Nadie nos podía decir hace tres semanas que nuestra vida iba a cambiar de la manera que lo ha hecho. Nadie podía imaginar que nuestras rutinas se iban a romper, que íbamos a vivir confinados y que nuestra salud y la de nuestros seres queridos se iban a ver amenazadas. “Sentir miedo es absolutamente normal. Lo extraño sería que alguien, en esta situación que estamos viviendo, no tuviera una gran preocupación”. Lo dice Eva María Barata, psicóloga de la Unidad de Intervención Psicológica (UPSI) de SAMUR-Protección Civil, que presta asistencia psicológica en las intervenciones que realiza diariamente este cuerpo de emergencias municipal.
“En muchos hogares hay personas que están teletrabajando al tiempo que se ocupan de sus hijos, de los deberes, de mantenerlos entretenidos, de la casa, y todo esto sabiendo que no pueden tener contacto con sus padres o con otros familiares y amigos que quizá sean población de riesgo. En esta situación es muy fácil que aparezcan el estrés y la ansiedad”.
Por todo ello, esta profesional, con más de 18 años de experiencia, recomienda una serie de pautas: “No hay que pensar qué va a pasar porque la incertidumbre puede generar angustia. Hay que centrarse en el aquí y el ahora, en el vivir el día de hoy. Por eso también es importante evitar la sobreestimulación de información. No digo que no haya que estar informado, pero no es bueno estar pendiente de varias redes sociales a todas horas”.
“Lo mejor -señala Eva María- es ocupar nuestro tiempo en realizar tareas placenteras, practicar nuestras aficiones: leer, cocinar, ver una película, escuchar música, pintar. También es especialmente importante hacer ejercicio físico. Elegir una actividad que podamos hacer en casa y dedicarle unos minutos diariamente nos va a ayudar a descargar ansiedad y a disminuir el estrés”.
Además, y a pesar del aislamiento, los especialistas recomiendan no perder el contacto frecuente con nuestros familiares o amigos. “El contacto visual es importante, igual que escucharnos la voz. Ahora tenemos a nuestro alcance la tecnología, aprovechémosla. Establecer videollamadas, comentarnos cómo ha ido el día, qué hemos hecho o qué planes tenemos para la jornada siguiente es una estupenda terapia”.
Cuando se trata de personas mayores
Las personas mayores son una población especialmente vulnerable en esta crisis por razones médicas y porque el aislamiento para ellas puede ser más duro en caso de vivir solas o en una residencia. “No hay que sobrecargarles de información porque darles muchos datos sin explicárselos bien solo contribuye a aumentar su preocupación. Sí debemos asegurarles que tienen sus necesidades básicas de alimentación y medicación cubiertas. Eso les dará mucha tranquilidad”, aconseja Barata.
“Es el momento de decirles que los queremos, que los necesitamos, que estamos a su lado aunque no sea físicamente y, si no tienen móvil, usemos el teléfono convencional. Es importante que escuchen nuestra voz, la de sus nietos, preguntarles qué han hecho durante el día, qué han comido. En definitiva, que nos sientan cerca a pesar de la distancia”, explica la psicóloga.
¿Y qué pasa con los niños?
Los menores tampoco son ajenos a la crisis del coronavirus. Ellos también perciben la alarma social y captan la preocupación de los adultos, de manera que pueden sentir incertidumbre, angustia o incluso estrés.
“Hay que hablarles con franqueza. Cuando son muy pequeños, con cuatro o cinco años, tenemos que adaptar el lenguaje porque es difícil explicarles qué es una pandemia o por qué no tenemos que salir a la calle –detalla Barata–. Les podemos decir, por ejemplo, que fuera hay un bichito y que, si salimos, papá o mamá se pueden poner enfermos y entonces no podrían ocuparse de ellos. Necesitan básicamente saber que tienen a sus progenitores cerca, que les van a cuidar, les van a alimentar, van a jugar con ellos. Cuando son mayores, lógicamente, se les puede explicar de otra manera”.
Para Eva es básico que los menores tengan sus rutinas escolares y de ocio y que diferencien entre fin de semana y días laborables. “Una buena idea –señala– es contarles qué van a hacer durante todo el día, señalarles unas horas de tareas escolares, de tiempo de descanso y de tiempo destinado a actividades placenteras en familia. Puede ser una partida de un juego de mesa, hacer deporte, una manualidad, ver un álbum de fotos… se trata de compartir tiempo todos los miembros de la familia”.
Son pequeños consejos para aliviar la presión psicológica del confinamiento. “No sé si esto nos dejará huellas psicológicas. Habrá que esperar pero, mientras tanto, todos los días nos tenemos que lanzar el mensaje positivo de que esto es temporal, que pasará y que volveremos a recuperar nuestras vidas”.
Escucha aquí los consejos de Eva.