Los madrileños vivimos rodeados de árboles y estamos acostumbrados a disfrutar de un vasto tejido verde que nos ayuda a reducir los efectos del cambio climático. Podemos presumir de ser una de las ciudades más arboladas con dos millones de ejemplares, de los cuales más de 260.000 están en alcorques en las calles.

Para mantener esta cubierta vegetal se realizan diferentes plantaciones, ya sea por la creación de nuevas zonas verdes o por los planes de regeneración arbórea. El Ayuntamiento de Madrid dispone de viveros propios desde hace más de 200 años con el fin de proporcionar árboles adecuados para estas actuaciones. Estas instalaciones están repartidas  entre la Casa de Campo, Migas Calientes y Estufas del Retiro.

De las 17 hectáreas del Vivero de la Casa de Campo salen cada año 4.000 árboles adultos y 150.000 arbustos, destinados básicamente al Plan de Plantaciones de Zonas Verdes y del Viario que se realiza entre el 1 de diciembre y el 30 de marzo. En la presente campaña, la mitad de los ejemplares que se plantarán procede de las instalaciones municipales y la otra de viveros comerciales.

Estos ejemplares, con perímetros superiores a 14 cm, están adaptados a las condiciones climatológicas de Madrid, con inviernos duros y veranos muy secos, gracias a su cultivo en el interior de la propia ciudad, en las proximidades de Madrid Río. Cada árbol es cultivado unos cuatro años de media en el vivero antes de ser plantado en su ubicación definitiva.

Las labores que se realizan en los viveros son continuas y meticulosas. Primero hay que preparar el terreno esponjando y nivelando la tierra con varios pases de tractor con distintos aperos. Una vez la tierra tiene la textura y tempero (grado de humedad) adecuado se realizan los surcos de plantación, se ponen tutores y malla anti roedores a los ejemplares para protegerlos y se les aporta riego por goteo.

Un ejemplo del esmero con el que se preparan las plantas en el Vivero Casa de Campo es el amplio espacio que se dedica a cada árbol. Los cuadros de cultivo tienen un marco de 1,80 m para que no haya competencia de luz, agua  y nutrientes y los troncos cojan mayor calibre y las copas estén mas desarrolladas.

Tareas anuales y de temporada

Hay labores que se realizan todo el año y otras que son específicas de cada estación. El mantenimiento anual consiste en la plantación de estaquillas, el pinzado y la poda, la colocación y el atado a los  tutores y protectores, el repicado en macetas, la limpieza de hierbas, abonado, cuidados fitosanitarios, fertirriego, mezcla de sustratos para contenedores, etcétera.

En otoño e invierno, cuando se ha caído la hoja, se pueden extraer los árboles de los cuadros y se introducen en las macetas para estar un año más en contenedor. Cada temporada se preparan de esta manera unas 2.000 o 3.000 unidades.

En primavera salen los brotes y las hojas de los árboles, por lo que los jardineros están más pendientes de los riegos para que los árboles no se malogren. Cuando llega la época estival se presta todavía más atención al riego y a la limpieza de hierbas, pero sin dejar de realizar tareas de poda y repicado. También se pueden pasar árboles a contenedores más grandes aprovechando el momento de parada vegetativa a mitad del verano.

Los cultivos están repartidos entre especies frondosas, coníferas, palmeras, arbustos, frutales y aromáticas. Los árboles más empleados son plátano de sombra, arce, almez, árbol de los farolillos, peral, fresno, liquidambar y sophoras. Entre los arbustos destacan aligustres, abelias, hiedra, cotoneaster, durillos, escalonias y boj, mientras que las aromáticas más comunes son lavanda, tomillo, romero y santolina.

En los viveros madrileños se ensaya continuamente con nuevas especies, pero en el caso de los árboles hacen falta cinco años para conocer su adaptación y las posibilidades de introducción en los parques y jardines. Se denominan variedades o cultivares y se suelen utilizar para conseguir troncos más rectos, copas que ofrezcan más sombra u hojas con un color más interesante.

Los terrenos municipales también acogen los árboles que tienen que entregar los particulares o las empresas previamente a talar uno de su propiedad, ya que es requisito indispensable para obtener la licencia de tala. Este es un aspecto desconocido por los ciudadanos, que viene recogido en el artículo 209 de la Ordenanza General de Protección del Medio Ambiente Urbano y que señala que deberán reponerse un mínimo de ejemplares igual al de los años que tuviera el árbol afectado y con las características que defina el Departamento de Parques y Jardines.

La magnitud de las instalaciones del Vivero Casa de Campo se corresponde con el trabajo que se realiza en ellas. Destacan los 62.130 metros cuadrados de tierra para el arbolado; 8.230 m2 acolchados para producción de arbustos; 8.915 m2 de plataformas para cultivo de arbolado en contenedor o 1.327 m2 de umbráculos y túneles de cultivo para la aclimatación de las jóvenes plántulas. También cuenta con un invernadero de 732 m2 para la propagación de esquejes bajo ambiente controlado y 656 m2 de cajoneras para reproducción en el exterior.