La Sección Canina de la Policía Municipal comenzó a funcionar en 1983 con únicamente seis perros. Fue pionera en España –y una de las primeras a nivel europeo- en adiestrar perros policía. En la actualidad esta unidad especializada está compuesta por 23 agentes caninos, todos ellos calificados de ‘detectores’. Las vías por las que llegan los animales son tres: compra, adopción y donación. “Aunque tenemos la suerte de que, en la gran mayoría de las ocasiones, nuestros perros provienen de donaciones de particulares o adopciones en protectoras”, explica el oficial Fernando Molero.
El periodo de adiestramiento desde que un perro llega a la unidad hasta que comienza a desarrollar su trabajo oscila entre los nueve meses y los dos años. Fernando Molero, adscrito a esta unidad desde hace más de una década, explica que “puede parecer mucho tiempo, pero es que cuando llegan tienen que pasar un periodo de socialización, tanto con la persona que va a ser su guía, como con el entorno en el que va a desenvolverse, que es totalmente nuevo”. “Primero se le enseña la obediencia básica -prosigue el oficial- como sentarse, tumbarse, estarse quieto, permanecer junto al policía… y, posteriormente, se le introduce el entrenamiento de una especialidad: detección de explosivos, de estupefacientes o de rescate”.
La forma de entrenarlos para una determinada actividad es muy diferente. Por ejemplo, en la detección de estupefacientes el marcaje -la forma en la que el perro señala que ha encontrado algo- es rascar el terreno, algo que lógicamente no puede hacer si está buscando explosivos, en cuyo caso el marcaje es sentarse y esperar. Si hablamos de un rescate, el perro ladra cuando cree haber encontrado a alguien. Estas particularidades hacen que formarles en una doble especialidad sea muy complicado, pero el Cuerpo de la Policía Municipal tiene dos perros que son especialistas dobles, algo bastante inusual.
Mejora de las instalaciones para favorecer su bienestar
Estos agentes caninos realizan servicios rutinarios como la inspección de edificios municipales -por ejemplo, examinan el Salón de Plenos antes de que tenga lugar una sesión-; participan en exhibiciones en centros educativos y en diversos actos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, y realizan cerca de 200 intervenciones específicas al año.
Cuando acaban su jornada laboral, los animales necesitan descansar y merecen hacerlo en un espacio confortable. Por ello, hace un par de años el Ayuntamiento llevó a cabo mejoras en las instalaciones de la Sección Canina. Se techaron los patios exteriores de los cheniles –los habitáculos donde duermen- para que pudieran tener zonas de sombra en verano y estuvieran más protegidos del frío en invierno. También se mejoró el pavimento y se compartimentaron los bloques de esta zona, de manera que quedara una amplia área verde destinada al juego.
No obstante, hay animales que no pasan la noche aquí porque se van a casa con su guía. “Intentamos potenciar al máximo el vínculo entre el policía guía y su animal, y muchas veces la relación que tienen es tan buena que los compañeros se llevan al perro a su casa”, señala Molero, quien añade que “y si no es a diario, sí lo hacen en periodos vacacionales largos como Navidad o verano, porque no quieren estar tanto tiempo separados de los que consideran sus compañeros de trabajo”.
Y ¿qué pasa cuando llega la jubilación?
Los canes suelen prestar servicio entre ocho y nueve años, o quizá un poco menos si sus facultades han comenzado a mermar. Llega entonces el momento de jubilarlos y el objetivo es que no acaben en una protectora sino en un hogar.
Hace unos meses el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, y la vicealcaldesa, Begoña Villacís, participaron en la presentación de la campaña ‘Adopta un jubilado’, organizada por la Asociación Héroes de Cuatro Patas, cuyo objetivo es precisamente ofrecer una jubilación digna a los perros que han prestado su servicio en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, en las unidades de policías autonómicas y locales, Protección Civil, Bomberos o empresas de seguridad privada.
En el caso del Cuerpo de la Policía Municipal buscar una familia adoptiva no es necesario en la inmensa mayoría de las ocasiones. Fernando Molero lo explica así: «Los policías guías se suelen quedar con su animal porque, tras años de servicio trabajando juntos, les han cogido un cariño inmenso y son un miembro más de la familia. A veces, cuando esto no es posible, otra persona de la Sección Canina que ha tenido contacto con el animal se lo queda, pero es muy raro, afortunadamente, que tengamos que recurrir a una búsqueda fuera de la unidad para encontrar un hogar a un perro jubilado”.
Para acabar, Molero cuenta que, hace apenas unas semanas, tuvieron que jubilar a un agente canino de forma anticipada: “En un entrenamiento con explosivos una pequeña detonación le afectó a una pata. Se ha recuperado bien de la lesión, pero no puede seguir trabajando y se lo ha llevado su guía a casa”. Pronto será condecorado como agente herido en acto de servicio, un acto al que acudirá y disfrutará con la que ya es su nueva familia. /