Mis queridos humanos y congéneres perrunos, os cuento, sin ánimo de ser una pesada, el sentimiento de felicidad que me invade desde que mi queridísimo dueño cumple con unas normas mínimas de urbanidad, que por cierto nos atañen a los dos, consistentes en llevarme a los lugares más adecuados para que deposite mis necesidades y después recogerlas en unas bolsitas de plástico y depositarlas en una papelera. Respiro tranquila porque no queda ninguna huella de suciedad de mi paso por las calles o parques de mi Madrid, haciendo posible una mejor convivencia entre nosotros y los humanos.
Adquirir las bolsitas en los comercios
Para vosotros que sé que os interesáis muchísimo por los animales, os informaré que en muchas tiendas venden bolsitas para nosotros muy baratitas. Esto aprendí con mi propia experiencia. Resulta que en uno de nuestros paseos matutinos mi dueño fue derechito a la papelera expendedora de bolsas y no quedaba ninguna. «¡Pero bueno!, ¿cómo es posible ? ¿Es que no sabe el Ayuntamiento que tiene que reponer las bolsas? ¡Vaya un servicio!» Y en estas estábamos, yo tumbada en la entrada de El Retiro, rascándome la cabeza con la pezuña y aguantando mis deposiciones y él abordando a uno de los operarios de limpieza del parque. «Voy con mi perrita y resulta que no hay bolsas, luego dirán que si no nos preocupamos de mantener limpio el parque». El trabajador de limpieza explicó: «Mire usted, el Ayuntamiento suministra gratuitamente bolsas para la recogida de excrementos, que repone a diario, por cortesía, para facilitar la recogida. Pero en última instancia son los dueños los responsables, al igual que deben encargarse de hacerse con una correa, un bozal y demás necesidades de sus perros». Además, nos comentó, si no recogen las heces les pueden imponer una sanción de entre 751 y 1.500 euros, según la Ordenanza de Limpieza. Tomamos nota de su información. Yo le dediqué uno de mis bonitos ladridos y junto a mi dueño nos dirigimos a uno de los comercios próximos. «¡Por favor, unas bolsas para perros!».
Bolsas biodegradables
Los excrementos caninos son uno de los problemas más importantes que deben abordar los responsables del departamento de Limpieza de Espacios Públicos del Área de Medio Ambiente. Los primeros expendedores de bolsas para la recogida de excrementos fueron los sanecanes , que se instalaron por primera vez en 1991 en el distrito de Chamberí y después en toda la ciudad, siendo sustituidos en la actualidad por 6.000 papeleras expendedoras de bolsas colocadas junto a los parques, solares y centros comerciales, teniendo en cuenta las peticiones de los ciudadanos.
Anualmente se suministra unos 84 millones de bolsas biodegradables para los perros censados actualmente, que son 270.281. La ciudad colabora así con los dueños, pero no les exime de su obligación de llevar bolsas para recoger los excrementos.
Además hay que concienciar a algunos de nuestros ciudadanos para que no cojan más bolsas de las que necesitan para sus perros para utilizarlas en usos no adecuados. Este tipo de comportamientos hace que algunos de los dispensadores estén vacíos a primera hora de la mañana.