Hablar de microrrelatos y no citar el más conocido y prestigioso de cuantos se han escrito en español es difícil. Hablamos de ‘El dinosauro’ (1959), del escritor guatemalteco de origen hondureño Augusto Monterroso, que marcó un antes y un después en la historia del cuento. Sobre esta fábula de 43 letras distribuidas en siete palabras (“Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”) se han escrito análisis metafóricos, lingüísticos y narrativos y se ha glosado, parodiado e imitado infinitas veces en la historia de la literatura.
Un tanto insondable, “El dinosaurio” tiene la virtud de abrir las puertas de la ficción de cada uno de sus lectores. Así es el Arte. Con el propósito de incentivar la creatividad literaria y fomentar la lectura, las Bibliotecas Públicas Municipales del Ayuntamiento de Madrid convocaron el pasado 23 de abril la octava edición del concurso ‘Microrrelatos ejemplares’ con una premisa, el protagonista del minicuento debía ser Miguel de Cervantes y/o uno de sus personajes.
Se presentaron 380 personas y un total de 465 minicuentos, ya que las bases del concurso permitían entregar más de una obra por autor. Se seleccionaron 30 relatos finalistas. Y de ellos, el ganador fue ‘Revolución’, de Raúl Clavero Blázquez. El segundo clasificado fue “El figurante”, de Javier Hidalgo Ramos, y el tercero “Sin Trabajo”, de Jesús Benito Tejero.
Estas tres breves historias de los tres ganadores del certamen, ninguna tiene más de cien palabras, que se publican en este blog municipal son un homenaje a este género literario, el microrrelato y, sobre todo, a las personas que disfrutan tejiendo y destejiendo las palabras.
‘REVOLUCIÓN’, de Raúl Clavero Blázquez, ganador
«Me ha crecido un Quijote en el jardín. Al principio se limitaba a leer los libros que yo le iba prestando, pero muy pronto agotó mi biblioteca y tuve que empezar a alimentarlo con la prensa diaria. Fue un error. Los continuos titulares de corrupción, guerras y des-empleo terminaron por convencerlo de la necesidad de salir a la calle para enfrentarse a los gigantes. Y lo peor de todo no es que su propósito sea inútil, o que me haya pedido que lo acompañe, a modo de escudero, lo peor es que creo que voy a hacerlo.»
‘EL FIGURANTE’, de Javier Hidalgo Ramos, segundo clasificado
«Don Miguel fue siempre encantador conmigo. Cierto es que me dedicó dos palabras en todo el libro: galgo corredor. Pues me ha dolido. Hombre, estírate algo más. ¿Sitio?, había. Hace poco le comenté a un director de casting: “Soy el galgo del Quijote”. “Y yo el escarabajo de Kafka. Ponte a la cola, como los demás”, me contestó. Nadie me cree. Bueno, mi madre sí, pero entiéndeme, eso, ni alimenta el ego ni paga facturas. Al rocín le compensó. Le reconocen por la calle. Viaja. Una novia en cada puerto. Y mira que es feo. Pero la fama, ya sabes.»
‘SIN TRABAJO’, de Jesús Benito Tejero, tercer clasificado
«Nada, no veo nada para usted. ¿Está seguro? Es imposible. Le digo que no. Tengo experiencia como recaudador, marino, soldado, panadero y espía. ¿Cómo dice? Espía. Pues no; no hay nada para su perfil. ¿Es porque soy manco? No, su grado de discapacidad no cuenta. ¿Es porque estuve en la cárcel? Eso fueron las malas lenguas. No tiene nada que ver. También escribo. Tampoco publica. Eso son los malos gustos. ¡Oh! Mire, encontré algo. Hay un puesto de limpiador de aerogeneradores. ¿Y eso qué es? Molinos de viento ¿Le vale? Sea.»