Una ciudad recluida tras sus fachadas mientras la solidaridad ciudadana las traspasa día a día. Si algo se resiste a someterse a este mes de confinamiento obligatorio en Madrid es la empatía, la voluntad de ayudar al otro, sobre todo a quienes más directamente está afectando la pandemia: enfermos, personal de emergencias, familias vulnerables y ancianos.

Desde el inicio de la crisis sanitaria, Madrid ha vivido un goteo incesante de pequeñas y grandes iniciativas que, además de contribuir a paliar sus efectos, componen el mejor rostro de esta ciudad, su solidaridad. Desde material sanitario, productos de alimentación y libros hasta ayuda física a mayores para realizar tareas cotidianas, pasando por aportaciones económicas que el Ayuntamiento ha canalizado a través de esta web. Ese podría ser el  resumen de un catálogo de tantos gestos cotidianos, imposibles de relatar pero que tratamos de ilustrarte aquí.

Material sanitario

Nada más habilitar el hospital temporal en IFEMA por parte de la Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento envió 16 respiradores, nueve de SAMUR-Protección Civil y siete de nueva adquisición, a los que pronto se sumaron otros 20 de Ingesport, la empresa que gestiona los gimnasios GoFit. Posteriormente, llegó un envío, mayoritariamente de empresas de distribución, asociaciones y particulares de la comunidad china en Madrid, con cerca de 100.000 mascarillas, 60.000 guantes y 5.000 gafas de protección que se repartió entre la plantilla municipal de servicios esenciales y diversos hospitales madrileños, entre ellos también el de IFEMA. Y más recientemente, ha sido la Fundación Humanitaria A.G.H, de la familia Abelló, la que ha entregado 17 respiradores para los hospitales Ramón y Cajal, Gregorio Marañón y 12 de Octubre.

Alimentos y comidas a domicilio

Los mercados madrileños se unieron  desde el principio para hacer llegar todos los viernes frutas, verduras y productos de primera necesidad a hospitales y residencias. El primer viernes salieron 2.000 kilos, el segundo más de 1.300 y en esa línea han seguido. Junto con la mercancía una nota: “La gratitud da sentido a nuestro pasado, trae paz para el día de hoy y crea esperanza para el mañana. Tus mercados, tus barrios, tu gente.».

La solidaridad no conoce fronteras y el pasado día 7 el alcalde asistió a la recepción de 32 toneladas de pescado congelado, donadas por una compañía murciana, el Grupo Ricardo Fuentes. Los destinatarios han sido parroquias, asociaciones, restaurantes y diversos grupos hosteleros como Hoycosa Gastronomic, Grupo Larrumba o el chef Diego Sandoval, que colaboran en la elaboración de menús saludables para los sanitarios de IFEMA y para la población más vulnerable de los distritos de Centro, San Blas, Tetuán, Villa de Vallecas, Moncloa, Vicálvaro, Villaverde o Latina.

La Mallorquina se ha encargado del postre: 2.000 torrijas donadas que se ha repartido  en comedores sociales, albergues y  familias en situación de necesidad en el distrito de Fuencarral-El Pardo.

También desde el primer momento de la crisis, el Área de Familias, Igualdad y Bienestar Social, empezó a llevar comida saludable a domicilio para 500 niños de entre tres meses y tres años, de los que 450 tenían beca de comedor y otros 50 se incorporaron a la lista, dadas las circunstancias. De nuevo el Ayuntamiento se convirtió en un catalizador de iniciativas de profesionales, empresas y ciudadanos para hacer llegar diariamente comida a quienes más lo necesitan. En colaboración con el Banco de Alimentos, World Central Kitchen, organización solidaria del chef español José Andrés, y miembros del Cuerpo Municipal de Bomberos, pronto empezó a repartir comidas a 50 familias vulnerables residentes en viviendas del sistema de alojamiento alternativo del Área de Familias, Igualdad y Bienestar Social. Los menús, elaborados por World Central Kitchen, consisten en un plato de 500 gr de comida (dos raciones), ensalada, fruta y lácteos.

La Escuela de Hostelería de Santa Eugenia, dependiente del Ayuntamiento, comenzó el pasado día 7 a preparar hasta 10.000 comidas al día para familias vulnerables, elaboradas por World Central Kitchen y repartidas por los bomberos del Ayuntamiento de Madrid.

Además de la comida elaborada, algunas entidades, como El Corte Inglés o Caixabank se han aliado con el Consistorio para entregar 2.500 tarjetas prepagadas (500 el primero, 2.000 el segundo) para la compra de alimentos. El Corte Inglés, además, colabora con el Ayuntamiento en la renovación del material de los centros de acogida para personas sin hogar aportando sábanas, almohadas y productos de higiene diaria. Otra parte importante del presupuesto se está empleando en completar los servicios del pabellón de IFEMA, habilitado para personas sin hogar asintomáticas, con nueva ropa de cama, ropa interior, calcetines y material de ocio y entretenimiento.

Kitchen Consult, una empresa de equipamiento integral para hostelería  ha donado cinco microondas al hotel B&B Terminal 4 para calentar la comida de los sanitarios.

Resistir la convalecencia  leyendo

Un millar de libros, de todos los géneros, de diversos autores, revistas y periódicos  ha sido la aportación de las bibliotecas municipales a ‘Resistiré’, la biblioteca improvisada en el hospital de IFEMA, gracias a la iniciativa de dos enfermeras del SUMMA que, de inmediato, fue apoyada por otros sanitarios y por sus compañeros de SAMUR-Protección Civil. Una de las voluntarias del servicio municipal se está encargando de gestionar esta improvisada y solidaria biblioteca.

Distritos, la solidaridad vive en el barrio

Hay otras donaciones, menos cuantificables pero igual de importantes. Son las del tiempo, la charla, el cuidado, un voluntariado diario y directo. A iniciativas como ‘Adopta un abuelo’, ‘Es el momento de la buena vecindad’ o #YoTeAyudoConLaBasura, lanzadas por el Área de Familias, Igualdad y Bienestar Social, se han sumado las juntas municipales para alentar la solidaridad de sus residentes y llegar así a cada portal, cada escalera y cada hogar.

Solo tres ejemplos: Usera ha lanzado la campaña #Userasolidaria, un espacio de comunicación dirigido a  ciudadanos, comerciantes, empresas y colectivos para canalizar sus iniciativas de ayuda. En Barajas, la junta de distrito y Carrefour se han aliado para repartir cestas de la compra mensuales para 60 familias, dejando la puerta abierta a sumar más hogares. Y San Blas-Canillejas tiene este mes de abril  un presupuesto de 160.000 euros para cubrir las necesidades básicas de alimentación de cerca de 2.000 personas en riesgo de exclusión social que viven en el distrito.

Y una última mención: la acción de asociaciones y parroquias, muchas de las cuales se han convertido en almacenes improvisados de esa solidaridad vecinal. Es el caso de la Parroquia Jesús y María (Aluche), a la que el pasado día 1 llegaron cinco toneladas de alimentos donados por empresas madrileñas para ser repartidos entre las personas más necesitadas.