Los profesionales de la biblioteca son los protagonistas de esta hermosa historia que acaba de recibir el premio Biblioteca Pública y Compromiso Social, que concede la Fundación Biblioteca Social, una institución sin ánimo de lucro que trabaja en este campo.
El proyecto surge al detectar la necesidad de lectura de este colectivo, muy sensible, y excluido, por sus circunstancias personales, del uso de las bibliotecas. Está dirigido principalmente a los/as pacientes pero también a sus familiares y al personal sanitario.
Seis profesionales de la biblioteca se han implicado para que la lectura sea uno de los mejores compañeros de estos pequeños y chavales. Comparten con ellos juegos sobre cómo funciona una biblioteca, en colaboración con el colegio del propio hospital. Y también atienden casos individuales, como el que explica el bibliotecario Javier Linares. “En mi primera experiencia tuve que entrar con mascarilla en la habitación de un pequeño que se encontraba muy enfermo. Recuerdo que incluso tenían que anestesiarle. Yo quería salir corriendo, me apuraba mucho la situación. Pero para mi sorpresa, cuando el enfermero le preguntó al chaval si quería interrumpir la lectura dijo que no, que quería seguir”.
El personal sanitario del Hospital defiende los beneficios de esta iniciativa. Pilar Herreros, supervisora de la Unidad de Oncología, sostiene que es muy importante para sus pacientes tener otra vida aparte de la estrictamente sanitaria. “Se trata de que estos niños tengan una vida lo más normal posible y todo lo que puede ayudar a esta normalización es muy positivo ya que contribuye, en definitiva, a mejorar su calidad de vida”
Asimismo, participan en el proyecto otros agentes del mundo del libro, como el Club Kirico, que integra casi un centenar de librerías con el objetivo de potenciar la literatura infantil y juvenil de calidad, y que ofrece libros a los niños del Hospital en función de sus preferencias.
El escritor Fernando J. López se ha implicado en ‘La lectura que da vida’ e imparte a un grupo de adolescentes con patologías psiquiátricas un taller de creación literaria, en el que los chavales encuentran un vehículo para expresar lo que les está pasando y cuáles son sus emociones. Fernando asegura que esta experiencia le cambió la vida. “Siempre he querido ser escritor porque creía que la literatura podía tener un fin social, pero nunca lo había visto de manera tan directa”. Participar en este proyecto también le ha demostrado a Fernando el fin humano y curativo de las palabras. “La lectura y la creación nos permiten sanar heridas, porque nos permiten verlas desde otro lugar y expresarlas sin tener que recurrir a la biografía”.
Actualmente participan en este innovador proyecto alrededor de 75 niños y adolescentes al mes. La biblioteca Eugenio Trías tiene previsto ampliar el programa al personal sanitario, a través de la creación de un taller de lectura, y a los padres de los pacientes, con otro de meditación, entre otras iniciativas.