadano que intentó ser siempre una buena persona” nos cuenta Marañón.

Sus memorias comienzan con la siguiente sentencia: El futuro es mi tiempo. El presente es fugacidad y el pasado un espejismo de luz y niebla. Preguntado sobre el pasado, el presente y el futuro de Madrid, el escritor afirma que “el pasado de Madrid arranca con Felipe II y responde a un proyecto de modernidad. Esta modernidad fundacional tiene que actualizarse, siglo a siglo, para no perderse. Hoy, en unos momentos de tanto cambio cultural, tecnológico y medio ambiental, este esfuerzo de modernización resulta imprescindible para que Madrid siga siento la gran ciudad que es”.

Su amor por Madrid es indiscutible. “Siempre tuve clara mi voluntad de permanecer en Madrid y, por ello, desde muy joven, decidí crear aquí mis propias raíces. Los extranjeros que por razones profesionales se establecen durante algún tiempo en Madrid, luego nunca quieren marcharse”.

Vida vinculada al distrito de Chamartín

Su vida ha estado casi siempre vinculada al distrito de Chamartín. De niño vivió en la calle de Serrano, encima de la Tintorería Patón. Casi medio siglo después, en 1991, le compró a José Luis Gómez la casa que había sido del tintorero Patón, en la Cruz del Rayo, y las naves contiguas en las que centralizaba los trabajos de su red de tintorerías. Desde entonces, vive en la Cruz del Rayo, y aquí tiene también tiene su oficina personal. “De todos los barrios en los que he vivido es, sin duda, el que prefiero. Se trata de un apacible ‘pueblecito’ lleno de árboles y pequeños jardines, sin tráfico ni ruido, en el que podemos pasear tranquilamente por las calzadas de sus calles estando en pleno centro urbano”.

El Teatro Real, galardonado en los International Opera Awards

La vida de Gregorio Marañón está plagada de éxitos, a los que este año se suma el hecho de que el Teatro Real de Madrid, institución de la que es patrono el Ayuntamiento, haya sido reconocido como el mejor templo operístico del mundo en los International Opera Awards, los premios más importantes  de este género.

Una vida de trabajo dedicada a varias de sus pasiones y con ‘domicilio’ en Madrid.

 

En breve

 

Cuéntenos por favor qué lugar poco conocido de Madrid compartiría con un turista para que quedase encantado en su primera visita a la capital

 

Le llevaría a los conventos de las Descalzas Reales y de la Encarnación, ambos de Patrimonio Nacional, y, luego, nos iríamos paseando a almorzar a la Tasquita de Enfrente, en la calle de la Ballesta.

 

Su rincón verde de Madrid

 

La Cruz del Rayo, donde vivo, y también El Retiro.

 

Su afición más desconocida

 

Viajar.

 

Un restaurante en Madrid para volver

 

Hay tantos… A los que estoy yendo con mayor frecuencia son O’Pazo y A’Barra.

 

Una ópera imprescindible que ver en el Real

 

Peter Grimes, de Britten, cuando se reponga. Y, ahora, Viva la Mamma, de Donizetti, que nunca se había representado en Madrid.

 

Su puesta de sol favorita, si es de Madrid, mejor

 

Al atardecer, en el Cigarral, todo queda en sombra menos la silueta inmutable de Toledo que refulge de oro y fuego.

 

Una frase memorable

 

“La memoria del corazón es la más segura”, de Albert Camus.

 

Una recomendación de un libro

 

La novela Rodaje, de Manuel Gutiérrez Aragón.

 

Un deseo para Madrid

 

Que termine la pandemia y mantengamos la concordia cívica, tal como preconiza nuestro excelente alcalde, José Luis Martínez-Almeida.