La Real Academia de la Lengua define la palabra ECONOMÍA como la administración eficaz y razonable de los bienes; como el conjunto de bienes y actividades que integran la riqueza de una colectividad o un individuo; y como la ciencia que estudia los métodos más eficaces para satisfacer las necesidades humanas materiales, mediante el empleo de bienes escasos. Descripciones arduas e, incluso, aburridas, pero si le ponemos los apellidos de SOCIAL y SOLIDARIA, la cosa cambia, ¿verdad?, porque estamos hablando de otra forma de entender la economía y la empresa –otra forma de producir, gestionar y consumir– más sostenible, transparente y responsable. Nos referimos a un modelo que conjuga rentabilidad y solidaridad, que apuesta por un empleo de calidad, y que refuerza la cohesión social, económica y territorial.

La ESS incluye a cooperativas, entidades no lucrativas, sociedades laborales…, e implica una visión de la empresa basada en el bien común sin renunciar a la eficacia profesional y la sostenibilidad económica. Es una propuesta alternativa al modelo económico productivo dominante basado en la gestión participativa y democrática, el compromiso de las personas con la ciudadanía activa y su implicación con la comunidad, la solidaridad, la responsabilidad social y el desarrollo sostenible. Valores y capacidades que ya se han hecho un hueco prioritario en la agenda del Ayuntamiento de Madrid. Pero ¿cómo canalizar todo esto?, ¿cuál es el siguiente paso?

Esta semana se ha constituido el Consejo Consultivo de la Economía Social y Solidaria de la ciudad de Madrid, presidido por el delegado de Economía y Hacienda, Carlos Sánchez Mato, e integrado por 26 miembros de las tres Administraciones, organizaciones y profesionales del sector y expertos académicos. Un acuerdo de la Junta de Gobierno del Ayuntamiento, que pretende convertir este órgano en un instrumento eficaz para extender entre la sociedad los modelos de empresas que priorizan a las personas sobre el capital y que incorporan los valores de la solidaridad, la corresponsabilidad, el desarrollo sostenible, la participación, la gestión democrática, la responsabilidad social, la cooperación y la producción y el consumo responsable.

En su primera sesión, el Consejo constató que aún existe bastante desconocimiento respecto a la economía social y solidaria en Madrid, tanto por parte de las instituciones como de la población. Otras carencias detectadas son el escaso desarrollo de las empresas del sector en comparación con otras regiones y ciudades españolas, así como la ausencia de relaciones entre el propio Ayuntamiento y las entidades de la ESS.

El Consejo también es consciente de que uno de los principales inconvenientes a los que se enfrenta el sector es la dificultad para encontrar la financiación adecuada a sus necesidades. Por eso, el Ayuntamiento ha planteado una batería integral de acciones específicas a corto plazo:

  • Diseño de un Plan Estratégico basado en la reflexión y el debate sobre la situación y desarrollo de la economía social y solidaria en la capital
  • Foros abiertos: a los dos ya celebrados este año –en el de marzo la alcaldesa, Manuela Carmena, presentó el compromiso municipal por el sector, y el de junio se centró en la financiación– se sumarán en septiembre sendos encuentros en Centro y Villaverde.
  • Apoyo a los proyectos de ESS mediante convenios, avales para conseguir financiación, participaciones directas de capital, convocatorias de ayudas…
  • Dos proyectos piloto en los distritos de Centro y Villaverde
  • La creación de una Oficina de apoyo a la economía social

La implicación y participación activa de todos los miembros del Consejo en su desarrollo y evaluación es fundamental para que Madrid sea, de verdad, una metrópoli con una economía social y solidaria.