Son muchos los sucesos que nos han contado sobre la Guerra Civil española, pero la de este médico canadiense, Norman Bethune, y la de los 1.400 voluntarios canadienses integrados en el batallón Mckenzie-Papineau de las Brigadas Internacionales, ha pasado desapercibida para la mayoría de los españoles.
Norman Bethune, en octubre de 1936, abandonó su puesto de Jefe de Servicio del Hospital Sacre-Coeur de Montreal para acompañar de manera voluntaria a las Brigadas Internacionales en su misión de defender la República.
La principal preocupación de Bethune era la socialización de la medicina. Según Marisa Calés, directora de la Fundación Canadá, este médico canadiense fue pionero de la llamada “medicina humanitaria” a la que ocupó toda su vida, poniendo su conocimiento y habilidades al alcance de los más necesitados. Su misión no se limitó sólo a ayudar al bando republicano, sino que también curó a heridos del bando nacional porque, según sus palabras, “no he venido a España a derramar sangre, sino a darla”.
Pionero en medicina humanitaria
Bethune fue uno de los primeros médicos en administrar transfusiones sanguíneas en el frente de batalla y desarrolló la primera unidad médica móvil, así como la organización y el traslado de la recogida de sangre. Tras abandonar España, recaudó fondos para el Servicio Canadiense de Transfusión de Sangre que él había creado. Después continuó su viaje a China, donde ejerció como médico de las tropas de Mao Tse Tung. La falta de equipamiento e higiene le causó la muerte en 1939 al infectarse una herida mientras estaba en medio de una operación.
“La Desbandá”
Uno de los sucesos más sangrientos de la guerra fue “La Desbandá”, en la que alrededor de 100.000 civiles iniciaron la huida por carretera de Málaga dirección Almería asediados por los bombardeos que se estaban produciendo. Unas 5.000 personas perdieron la vida. Bethune tomó parte de este suceso arriesgando su vida. Utilizaba su ambulancia para recoger la las personas que se encontraba en las cunetas de la carretera para llevarlos a su destino.
En palabras de Jesús Majada, comisario de la exposición ‘La Huella Solidaria. El legado del doctor Bethune y la ayuda de los voluntarios canadienses a la Segunda República’, “Norman Bethune fue el primero que ayudó y dio la noticia de lo que estaba sucediendo”, y puntualiza que “gracias a las fotografías que tomó de este suceso hoy en día somos conscientes de lo que realmente ocurrió”.
En Canadá y en China es una figura muy respetada y conocida. Además en este último país es considerado un mito de la Revolución e incluso en el Libro Rojo de Mao Tse Tung hay dedicado un capítulo al doctor Bethune que todavía es estudiado en las escuelas chinas.
Estos días se celebra la exposición “La Huella Solidaria. El legado del doctor Bethune y la ayuda de los voluntarios canadienses a la Segunda República” en el Centro Cultural Conde Duque. La exposición dispone de más de 50 fotografías, acogerá distintas proyecciones cinematográficas, lecturas dramatizadas y debates que ayudarán a conocer y profundizar en la trayectoria vital de este singular médico. Podrá visitarse de 17 de enero al 2 de abril.