Barrio de Harlem, Nueva York. Mediados de la década de los 80. Pisa con fuerza el voguing y la escena ballroom, un refugio para las personas LGTBI que en sus fiestas tenían un espacio seguro donde bailar sin ser juzgadas.

En ellas, homosexuales, transexuales, queer, afroamericanos y latinos, muchas veces marginados por la sociedad y por sus propias familias, competían en certámenes por las mejores poses de desfiles de moda y movimientos de baile, inspirados en las modelos de la revista Vogue, como respuesta a su exclusión.

En los 90, Madonna lo dio a conocer mundialmente con su vídeo Vogue. Actualmente, el movimiento, del que puede formar parte cualquier persona, independientemente de su género, raza, orientación sexual, identidad o apariencia, vuelve a vivir un momento de auge en todo el mundo.

Desde hace seis años, en Madrid la llamada escena ballroom ha ido creciendo de la mano de personas como la coreógrafa Silvi ManneQueen, más conocida como Mother Spain. Para esta pionera, organizadora de las primeras competiciones en nuestro país, el voguing es mucho más que una pose o un baile, es también desfilar, lucir un vestuario, la actitud. Es llegar a ser lo que uno quiere ser, una forma de libertad.

“El movimiento -explica ManneQueen- surgió de la opresión, eran personas que no encajaban y crearon un espacio propio. Aunque hoy en día la situación del colectivo LGTBI es más favorable, queda mucho por hacer para que las personas no se sientan juzgadas por vestirse o moverse de determinada manera. En las balls se genera un espacio seguro de comunidad, empoderamiento, reivindicación, visibilidad y aceptación que va unido a todo un proceso creativo en el que cada uno brilla por su talento”.

Una noche para disfrutar

Con el objetivo de dar a conocer a un público más global esta forma de expresión artística, Veranos de la Villa convocó el pasado sábado a las houses españolas (hermandades que practican el voguing) para una kiki ball, como se llama a las competiciones más amateur del colectivo.

Silvi ManneQueen actuó como anfitriona de la velada, que contó también con la participación de invitados de la escena internacional europea. Como commentator (maestro de ceremonias), el holandés Typhoon Angels, inspirando con sus rimas a los participantes y transmitiéndoles torrentes de energía. En los platos, con la música más acorde a cada categoría, el dj parisino Kiddy Smile (aka Keehdi Gorgeous Gucci) y con sus valoraciones (llamadas tens en el argot), un jurado con miembros procedentes de houses nacionales y de Francia.

Madrid como inspiración

Chulapos y chulapas, la movida madrileña, la osa y el madroño de Okuda, que este año ha ilustrado el cartel de Veranos de la Villa, la Cibeles y Neptuno y los gatos y gatas inspiraron algunas de las categorías de la competición cuyo premio era el reconocimiento, prestigio y proyección de la persona ganadora.

Los aplausos y las expresiones de ánimo fueron una constante entre el público congregado en el patio del Conde Duque ante las espectaculares batallas de baile y las imposibles poses de los desfiles de moda en los que participaron 40 personas de siete houses nacionales.

La noche, con todas las medidas de seguridad necesarias por la COVID-19, se convirtió en una velada para la diversión, la creatividad, la libertad y la energía positiva donde todo el mundo fue bienvenido.

*Créditos de todas las imágenes Lukasz Michalak Madrid-Destino