La antigüedad y el valor artístico y etnográfico del Teatro de Autómatas le confieren excepcionalidad dentro del patrimonio cultural y teatral madrileño. Desde hace unos días, manos cualificadas están realizando un diagnóstico sobre su estado y lo están poniendo a punto. A buen recaudo en el Circo Price, esta barraca de títeres itinerante que data de los años 30 del siglo XX fue tallada a mano y su mecanismo también es artesanal. Sus 35 actores de madera están deseando que se abra el telón para arrancar el asombro y la sonrisa de niños y mayores.
Pieza a pieza, diorama a diorama, todo su atrezzo –pelucas, vestuario y complementos–, escenarios y maquinaria se ha desmontado para saber lo que está bien y lo que debe pasar por la UVI.
La apuesta del Área de Cultura y Deportes es colgar de nuevo en el Teatro de Autómatas el cartel de ‘Pasen y vean’. Que el público pueda ver al único superviviente en nuestro país de un teatro que ya se ha extinguido, el de una barraca de títeres montada en un pequeño camión Alvia 500 que trotó por ciudades españolas y europeas durante aproximadamente 90 años.
Este tipo de reliquias tiene un gran valor cuando pasan a museos y vitrinas de anticuarios, pero su popularidad, su estado natural es cuando se abre el telón y comienza la función.
35 actores de madera
El Teatro de Autómatas consiste en una carpa portátil, instalada en un camión, en cuyo interior 35 autómatas de madera policromada y tallada a mano son movidos por un motor y un complejo mecanismo de poleas –también de fabricación artesanal–, que ofrece dos espectáculos de animación.
El primer espectáculo corre a cargo de una orquesta de cinco de estos grandes ingenios mecánicos, ‘esculturas en movimiento’ como las definió Decamps, uno de los grandes maestros franceses de muñecos del siglo XIX, interpretando antiguos ritmos cubanos.
El segundo espectáculo está compuesto por doce dioramas con monumentos españoles y diez escenarios con situaciones cómicas de los siglos XIX y XX, desde la comedia de costumbres a la sátira social. Diez escenarios con nombre propio, que son además una muestra del arte popular mediterráneo: ‘Sevilla y olé’, ‘Dulce hogar’, ‘Merlín el encantador’, ‘Kaly musical’, ‘La Romántica’, ‘El Molino Rojo’, ‘Peluquería moderna’, ‘Nuevos ricos’, ‘Circo Price’ y ‘La Solterona’.
Una herencia de todos
Su antigüedad y su alto valor artístico y etnográfico le confieren una categoría excepcional dentro del patrimonio cultural y teatral, de ahí que esté inscrito en el epígrafe de bienes muebles de carácter histórico o artístico del inventario del Ayuntamiento de Madrid.
Es una herencia a los madrileños que el Área de Cultura y Deportes quiere poner de nuevo en funcionamiento para que todos los ciudadanos compartan su valía y, sobre todo, para volver a arrancar el asombro y la sonrisa genuina de niños y mayores.