El mercado de siempre, mejor que nunca. Es el mensaje que lanza en redes sociales el Mercado Municipal Las Águilas que este otoño celebra su 40 aniversario. Situado entre Aluche y Cuatro Vientos, en el barrio de Las Águilas del distrito de Latina, llega a la madurez con un 98 % de ocupación comercial, ventas online al alza y planes de futuro que pasan por seguir ofreciendo cercanía, calidad, profesionalidad y todo un mundo de servicios que enriquezcan la experiencia de compra en el mercado de abastos de siempre.
“Los mercados se tienen que modernizar para adaptarse al momento”, cuenta Fernando Gutiérrez, su director-gerente, para quien también es fundamental nutrirse de lo que dice la clientela. “Si quieres mejorar el mercado te debes a las opiniones y propuestas de los clientes”. Él, además, nació en el barrio y conoce el mercado desde sus inicios.
Se abrió al público el 25 de septiembre de 1980 y fue el primer mercado que se alzaba en la capital tras la Transición y uno de los más modernos del momento. Su apertura respondía al deseo vecinal de contar con un mercado de barrio en una zona en pleno crecimiento.
Plaza de abastos con valor añadido
Concebido como un mercado funcional de formas simples y planta rectangular, se construyó en parcela independiente con acceso principal en esquina y una segunda entrada lateral. Además de los puestos interiores distribuidos en planta baja y alta, el mercado se abría al barrio con tiendas a pie de calle en la fachada exterior, una tendencia que había tomado fuerza a mediados del siglo XX. Ya se apostaba entonces por diversificar, sumando a la oferta tradicional de alimentación otros servicios complementarios, señas de identidad que se mantienen a día de hoy.
Dos águilas, que suelen pasar desapercibidas, dan la bienvenida en lo alto de las dos entradas al mercado. La estética colorista de la fachada y la marca del mercado llegarían ya en la primera década de este siglo junto con mejoras en accesibilidad como ascensores y aparcamiento. Hace dos años, en su última remodelación, se hizo una redistribución de los puestos para incorporar una mediana superficie y optimizar la ocupación del espacio.
Compromiso con el medioambiente
Para mejorar la eficiencia energética, este año se ha impermeabilizado y aislado térmicamente la cubierta del mercado y entre enero y febrero se instalará una planta solar fotovoltaica en la azotea para autoconsumo. También está a la última en servicios, en el aparcamiento hay cuatro puntos de recarga de vehículos eléctricos, dos de ellos de carga rápida.
El mercado cuenta con el sello Garantía Madrid que certifica que es un espacio seguro donde se cumplen las medidas preventivas frente al coronavirus: higienización, desinfección… “La gente cuando entra al mercado tiene que ver sitios amplios, luminosos y mucha limpieza”, asegura Fernando, quien explica que, antes de la pandemia, ya tenían un plan con tratamientos ecológicos específicos para cada elemento, desde suelos o baños a cuartos de basuras.
Comerciantes de hoy y de ayer
El Mercado Las Águilas se mantiene fiel a la tradición del mercado de abastos, el de siempre, con producto fresco, de cercanía, de temporada, donde los comerciantes seleccionan el género a diario para ofrecer la mejor calidad-precio. Los puntos fuertes, como en todos los mercados municipales, son servicio, calidad y profesionalidad.
Puestos de charcutería, frutería, carnicería, pescadería, encurtidos … conviven con otros clásicos del mercado como la floristería o el zapatero rápido, donde además de arreglarte el calzado te hacen un juego de llaves al momento. Peluquería, arreglos de ropa, perfumería, bares y churrería, herbolario, joyería, tienda de café… completan los 53 pequeños comercios, la mayoría de tradición familiar.
“Hay todavía seis comerciantes que empezaron con el mercado y puestos que van por la segunda y tercera generación. También hay algún caso en que es el propio trabajador quien se queda con el puesto, cuando se jubila el dueño”, detalla Fernando.
Cultura de mercado
A lo largo de estas décadas, el Mercado Las Águilas se ha consolidado como lugar de encuentro social donde se organizan degustaciones, encuentros con chefs o talleres de cocina. “En Navidad traemos a Papa Noel y a los Reyes Magos para atraer a los niños y que vuelvan a tener cultura de mercado y tenemos acuerdos con los colegios para que vengan aquí a aprender a hacer la compra”, explica Fernando, a la vez que recuerda que, durante los primeros 25 años, “los comerciantes hacían chocolate por Reyes, partían el roscón y en el muelle de carga se repartía a la gente“.
“Intentamos que el cliente se sienta como en casa. Nuestro eslogan es Siempre cerca de ti. Estés donde estés. Siempre cerca de quien nos necesite. Y si no puedes venir, te llevamos la compra a casa”. El mercado se ha embarcado en la compra online y está teniendo “una respuesta espectacular”.
Resiliencia en el mercado
Los mercados municipales se han revalidado como servicio público esencial de abastecimiento durante la pandemia, con sus comerciantes volcados en facilitar la compra al vecindario en condiciones seguras y en poner en marcha fórmulas de entrega a domicilio.
Durante el estado de alarma, en Las Águilas “han abierto todos los puestos de alimentación”. Y desde marzo ya se daba servicio de compra online desde la plataforma de los mercados municipales, Mercado47. Los pedidos, según cuenta Fernando, no solo llegaban del barrio o de zonas vecinas, también compraban jóvenes que viven en otros barrios o fuera de Madrid. “Conocían la calidad del mercado y querían hacerle la compra a los padres”, dice. “Ha sido un aprendizaje y ahora estamos más preparados.”
Lo que comenzó siendo una respuesta de urgencia ante la adversidad es ahora una oportunidad que abre la puerta a nuevos públicos. “Empieza a haber clientes que no conocen el mercado físicamente pero compran online”.
Con ilusión en el futuro
El siguiente paso es hacer el reparto a través de la aplicación Glovo en colaboración con Mercado47. “Vamos a ser el tercer mercado municipal con este servicio, junto con la Paz y Chamberí. Así conseguimos tiempos menores de entrega a domicilio”, avanza. Y quieren contar con taquillas refrigeradas “por si te quieres acercar a recoger el pedido sin que se rompa la cadena de frío”.
Se trata de buscar salidas viables para los comerciantes y satisfactorias para los clientes. Para los mayores de 65 años, “cuando la pandemia lo permita”, van a lanzar una tarjeta de fidelización como mercado piloto junto con el de la Paz.
El futuro, muy unido a la compra online como valor añadido, pasa por que “la gente venga también a disfrutar del mercado siempre que sea posible”.