Llega el verano, aumentan las temperaturas y nuestros peludos de cuatro patas también pueden sufrir lo que llamamos un “golpe de calor”. Para entender por qué es tan importante tener un especial cuidado con nuestros perros y gatos en los días de mucho calor hay que saber que ellos, a diferencia de las personas, no sudan, y eliminan el calor corporal de forma muy distinta. Ante un aumento de la temperatura exterior estos animales reaccionan mediante un incremento de la ventilación pulmonar, con movimientos respiratorios frecuentes y rápidos realizados con la boca abierta y la lengua extendida, su nombre técnico es polipnea térmica y su nombre común lo conocemos todos, es el jadeo. Esta forma de regular la temperatura interior no es muy eficiente y puede provocar el temido “golpe de calor”.
Los casos más frecuentes en Madrid se producen cuando se dejan los animales en el interior de vehículos, aunque estos estén parados a la sombra y con las ventanillas algo abiertas. Con una temperatura exterior de 35 grados, un coche a la sombra, tarda solo 60 minutos en alcanzar los 55 grados en los asientos y 75 grados en el salpicadero. A esas temperaturas un perro no puede regular su temperatura corporal y esta aumenta hasta producir un colapso circulatorio.
Tampoco hay que confiarse con dejar a perros o gatos en terrazas o balcones pensando que es mejor para ellos. Con el paso de las horas puede que lleguen a quedarse sin sombra donde refugiarse. Por ello, si nos vamos de casa es mejor tener la precaución de dejarles en un lugar fresco y protegido del sol.
Por otra parte, y aunque las recomendaciones de evitar el exceso de ejercicio en las horas más fuertes de calor son también para las personas, si tú eres de los que sale a correr con 35 grados, recuerda que es muy perjudicial si quieres llevarte a tu perro, ya que él no puede sudar. Y siempre, cuando detectes que el animal tiene jadeo –lo que significa que ha habido una pérdida importante de humedad- hay que proporcionarle agua fresca. Nuestros peludos la van a necesitar.
Si estas precauciones no funcionan, reconocer el golpe de calor en sus comienzos es fundamental para paliar sus consecuencias. El incremento de la temperatura corporal provoca un jadeo cada vez más rápido, realizado con el cuello y la lengua extendidos; en algunas ocasiones se acompaña por un estado de excitación y búsqueda desesperada de respiraderos por los que pueda llegar algo de aire. A continuación el animal entra en un progresivo grado de sopor que termina con la pérdida de conocimiento. La temperatura interna, tomada con un termómetro, alcanza valores superiores a los 40- 42 grados.
Lo primero que hay que hacer es trasladar al animal a un lugar fresco y bien ventilado, mojarle con agua fría y facilitar la evaporación de la humedad del pelo. Si el animal reacciona hay que proporcionarle agua fresca y vigilarlo hasta que vuelva a respirar con normalidad. Si estamos de viaje hay que tener la precaución de no reanudar la marcha hasta pasado un tiempo prudencial, y asegurarse de que la temperatura del coche es la adecuada. Si estamos de excursión mojar a intervalos regulares la cabeza y el dorso del animal.
En el caso de que el perro no reaccione se debe trasladar rápidamente a una clínica veterinaria para iniciar el tratamiento lo antes posible. Durante su traslado, y para intentar rebajar la temperatura, utiliza un tejido húmedo que puedes aplicarle en cabeza y dorso.
¿Y qué pasa con los pájaros?
En el caso de las aves, el sol con aire fresco son las condiciones beneficiosas para su salud. Si tienes balcón o jardín, puedes sacarlos al aire libre para que la luz del sol les ayude a producir vitaminas y contribuya a que las plumas estén sanas. Pero en la época estival hay que tomar precauciones ya que el calor excesivo supone un riesgo para su salud. De hecho, si la temperatura exterior es mayor de 30º C es mejor meterlo en el interior de la vivienda. Si colocas la jaula en el exterior hazlo siempre por la mañana temprano o a última hora de la tarde, nunca te olvides de que la jaula está fuera y puede quedar expuesta al sol fuerte de mediodía. En el caso de estas mascotas podemos detectar que están teniendo un golpe de calor si vemos que mantienen las plumas pegadas al cuerpo, si se mueven inquietos por la jaula de forma nerviosa -están buscando sombra sin conseguirlo- o si respiran con el pico abierto. En ese caso, lo primero que hay que hacer es retírarlo del sol y pulverizarlo suavemente con un poco de agua, no empaparlo de golpe. Si no se recupera, lo mejor es llevarlo al veterinario.
Ya sabéis, las altas temperaturas no son solo un problema para las personas sino también para nuestras mascotas. Con algunas sencillas precauciones conseguiremos que nuestros animales pasen un agradable verano alejados de los peligrosos golpes de calor.