El Capricho comenzó a escribir su historia en el siglo XVIII cuando los novenos duques de Osuna adquirieron una finca en la Villa de La Alameda, actualmente perteneciente al distrito de Barajas, que representa el mayor ejemplo de villa suburbana y de jardín paisajista del siglo XVIII en España.

Gracias a la duquesa de Osuna, María Josefa Pimentel, este parque se convirtió en una joya oculta que ha llegado hasta nuestros días. Su objetivo era crear un espacio que reflejara el arte, el refinamiento y las tendencias europeas de la época, para lo cual se inspiró en estilos paisajísticos cercanos como el inglés, francés e italiano.

Rodeada de los mejores jardineros, arquitectos, escultores y escenógrafos de ese momento, ordenó construir un paraíso que combinaba jardines geométricos, estanques, templetes y hasta un laberinto vegetal. Artistas ilustrados construyeron pabellones, trazaron recorridos, dispusieron láminas de agua y crearon estancias para conseguir aunar belleza, grandeza y singularidad y representar para el espectador, la fiesta, el juego, el amor y los trabajos de la naturaleza. Se desarrolló así un programa cultural que hizo de este espacio de Madrid uno de los puntos de reunión y encuentro más frecuentado por personalidades, intelectuales y artistas.

Tras su muerte, el parque sufrió años de abandono, hasta que ya en el siglo XX, más concretamente en el año 1974, el Ayuntamiento de Madrid adquirió este espacio y comenzó a invertir en su restauración para devolverle su encanto inicial. Este hecho marcó un hito: El Capricho dejaba de ser un lujo privado para convertirse en un espacio de ocio para todos los madrileños y madrileñas.

Durante estos 50 años, han sido varias las inversiones realizadas por el Consistorio para la recuperación de las joyas arquitectónicas que posee este parque. El objetivo de este año es terminar la rehabilitación del Palacio de los Duques de Osuna y convertirlo en un museo dedicado a la historia del parque y la figura de la duquesa de Osuna.

Palacio de los Duques de Osuna
Palacio de los Duques de Osuna

Patrimonio natural y artístico

Las características naturales y artísticas del jardín El Capricho, permiten disfrutar de un entorno lleno de sensaciones y colmado de historias en cada uno de sus rincones.

Desde el punto de vista de su protección, El Capricho reúne las declaraciones de Jardín Histórico, Jardín Artístico y Bien de Interés Cultural. A lo largo de su recorrido se encuentran las edificaciones denominadas como caprichos. Es el caso del Abejero ―un pabellón donde se contemplaba cómo vivían y trabajaban las abejas―, el embarcadero, la ermita, el fortín, el Casino de Baile o la Casa de la Vieja, una casa de labranza que representaba la vida de las clases populares. El palacio albergó un majestuoso comedor, una biblioteca y las alcobas, decoradas con obras de importantes artistas, entre ellos Goya.

En lo que concierne a su patrimonio natural, destaca la importancia que tiene el agua en el jardín, a través de sus estanques, albercas, fuentes y cascadas. Por encima del resto, son puntos de obligada visita el arroyo, que recorre la finca de norte a sur, y la ría, que inicia su trayectoria en el Casino de Baile, se ensancha en el lago y finaliza junto al fortín.

Su vegetación se caracteriza por los bosquetes de lilos y de árboles del amor. En sus praderas y paseos sobresalen notables ejemplares de robles, pinos, fresnos, cipreses, tejos y cedros, entre otros. También destaca el laberinto localizado junto al jardín bajo, realizado con laureles. Esta riqueza vegetal permite albergar una fauna variada con aves como el mirlo, la paloma torcaz, el petirrojo o el ruiseñor.

Así, visitar este parque se convierte en algo más que pasear por un simple jardín. Es entrar en un mundo donde la naturaleza y el arte se fusionan, dando forma a ese lugar de ensueño que la duquesa de Osuna diseñó como un auténtico capricho para los sentidos.

No te pierdas la oportunidad de vivir esta experiencia y visita los horarios de apertura fines de semana y festivos en el siguiente enlace. /