Madrid no tiene playa, eso ya lo sabemos, pero sí tiene río. Por eso es necesaria la Unidad de Buceo de Bomberos del Ayuntamiento de Madrid. El único cuerpo de respuesta inmediata, que está operativo las 24 horas de los 365 días del año para rescates acuáticos, está formado por 25 buceadores expertos que cuentan con vehículos y material muy técnico.
Desde que la M30 fue soterrada a su paso por el río Manzanares se producen menos accidentes en los que es necesario el rescate acuático de víctimas, pero la Unidad de Buceo de Bomberos realiza otras intervenciones. Se siguen produciendo rescates de personas que caen accidentalmente al agua, de perros y aves que hay que sacar y también de cadáveres que aparecen en pozos, por ejemplo. Los bomberos de esta unidad recuerdan haber buceado incluso en Calle 30 o en un túnel de Renfe tras sufrir inundaciones.
Tienen vehículos especializados para acudir a estas intervenciones así como trajes para aguas contaminadas. Son trajes estancos para que el agua ni siquiera roce a los bomberos aunque pasen horas sumergidos. Casco integral y equipos de comunicaciones y rastreo punteros completan el equipo que utilizan cada vez que son requeridos.
Los rescates se hacen a nado, por lo que es fundamental una buena forma física que consiguen mediante entrenamiento específico. Además, hacen maniobras en el pantano de San Juan y en un vaso de maniobras de 9 metros de profundidad situado en el Centro Integral de Formación de Emergencias.
Origen… en blanco y negro
Para conocer el origen de la Unidad de Buceo hay que viajar en el tiempo hasta 1932 cuando el inventor, Adrián Álvarez de Ruiz, convocó a 15.000 personas en el lago de la Casa de Campo para probar un reciclador de aire para un mini submarino que sumergió en el agua. En previsión de los riesgos que pudieran producirse el Ayuntamiento de Madrid solicitó la presencia de una ambulancia y del Cuerpo de bomberos.
Pero no fue hasta diez años después, en 1942, cuando Jacques Costeau inventó la escafandra autónoma. Entonces un grupo de bomberos empezó a interesarse por su uso y en 1973, y en colaboración con la Federación Española de Buceo, empezaron a realizarse cursos de formación dando lugar a la creación de la Unidad de Buceo.
No siempre se llamó así, al principio, cuando la natación no estaba tan popularizada y mucho menos en una ciudad de interior como Madrid, se les llamaba “el coche de las barcas” porque en la parte superior del vehículo había una barca para hacer los rescates.
Después de más de cuarenta años la Unidad de Buceo es la única de Madrid con capacidad de respuesta inmediata. Colabora con otros Cuerpos como el de la Guardia Civil y han sido reclamados por otras ciudades para actuar cuando ha sido necesario.