La temporada de piscinas ya ha comenzado hace unas semanas en muchas piscinas de la ciudad, tanto de verano como para la práctica deportiva. Si estás pensando en retomar tus clases de natación o tu deporte acuático favorito, la guía ‘Actividades acuáticas’ recoge de forma amena indicaciones, consejos técnicos y de seguridad, así como propuestas con los ejercicios a desarrollar para que la reincorporación a la actividad en el agua se realice de la mejor forma posible.

Sea cual sea tu edad, podrás seguir recomendaciones antes de empezar, durante el ejercicio y después de su realización. La publicación aconseja realizar ejercicios preparatorios fuera del medio acuático.

En primer lugar, porque los movimientos son específicos cuando nadas, de manera que si hace tiempo que no lo haces necesitarás ejercitarte progresivamente para volver a la práctica. Además, entrenar al aire libre con ejercicios que imitan los gestos de la natación te sirve como acondicionamiento físico general.

La guía también te recuerda que debes comenzar con calentamiento articular y una suave sesión cardiovascular y que hay que realizar trabajo de fuerza y de coordinación general.

Conviene ponerte metas a corto plazo y así aumentar tu motivación, tanto para conseguir el ejercicio propuesto, como para superarlo. No olvides tampoco que es esencial el control postural y que estamos en situación de pandemia, por lo que debes proteger adecuadamente ojos, nariz y boca, evitar los lugares más frecuentados y mantener la distancia de seguridad con otras personas.

Decálogo

Además de las recomendaciones por cada grupo de edad, aquí van diez consejos generales que debes tener en cuenta:

  1. Asegúrate de tu estado general. En caso de sensación de debilidad o de dolores que, por tu propia experiencia, no consideres inherentes a la realización del entrenamiento, no comiences la actividad, o suspéndela y consulta al médico.
  2. Analiza tus capacidades. Sobre todo tus limitaciones, en la elección de los ejercicios y actividades, adaptando las mismas a tus condiciones, posibilidades y al tipo de deporte acuático que practicas.
  3. Atiende la escucha interior. Pregúntate qué necesitas en cada momento, qué necesita tu cuerpo, cómo te encuentras, cuál es tu estado de ánimo. Si durante el entrenamiento no te encuentras bien o te sientes muy cansado o con ansiedad, baja la intensidad. Se trata de disfrutar haciendo ejercicio.
  4. Empieza poco a poco, desarrollando los ejercicios en la medida de tus posibilidades. El solo hecho de preparar un gesto o una intención por pequeña que sea ya supone una ligera activación de los músculos implicados.
  5. Utiliza el concepto de “rutina” con los ejercicios que te propongas y repítelos durante unos días con el fin de mejorar la ejecución. Es mejor que estar cambiando constantemente.
  6. Hidrátate con frecuencia, antes, durante y después del ejercicio. No esperes a tener sed.
  7. Utiliza los mecanismos de percepción subjetivo del esfuerzo para regularte: en una escala del 1 al 10, siendo el 1 nada cansado y el 10 extremadamente cansado, trabaja sobre sensaciones de 5 o 6, no superando nunca el 7.
  8. Suspende la actividad si sobrepasas este nivel, aunque no hayas finalizado lo que te has propuesto. Descansa lo que creas necesario, entre ejercicio y ejercicio o siempre que lo necesites. Es mejor trabajar a menor intensidad, recuperándote con un descanso, y luego repetir otra serie, que llegar a un nivel de fatiga que te impida continuar o con la que te puedas lesionar.
  9. Utiliza ropa deportiva cómoda, calzado adecuado para una sesión de preparación deportiva al aire libre. Prepárate una mochila con agua, móvil (cargado) gorra, y protección solar, pañuelos o toalla para secarte…
  10. Utiliza información contrastada sobre los ejercicios a realizar que sean enfocados al entrenamiento más adecuado para potenciar tus necesidades con relación al deporte acuático que practicas.

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