Hasta el próximo 1 de octubre está abierta la convocatoria del Premio de Encuadernación Artística 2021 de la Imprenta Municipal-Artes del Libro, unos galardones que cumplen su cuarta edición con el objetivo de reconocer y fomentar la actividad artística y creativa de la encuadernación, en especial, a través de la encuadernación contemporánea.
Este año se premiarán las tres mejores encuadernaciones artísticas de un ejemplar de la obra Monumentos de Madrid, de Francisco Baztán, en la edición de 1959 realizada por el Ayuntamiento de Madrid.
En el IV Premio de Encuadernación Artística puede participar cualquier persona mayor de edad que sea autora de trabajos de encuadernación artística y manual. Tan solo debe cumplir unos requisitos: presentar, antes del 1 de octubre, un solo trabajo con estilo y técnica libres y que no haya sido premiado anteriormente en otro concurso.
Un jurado valorará las obras que forman parte del concurso, teniendo en cuenta tanto el proyecto artístico como la calidad de su ejecución. Así, en relación al trabajo técnico, se tendrá en cuenta la elección, características y aplicación de los materiales; la proporción y conjunción de pliegos; la apertura, funcionalidad y cosido de la obra; el volumen de la misma; la protección de la encuadernación y el acabado general. En referencia a la parte artística, contará la originalidad de la idea y la aportación plástica que cada autor realice a la misma.
Del análisis del jurado saldrán las tres mejores producciones, cuyos autores recibirán un premio dotado de 6.000, 4.000 y 2.000 euros, respectivamente.
Un oficio milenario con vocación de futuro
Según la definición de la RAE, encuadernar tiene por objeto coser o pegar las hojas o pliegos que han de formar un libro u otra publicación y ponerles cubiertas o tapas. Dicho de este modo parece una labor nimia y sencilla, un trabajo secundario al servicio del impresor, el gran protagonista junto con el escritor, en la elaboración de un libro. Pero nada que ver con la realidad, porque una buena encuadernación puede revelar mucho del valor que puede tener un libro.
El proceso de encuadernación de un libro tiene su parte de utilidad práctica y funcional en el sentido de que se realiza para aglutinar un conjunto de hojas dispersas y hacer más fácil su manejo y que el ejemplar esté protegido de cara a su conservación y también tiene un componente artístico.
Seguro que muchos de nosotros hemos dicho o escuchado alguna vez “este libro es una joya”. Tal afirmación puede tener un sentido figurado cuando se refiere a algún ejemplar cuya historia engancha al lector desde la primera línea o literal, en el caso de aquellos libros que pueden considerarse casi obras de arte, en los que hay un cuidado trabajo de impresión y encuadernación detrás, donde no se ha escatimado ni en la calidad de los materiales ni en las técnicas empleadas.
Con las nuevas tecnologías, la elaboración de publicaciones se ha transformado completamente. Y no solo porque el libro impreso tenga que competir con el libro en formato electrónico. La mecanización de los procesos también ha provocado que la encuadernación de creaciones haya dejado de tener ese aire de oficio delicado y artesanal.
Por suerte, aún existen profesionales que destinan horas de trabajo a ‘vestir un libro’, porque esta es una labor pausada, y a reivindicar el valor expresivo y emocional del libro impreso y de la combinación del papel, el texto y la imagen.