Y llegó el día o, mejor dicho, la noche. Una noche donde la expectación alcanza su punto álgido microsegundos antes de los primeros acordes. Hablamos de Algo inesperado, un concierto gratuito con artista sorpresa que en esta edición de Veranos de la Villa se desveló ayer, a las 21:30 h, en el Patio Central del Centro Cultural Condeduque. Los años anteriores fueron los artistas Vetusta Morla, Morgan, María José Llergo, Carolina Durante,  Kiko Veneno y Mala Rodríguez.

Ariel Rot anoche en el concierto de ‘Algo inesperado’ de Veranos de la Villa

Con estas referencias, las entradas, las cuales podían descargarse desde el pasado lunes, se agotaron en menos de diez minutos. Esto no es más que una muestra de cómo algo, en principio inesperado, acaba convirtiéndose en uno de los eventos más ansiados y emblemáticos de nuestros ya veteranos Veranos de la Villa. Así, el Conde Duque tuvo el honor de ser el escenario de un vibrante concierto a cargo de un maestro del rock en nuestro país. Hablamos, nada más y nada menos, que de Ariel Rot, quien ha formado parte de dos de los grupos más importantes de la música en español. En Tequila, de 1976 hasta 1983 y, posteriormente, de Los Rodríguez, hasta 1996, junto a Andrés Calamaro. Tras la separación de estos últimos, emprendió su carrera como solista, trayectoria que ha compaginado hasta nuestros días con otras facetas como la de colaborador radiofónico o presentador del programa musical Un país para escucharlo.

Días antes del concierto de ayer pudimos conversar con él sobre esta curiosa experiencia, así como acerca de su extensa trayectoria y la influencia de nuestra ciudad en su música. El polifacético artista, icono del rock ya desde finales de los setenta, nos confesó que no vive éste como un mero género musical sino como «una cultura y un lenguaje». Nos comentó también que, si no existiese el rock, le hubiera gustado ser un buen músico de jazz. «Lo que pasa que eso requiere de mucho trabajo y yo siempre fui muy vago», bromeaba entre risas con su habitual sentido del humor.

Preguntamos sobre cómo se sentía ante la expectativa de tocar frente a un público al que iba a sorprender. «Me encanta, me quita mucha presión, en primer lugar, porque tocar en Madrid siempre es un acontecimiento importante y el hecho de que la gente no lo sepa y sea una sorpresa aligera un poco esa presión», respondió Ariel con su característico acento porteño.

El artista argentino eligió abrir el concierto de ayer con la canción El vals de los recuerdos. En ella nos habla de cómo un dos de agosto de 1976, con tan sólo 16 años, tuvo que emigrar a nuestro país junto a sus padres y hermana, la conocida actriz Cecilia Roth, debido a la complicada situación que atravesaba su país natal en aquella época. «Después de muchos años de sentirme muy temeroso, llegué a Madrid y, de repente, respiré libertad. Sentí que podía ir por la calle y reírme y vivir la calle como se vive en Madrid, como se vive en España en general. Sentí que era una ciudad muy lúdica y sigue siendo así», nos explicó al preguntarle cómo se sintió al llegar a la ciudad.

Hoy en día, tras más de cuatro décadas en Madrid, lugar donde ha desarrollado una prolija carrera musical, era difícil que ayer fuera su primera vez en el Conde Duque. De hecho, nos contó que tiene muy buen recuerdo de este singular espacio, tanto de su paso por el escenario como formando parte del público. «Vi allí a Ray Charles, un músico emblemático, fue algo muy importante para mí», nos comentaba emocionado.

La misma emoción con la que nos habló sobre su concierto más emblemático en la ciudad y dónde «realmente explotó todo» con Tequila, allá por el año 1978. «Fue cuando se hacían los conciertos en el parque de atracciones. Los domingos a la mañana. Se hacía el Gran Musical, que lo hacía los 40 Principales. Ahí fue la primera vez que respiramos un éxito repentino y muy masivo, estaba desbordado completamente el auditorio del parque.  Creo que es un concierto que mucha gente recuerda y que para mí fue histórico», nos explicaba.

