Con cerca de medio millón de usuarios al día y 48 kilómetros de recorrido (ida y vuelta con ramales incluidos), el túnel de Calle 30 se ha convertido en el primer subterráneo cardioprotegido del mundo gracias a los desfibriladores externos que llevan desde el pasado mes de mayo los equipos de primeros intervinientes. Son los trabajadores que actúan en primera instancia en el túnel cuando ocurre un accidente y que ahora, gracias a su propia iniciativa y al apoyo de los responsables de la empresa y la colaboración del SAMUR-Protección Civil, proporcionan aún más seguridad a los conductores.
El Desfibrilador Externo Semiautomático (DESA) está pensado para que pueda ser utilizado por personal no sanitario. Y los espacios cardioprotegidos son aquellos que tienen una elevada concentración de personas (aeropuertos, estaciones de tren y metro, polideportivos, hoteles, centros comerciales…) y disponen de estos aparatos, de fácil acceso para los primeros intervinientes ante un paro cardiaco.
Samuel Romero, consejero de Madrid Calle 30, nos ha contado que fueron los agentes de los equipos de intervención los que plantearon contar con esta dotación. Son los primeros que se personan en un accidente en el interior de Calle 30, 80 personas distribuidas en cinco turnos durante los 365 días del año, 24 horas al día. Cada uno de los cuatro equipos (formados por cuatro trabajadores cada uno) dispone desde el mes de mayo de un desfibrilador que, hasta el momento no han tenido que utilizar. La iniciativa se va a extender también a la superficie de Calle 30 en cuanto SAMUR-Protección Civil finalice el periodo de formación.
Si por algo se caracteriza Calle 30 es por la importancia que la empresa mixta otorga a la consecución de la máxima seguridad para usuarios y trabajadores, que rige en el mantenimiento y conservación de las instalaciones. A sus modernos e inteligentes sistemas de suministro de energía, iluminación, control del tráfico, detección automática de incidencias, detección lineal de incendios…, se suman ahora los desfibriladores semiautomáticos.
Este compromiso con la seguridad y con la vida instalando los desfibriladores le ha valido a Calle 30 el reconocimiento por parte del SAMUR-Protección Civil.