La movilidad eléctrica (o la ‘electrificación’ de la movilidad) está de moda. Mucha gente habla de ello; muchos sectores económicos e industriales apuestan por ello; se debate en foros y reuniones; ingenieros, expertos, fabricantes, responsables políticos y las propias administraciones públicas trabajan en ello. En el sector de la automoción ha comenzado una verdadera carrera para no perder este tren –nunca mejor dicho– de la electrificación.

Sin ninguna duda, la movilidad eléctrica es una de las soluciones –no la única ni, hoy por hoy, la que está completamente en condiciones de serlo– a los problemas de contaminación acústica y atmosférica de las grandes ciudades. La Empresa Municipal de Transportes (EMT) ha sido pionera, no solo en Madrid sino también en el ámbito nacional, en el ensayo, en la introducción y en el uso en su flota de vehículos de propulsión híbrida o eléctrica pura. Vamos a repasar la reciente historia de la relación entre electricidad y autobuses de la EMT.

Esa historia comienza en los albores del siglo XXI, allá por mayo de 2000, cuando la EMT incorpora a su flota convencional el Mercedes Cito, un midibús de 8 metros, equipado con un sistema híbrido (diésel-eléctrico) de transmisión. Doce años después, en 2012, llegarían a las calles de Madrid los autobuses híbridos que actualmente prestan servicio en las líneas 41, 50, 75, 119 y 247 de la empresa municipal: el Castrosua Tempus (enchufable) y el Tata Hispano TML Híbrido, propulsados por un sistema híbrido eléctrico y de Gas Natural Comprimido (GNC).

Entre ambos momentos, y en el transcurso de los últimos 17 años, la EMT no ha dejado de participar en proyectos nacionales e internacionales de investigación en este ámbito ni ha dejado de ensayar la movilidad eléctrica y probar los diferentes vehículos que la industria fabricante ha producido, ya sea de forma experimental o de forma comercial.

El verdadero hito del proceso de ‘electrificación’ llega en 2008, cuando la EMT se convierte en la primera gran empresa española de transporte urbano en incorporar una flota de vehículos propulsados eléctricamente al servicio regular de viajeros. En ese año, la EMT pone en marcha dos líneas urbanas, la M1 (Sevilla-Embajadores) y la M2 (Sevilla-Argüelles), equipadas con minibuses eléctricos, los populares Tecnobús ‘Gulliver’ de fabricación italiana. Los pequeños ‘Gulliver’ –conocidos popularmente como ‘pitufos’ por su pequeño tamaño y su color azul– han recorrido 1,3 millones de kilómetros en los últimos ocho años y han transportado más de 3 millones de viajeros.

En las últimas semanas, la EMT está realizando pruebas con dos modelos de autobús eléctrico: el Irizar i2E y el BYD K9C. Estas pruebas servirán como referencia para la inminente convocatoria del concurso para la adquisición de 30 autobuses y 18 minibuses eléctricos durante 2017 y 2018. Entre 2019 y 2020 se prevé incorporar otros 40 autobuses eléctricos de modo que a finales de 2020, la flota de la EMT alcance los 78 vehículos de propulsión eléctrica.

Además, la EMT se ha implicado en numerosos proyectos nacionales e internacionales tendentes a implantar tecnologías de propulsión y tracción eléctrica en los autobuses urbanos, entre los que destaca la colaboración en el proyecto ZeEUS (cuyas siglas en inglés significan “Sistema de autobuses urbanos con cero emisiones”) y la participación en el proyecto “Electrobus” auspiciado por el IDAE (Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético). En la última década, diversos minibuses, midibuses y autobuses eléctricos han pasado por las pistas y bancos de pruebas de la EMT: BYD K9 (dos versiones en 2012 y en 2017); Irizar i2E (dos versiones, en 2014 y en 2017); EPT Horus (híbrido, en 2011); Foton (en 2012); King Long I12 (en 2014); Solaris Urbino Electric y Taewoo Eurabus (en 2015); EvoPro Modulo (en 2016), entre otros.

En las próximas semanas, nuevas unidades eléctricas podrán ser vistas en las instalaciones de la EMT y algunas de ellas en la calles de la capital. No quedan aquí los esfuerzos municipales en esta materia. La EMT ya está trabajando en la puesta en marcha de una línea eléctrica con carga mediante sistema de inducción y prevé remodelar y modernizar completamente la cochera de La Elipa para convertirla en el Centro de Operaciones ‘eléctrico’ de la empresa municipal.