A pesar de que las estadísticas son bien claras y dicen que cada vez hay menos gente interesada en decir sí, en el altar, ante un juez o alcalde, en el Ayuntamiento de Madrid celebramos en 2016 un 15% más de matrimonios civiles que en 2015. Durante 2016 se casaron por lo civil un total de 3140 parejas, frente a las 2731 que lo hicieron en 2015. Los distritos preferidos para dar el sí quiero fueron Centro, Arganzuela y Retiro. “Creo que estos datos reflejan las facilidades que hemos introducido en el procedimiento a seguir para poder casarse, como por ejemplo el hecho de poder pedir cita previa a través de la web de forma fácil y accesible” asegura Nacho Murgui, responsable del Área de Gobierno de Coordinación Territorial y Asociaciones y concejal-presidente del distrito de Retiro.
“Casar hace feliz a la gente, por eso es muy importante para nosotros que concebimos la política como una herramienta de felicidad” asegura Murgui. “Cuando casas a una pareja, además de contagiarte de su espíritu de alegría y felicidad, descubres que cada enlace es un experiencia única e irrepetible al concurrir situaciones y personas muy dispares que demuestran lo diversa que es nuestra sociedad”.
Algo más que una boda
Detrás del día a día de la celebración de estos matrimonios civiles, tanto en las dependencias municipales de las juntas de distrito como en los 3 enclaves especiales que forman parte del patrimonio histórico de nuestra ciudad como La Casa de la Panadería, el Centro Cultural Quinta del Berro y los Jardines de Cecilio Rodríguez, afloran emocionantes historias que convierten este momento en algo más que una boda. “Recuerdo –asegura Murgui- haber casado a dos hombres de unos 60 años de edad con una gran emoción en sus rostros que reflejaba el largo camino lleno de obstáculos que habían sorteado hasta llegar ahí. Otro momento inolvidable fue en la boda de dos chicos jóvenes, en la cual durante la lectura del artículo 14 de la Constitución que dice que todos los españoles son iguales ante la ley sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de sexo, raza o religión… uno de ellos fue muy aplaudido al alzar la mano en gesto de victoria. El otro día, casé a dos chavales del barrio, que aunque ya no son tan jóvenes a mí me lo siguen pareciendo ya que hemos sido compañeros de juegos y eso también es muy bonito”.
Además de múltiples anécdotas protagonizadas por los contrayentes, algunas hasta con desmayos que hicieron necesaria la presencia del Samur, otro elemento que define un enlace es el estilo, carácter y personalidad de cada edil. “Hay compañeros que leen algún poema o texto durante la ceremonia –asegura Murgui- yo soy muy sobrio y pudoroso y prefiero ceñirme al guion, dejando estas cosas en manos de algún familiar o amigo”.