Última parada, Madrid. La capital española es la estación terminal de la línea de ferrocarril más larga del mundo, 13.000 kilómetros que conectan la ciudad china de Yiwu, el extremo oriental de Asia, con Madrid, la punta occidental de Europa. Una recreación del espíritu comercial de la Ruta de la Seda que hace más de 2.000 años vinculó a través del comercio el continente asiático con las civilizaciones de África y Europa. Hablamos de la Nueva Ruta de la Seda, un proyecto transnacional de infraestructuras terrestres y marítimas, cuyas cifras son abrumadoras: agrupa a 75 países que suponen el 75% de la población mundial, el 60% del PIB global y un 40% del comercio en todo el mundo. Una apuesta a 30 años que moverá en los próximos cinco un volumen de inversiones cercano a los cinco billones de euros. Sus objetivos son favorecer el comercio mundial, el turismo, las comunicaciones, el diálogo y los intercambios culturales. Y Madrid se ha convertido en Ciudad Ruta de la Seda al ser una de sus principales estaciones, en realidad es el destino, del itinerario terrestre de Occidente.
La llegada a Madrid hace un año y medio del primer tren de mercancías YXE (Yiwu-Xinjiang-Europa) marcaba un hito en la historia del ferrocarril. Sus contenedores cargados de productos de consumo dirigidos al mercado europeo atravesaron en tres semanas China, Kazajstán, Rusia, Bielorrusia, Polonia, Alemania y Francia hasta la capital. Una alternativa más rápida al transporte marítimo que abre grandes posibilidades para la participación y colaboración, alentando a que las compañías españolas, madrileñas incluidas, utilicen este ‘corredor ferroviario’ para acceder al mercado chino.
Pero el espíritu y el propósito de la Nueva Ruta de la Seda van más allá de las relaciones comerciales, es un encuentro de culturas y civilizaciones que busca el beneficio de todos los que forman parte de esta ‘alianza’.
El Ayuntamiento y Cátedra China han explicado esta semana el proyecto en la Jornada Nueva Ruta de la Seda, “One Belt One Road”, un encuentro que ha reunido a representantes municipales –el concejal de Economía y Hacienda, Carlos Sánchez Mato, ejerció de anfitrión y el tercer teniente de alcalde, Mauricio Valiente, moderó el coloquio y cerró la jornada–, académicos, economistas y miembros de Cátedra China. Las ponencias y el coloquio profundizaron en las vías de cooperación con el país asiático en los ámbitos económico, cultural, turístico y universitario.
Si China ha invitado a Madrid a sumarse a esta moderna Ruta de la Seda al ver en la metrópoli un potencial en todos estos ámbitos, ésta articula y centraliza la situación geoestratégica de España como puerta de acceso a Europa, Latinoamérica y el Mediterráneo, lo que implica a llegar a unos 1.300 millones de personas. ¿Surgirá un nuevo Marco Polo, el viajero más famoso de la legendaria Ruta de la Seda, de esta moderna adaptación de la ruta de las caravanas que unió Oriente con Occidente entre los siglos I a C y el XV?