Durante la segunda quincena del mes de mayo el bulevar de Peña Gorbea ha sido el escenario de la V Feria del Libro de Puente de Vallecas, un evento que se ha consolidado dentro de la programación cultural de la ciudad y que, en esta edición, ha contado con la presencia de más de 400 autores firmando sus obras.

En continua progresión, esta Feria del Libro se diferencia de otras por su interesante agenda, incorporando recitales poéticos, presentaciones, charlas e, incluso, actuaciones musicales.Pero su mayor apuesta, en las dos últimas ediciones, ha sido incorporar la autoedición de libros en una de sus casetas. Los autores que eligen vender directamente su trabajo literario encuentran aquí una forma directa de entrar en contacto con la comunidad lectora y con otros escritores que muestran interés en esta fórmula.

Carmen Bengoechea Bernal, coordinadora de esta caseta y filósofa de profesión, nos adentra en los secretos de esta forma de publicar, que implica un largo procedimiento no exento de aprendizaje durante todo el proceso.

Carmen Bengoechea, en la caseta dedicada a la autoedición de la Feria del Libro de Puente de Vallecas

Con once libros ya publicados, Carmen ha acuñado la frase “autoedición por convicción” porque esta modalidad es la única que le aporta una absoluta libertad para decidir ella misma cuál va a ser el resultado final de cada título.

Aunque no es una práctica nueva, cree que la presencia de la autoedición en ferias como la de Puente de Vallecas, será un fenómeno en expansión, porque permite a las personas que eligen esta opción, vender directamente su trabajo, entrar en contacto con la comunidad lectora y dar a conocer a otros autores esta posibilidad. Por tanto, su conclusión es que el texto impreso no es propiedad de las librerías y que la autoedición esté presente en este tipo de eventos es una forma de ‘democratizar la cultura’.

La autoedición como proceso creativo

Dentro de las actividades que se han desarrollado en el escenario de la Feria del Libro de Puente de Vallecas, el pasado 21 de mayo, Carmen Bengoechea, entabló un animado diálogo con Pepa Hidalgo, autora de escritura creativa juvenil y también firme defensora de la autoedición.

Para ambas, la autoedición es un proceso creativo único y muy personal, no siendo posible desarrollarlo en otro tipo de producción literaria. Y aclaran la diferencia entre asumir todo el trabajo o delegar el manuscrito a terceros, pagando para que un libro salga a la luz, en cuyo caso, se estaría hablando de una autopublicación.

Tras finalizar el manuscrito, el primer paso es la corrección que bien puede hacerse de forma personal o bien encomendarse a otra persona e, incluso, a un profesional. En el caso de Carmen, ha optado por una lectura cooperativa, analizando y debatiendo línea por línea, si es preciso.

La segunda fase comienza con el diseño y la maquetación del texto, lo que implica la elección de cubierta y contracubierta, fotografías, páginas interiores, tipografía, utilización de recursos gráficos. Para lograr con éxito esta tarea, hay que adquirir conocimientos sobre las normas de diseño editorial e impresión.

Estas pautas variarán, en gran medida, si la edición final es en formato digital, siendo muy recomendable que el documento incluya un sumario cuyos epígrafes vayan vinculados a sus correspondientes capítulos en su interior. Si como producto final se selecciona un audiolibro, la producción es totalmente diferente.

El trámite de los registros

Una vez ha finalizado esta primera fase, absolutamente creativa, es muy recomendable llevarla al registro de la propiedad intelectual, que proporcionará un código para proteger la autoría de la obra.

De forma obligatoria, es preciso acudir al registro del depósito legal, entidad que protege el patrimonio cultural de nuestro país. En este registro, se depositan cuatro ejemplares: uno para la Biblioteca Nacional, otro para la Comunidad de Madrid y los otros dos para bibliotecas municipales, iniciándose así la difusión de masas.

Por último, si se pone a la venta el libro, el Ministerio de Hacienda exige la inscripción de un código ISBN, con el que tiene constancia de la venta de ese título. Además, este número permite la catalogación en bibliotecas y bases documentales.

Tras finalizar estos trámites administrativos, el proceso de la autoedición concluye con la comercialización de libro como producto.