¿Dónde duermen los autobuses cuando acaban el servicio? Sabemos que durante la noche, los vehículos de las líneas regulares se guardan en las cocheras de la EMT. Los imaginamos alineados en las dársenas de un garaje gigantesco, pero no imaginamos el trajín que reina a su alrededor durante las horas de la madrugada. La empresa municipal guarda sus casi 2000 vehículos en cinco cocheras, situadas en Fuencarral, Sanchinarro, La Elipa, Entrevías y Carabanchel. Un colectivo de 1200 operarios trabajan durante las 24 horas de los siete días de la semana en lo que oficialmente se llaman Centros de Operaciones. Porque su misión no es sólo albergar los autobuses cuando no están circulando por la ciudad, sino realizar cuantas labores de mantenimiento y reparación requieren para estar siempre en estado óptimo.
Cada día, cuando llega a la cochera el autobús que tomamos para ir a trabajar o visitar otros barrios de Madrid, es atendido por un técnico de avituallamiento que se ocupa de su repostaje, de su limpieza interior y de llevarlo al túnel de lavado para su aseo exterior. Después de este proceso, el coche se va a descansar hasta que, más allá de las cinco de la mañana, su conductora o conductor vuelva a sacarlo a la calle.
Cada tres semanas, el vehículo se somete a una limpieza profunda, que incluye su desinfección. Y cada seis meses pasa por una ITV, supervisada por técnicos ajenos a la empresa. Esta inspección es la única tarea que realiza personal ajeno a la EMT. Porque los Centros de Operaciones cuentan con los medios, los espacios y el personal cualificado necesario para llevar a buen término todas las demás labores relacionadas con la puesta a punto de los autobuses.
Cualquier avería producida en la calle, cualquier rotura en el interior del coche, una abolladura en la chapa, un engranaje que no funciona, una rampa atascada, una rueda que hay que sustituir, todo tiene arreglo y repuesto en estas enormes y bien dotadas instalaciones de la EMT.