Aristóteles distinguía en cualquier drama tres partes: introducción, nudo y desenlace. Con Shakespeare el modelo se supera y divide sus obras en cinco actos: exposición, acción ascendente, el clímax, la caída de la acción y, finalmente, la resolución generalmente con moraleja. Precisamente cinco paradas son también las que hacemos en este paseo por los teatros municipales.
El Teatro Español, cuyos orígenes fue un corral de comedias del barrio de Las Letras, gestiona además tres naves en Matadero, donde acaba de emerger la Nave 16, el mayor centro de experiencias inmersivas de España y el segundo más grande de Europa; y el Price es, tras sus avatares, un referente del ‘mayor espectáculo del mundo’. Un antiguo cuartel militar, el del Conde Duque, es sinónimo de cultura contemporánea y el Fernán Gómez, en la prolongación del Paisaje de la Luz, acoge tres salas bajo la plaza de Colón. La escena infantil tiene su epicentro en dos parques históricos: el tradicional Teatro de Títeres de El Retiro y las nuevas corrientes pedagógicas del Espacio Abierto Quinta de los Molinos. Subimos el telón.
Primer acto. El Español o la introducción
A finales del siglo XVI en la calle del Príncipe, en un terreno baldío por el que campeaban las gallinas comenzó la historia del Teatro Español. En 1592 la Casa de la Villa compró el corral del Príncipe en pleno barrio de Las Letras que sería derribado casi dos siglos después, en 1744, para levantar un nuevo teatro construido a la italiana con el nombre del Coliseo del Príncipe. Tras el incendio de 1802, Juan de Villanueva, arquitecto del museo del Prado, firmó el nuevo proyecto que, durante el reinado de Isabel II, se convertiría en teatro nacional y pasaría a llamarse Teatro Español. Dos años más tarde el Ayuntamiento de Madrid lo recuperó.
Entrar al Teatro Español es meterse en una cápsula del tiempo por su historia, su vida y anécdotas con directores y dramaturgos como Lope de Vega o Calderón de la Barca. Y su afán de renovación. En 2007, abrió las naves 10, 11 y 12 en Matadero. Son las Salas Max Aub, Fernando Arrabal y el Café Teatro.
Y cerca de ellas, en la Nave 16 de Matadero Madrid, se encuentra el mayor centro de experiencias inmersivas de España y el segundo más grande de Europa. MAD (Madrid Artes Digitales) es el futuro del teatro donde el espectador vive la experiencia. Bienvenida nueva era de la producción y exhibición de las artes escénicas en Madrid. Dentro Vídeo.
Segundo acto. La acción y un obstáculo
La plaza de Colón era ovalada. ¿Lo sabías? En la pasada década de los sesenta, la necesidad de agilizar la circulación en ese eje de Prado-Recoletos-Castellana obligaba a una remodelación de la plaza para la cual el Ayuntamiento convocó un concurso de ideas. El proyecto, encargado al arquitecto municipal Manuel Herrero Palacios, proponía aprovechar la zona subterránea que quedaba perdida entre el aparcamiento y el paseo. La adversidad se convirtió en virtud y así, en el subterráneo, vio la luz un teatro, Centro Cultural de la Villa-Fernán Gómez. Hoy, custodiado por Colón y Julia y como una prolongación del Paisaje de la Luz, el Fernán Gómez aúna artes escénicas y espacios expositivos en sus tres salas: Guirau (Teatro), Jardiel Poncela y la de Exposiciones.
El climax es el punto de inflexión de la obra con mayor cantidad de suspense y qué mejor forma de mantenerlo que contarte las cinco vidas del Price. La historia comienza en el siglo XIX con un irlandés, Thomas Price, que llegó a Madrid para llenar la ciudad de ilusión y espectáculo. ¿Cómo? Fundando el Price en el paseo de Recoletos con Bárbara de Braganza, donde en un jardín levantó una pista central que se llenaba de magia y emoción en cada una de sus actuaciones.
Esta fue la primera vida del Price, no la única. Más tarde y, bajo el nombre del Teatro del Circo, se trasladó a la plaza del Rey, donde ahora se ubica el Ministerio de Cultura, hasta que en 1876 otro incendio, como en el caso del Español, acabó con el local. Si algo distinguía a Thomas Price era la perseverancia y rápidamente proyectó un nuevo Circo Price allí, aunque murió antes de su inauguración en 1880. Del nuevo local se hizo cargo su yerno William Parish y en su nueva etapa el teatro alternó los nombres Parish y Price.
Además de dedicarse al circo, el Price acogió durante décadas otros espectáculos como zarzuela, revista, conciertos y deportes como lucha libre o boxeo. Entre 1962 y 1964 se celebraron allí las sesiones de música pop conocidas como Matinales del Price por las que pasó, por ejemplo, Miguel Ríos. Dijo adiós en 1970 y no sería hasta 2007 cuando el Ayuntamiento recuperó el nombre de Teatro Circo Price para el nuevo circo estable de la ciudad, esta vez un teatro municipal en la Ronda de Atocha.
La caída de la acción
¿Sabías que el Conde Duque nació en el siglo XVIII como un cuartel para la Guardia de Corps del primer rey borbón, Felipe V? Lo diseñó Pedro de Ribera y durante el siglo XIX albergó una academia militar, un observatorio astronómico y parte del sistema de comunicaciones de telégrafo óptico, hasta que en 1869 de nuevo el fuego cambió la historia del edificio y marcó el inicio de su decadencia. Hasta tal punto que el conjunto se libró de la piqueta en la década de los 70 del pasado siglo solo porque en 1976 fue declarado Monumento Histórico-Artístico. En 1983 el Ayuntamiento lo convirtió en centro cultural y, entre 2005 y 2011, la rehabilitación integral del Conde-Duque ha reafirmado su identidad como centro de cultura contemporánea, diseñada para apoyar la creación, la difusión y la investigación de los lenguajes artísticos y culturales más actuales. Un lugar de vida, un centro público para difundir y compartir prácticas artísticas y culturales, abierto a toda la ciudadanía.
Último acto. La moraleja.
De las cinco paradas, dos son referentes en la escena infantil. Una nació a mediados del siglo XX y ha acompañado la infancia de varias generaciones. Abuelos que han llevado a sus nietos al Teatro de Títeres del Retiro, igual que sus padres hicieron con ellos y que ellos hicieron con sus hijos. Un espacio con programación todos los fines de semana del año y un festival internacional en verano, ¡FIT Madriz!, que ofrece los mejores trabajos de teatro de títeres, visual y de objetos a nivel mundial.
Y si los títeres toman el Retiro, la creación, el encuentro y el aprendizaje asaltan la Quinta de los Molinos. En el espacio abierto se conoce, se escucha, se participa, se toma conciencia. Los programas están dirigidos a establecer nuestra forma de relación con los creadores (La Quinta en Compañía y La Quinta Crea); el foco de nuestra acción a través de los centros educativos (La Quinta Con-Ciencia) y la escuela de cocina dirigida a adolescentes en situación de riesgo (La Quinta Cocina), como seña de identidad de nuestra forma de mirar, integrar y estar en el mundo.