Se cumplen 25 años del estreno de Historias del Kronen, la película de Montxo Armendáriz que se convirtió en todo un fenómeno de taquilla y marcó un hito en la cultura social de los 90. Basado en la novela homónima de José Ángel Mañas, el film narra el verano desenfrenado de un grupo de jóvenes de la llamada la Generación Perdida o Generación X, en el que el Madrid de esa época, sus bares de moda y sus eternas noches son también protagonistas. Veranos de la Villa celebra este aniversario con una proyección única de este título, que podremos compartir con su director y sus actores.
El próximo miércoles, 12 de agosto, en el patio central de Conde Duque volveremos a encontrarnos con las peripecias de Carlos y sus amigos, que en aquel verano del 95 desgastaban sus noches en los garitos de la ciudad sin más objetivo que matar el tiempo. Tienes las entradas ya a la venta. Basta con clicar aquí
Esta descarnada historia sobre la nihilista juventud de esos años logró conectar con el público como pocas y superó con creces las expectativas usuales del cine español. Con un millón de espectadores, se colocó por encima de las grandes producciones estadounidenses del momento y catapultó a sus, hasta el momento, poco conocidos actores, como Juan Diego Botto o Jordi Mollà.
Armendáriz atribuye este éxito al que ya había cosechado antes la novela de Mañas, finalista del Premio Nadal 1994. Y también al hecho de que marcó un punto de inflexión en este tipo de cine. “La película es el reflejo de un sector de la juventud, que consiguió identificar a muchísimos jóvenes e interesar a los no tan jóvenes, quizá porque hasta ese momento no era habitual tratar este tema en nuestras pantallas”.
Veinticinco años después, Armendáriz constata que la ciudad de Madrid y la sociedad han cambiado mucho, aunque en cierto modo somos herederos de aquellos años. “La transformación tanto arquitectónica como social ha sido enorme, pero creo que aquellas características que tenía la juventud de los 90, donde el individualismo y el hedonismo empezaban a convertirse en sus objetivos, se han multiplicado y disparado a través de la redes sociales y del desarrollo tecnológico”.
La celebración del cuarto de siglo del film dentro de la programación de los Veranos de la Villa ha sido comisariada por Márgenes, el festival de cine independiente de Madrid. Su director, Diego Rodríguez, no disimula su entusiasmo por el proyecto. “El éxito fue espectacular, llegó a ir al Festival de Cannes, algo que logran muy pocos títulos españoles, y abrió un camino al cine independiente madrileño”. Pero su interés va más allá de lo meramente profesional. Nacido en los 70, piensa que conmemorar el estreno de esta película es también una forma de reivindicar a toda una generación a la que él pertenece y que siente como ‘injustamente olvidada’. “Fue una época en la que salíamos de las Olimpiadas del 92, de la Expo de Sevilla, en la que todo parecía que iba muy bien, pero luego hubo muchas promesas incumplidas, llegó la crisis económica y todo eso generó una rebeldía, un descreimiento en cierta parte de la juventud que está muy bien reflejado Historias del Kronen”.
Madrid desde un coche por la M-30
A la ciudad que describe el film aún no había llegado la gentrificación. Todavía había muchos madrileños viviendo en el centro y el turismo no alcanzaba ni de lejos las cifras actuales. Los jóvenes de la generación del baby boom llenaban las noches de Malasaña y de otros barrios de moda en ese momento, y esa especificidad del Madrid de los 90 también está contada en el film.
Diego Rodríguez no duda que ésta es una película “muy madrileña”. “El propio Mañas decía que el Kronen era Madrid visto a través de la ventanilla de un coche que circula por la M-30”. El hecho de que fuera en Madrid donde con más intensidad se vivió el estallido cultural de los 80 refuerza su opinión. “Esta historia tenía que estar ambientada en nuestra ciudad porque fue aquí donde surgió La Movida y lo que vino después fue una reacción a este movimiento, que a nuestra generación nos parecía un poco impostado, muy ideologizado, un poco dirigido. No nos lo creíamos mucho y eso hizo que surgiera esa rebeldía, esa desconfianza que se tradujo en parte en lo que vemos en la película”.
“El mañana no existe, Roberto. No lo olvides”
Esta recordada frase de Carlos, el protagonista de Historias del Kronen, da título al proyecto que Veranos de la Villa ha encomendado a la fotógrafa Laura Ortega para confrontar ese Madrid de hace veinticinco años con el actual.
Ortega ha revisitado espacios emblemáticos de la película, como el puente de Juan Bravo, el túnel de Azca o el Teatro Real. También ha retratado a un grupo de jóvenes de la misma edad que tenían los protagonistas del film, con quienes ha establecido un diálogo con la palabra y la cámara sobre sus preocupaciones y alegrías, “sobre el vértigo ante lo que está por venir que se experimenta en ese momento de la vida, entonces y ahora”.
El proyecto está disponible en un fotolibro fanzine descargable en la página web de Veranos de la Villa: https://www.veranosdelavilla.com/es
Y no podía faltar una receta inspirada en el Kronen y salida de los fogones de Miguel Ángel Mateos, del restaurante Raimunda: Tartar de ostras y tuétano de Wagyu.