Madrid, Madrid, Madrid

Así, para Ariel, Madrid no es una ciudad cualquiera, sino que se mueve por ella como un vecino más. «La gente me parece muy friendly. Es una ciudad en la que enseguida te sientes bien, en la que te ves bien recibido», destacó. «Me gusta el dinamismo que tiene la ciudad. Todo el tiempo están pasando cosas nuevas», añadió. Sin embargo, le entristece que los «bares se hayan dejado llevar por la modernidad, o hayan tenido que hacerlo». Añora esos bares viejos «de toda la vida de Madrid donde todavía servían las cañas en vasos pequeños y donde la decoración era totalmente casual y mostraba un poco el alma de sus propietarios».

Cartel de la campaña promocional del centenario de la Gran Vía

Durante su larga trayectoria ha reflejado su Madrid particular en varias de sus canciones e interpretaciones. Como cuando en 2010, durante el centenario de la Gran Vía, reinterpretó junto a Bimba Bosé y The Cabriolets el chotis Madrid para una campaña de promoción turística de la ciudad. «Han sabido aportar a este tema musical tradicional y con un fuerte sabor castizo, un toque moderno y vanguardista que refleja el dinamismo, la fuerza y la vitalidad de Madrid, una ciudad que nunca deja de ofrecer novedades a sus ciudadanos y visitantes», explicaba el Ayuntamiento de Madrid en una nota de prensa de aquella época.

Otros ejemplos que demuestran la especial querencia del cantautor por esta ciudad son, además de la ya citada El vals de los recuerdos, canciones como Bruma en la Castellana, La ciudad no tiene fin o Geishas en Madrid, entre otras. «Está dedicada a cómo se vivió Madrid en los 80. El espíritu de esos años salvajes, y divertidos también, está muy bien imprimido ahí en la canción», nos contaba de esta última. En cuanto a Bruma en la Castellana, es una canción que adora. «La letra no es mía.  Es un texto que me dio Moris en los años 90 pero que él lo había escrito en el año 79, que es cuando escribió todo un álbum que se llama Fiebre de vivir, dedicado a las impresiones de un poeta argentino llegando a Madrid. Es un disco que recomiendo muchísimo. Para mí es una joya. Tuve la suerte de poder colaborar, tocar en ese disco.»

Una vida dedicada al rock

El éxito le llego de manera repentina siendo muy joven. «Tanto Tequila como Los Rodriguez fueron un poco producto del azar. A mí me gustaba el rock y para mí mi sueño era poder tener una guitarra, un amplificador, un lugar y una banda con la que tocar», rememoraba de aquellos tiempos. Tras la disolución del grupo en 1983, Ariel volvió a Argentina, donde se dedicó durante un tiempo a hacer música para publicidad en la productora de unos amigos y «simplemente algunos fines de semana nos juntábamos con Andrés Calamaro y salíamos a tocar, sin demasiadas pretensiones, al menos para mí».

Más adelante, regresó a Madrid y «ahí sí tomamos la decisión de armar un grupo y establecernos porque en ese momento eran los noventa. Los grupos estaban en un momento muy potente».  Era el inicio del mítico conjunto Los Rodríguez. «Los comienzos para mí siempre son maravillosos, casi mejor que después el desenlace», explicó. No obstante, en este caso el despegue fue más lento de lo esperado y eso «desgastó mucho a la banda y fue uno de los motivos por los cuales el grupo duró tan poco», reveló.

Tras el desenlace de Los Rodríguez, Rot decidió emprender una carrera en solitario con el álbum que lleva por título ‘Hablando solo’. Baile de ilusiones es la canción más popular de este disco. No obstante, Ariel opina que es Vicios caros la que mejor ha aguantado el paso de los años a nivel musical ya que «es una grabación muy inspirada, muy exquisita».

Roth es un enamorado de Madrid
Rot es un enamorado de Madrid

El año pasado se cumplieron 25 años de lanzamiento este disco, motivo por el que inició una gira donde reúne a la banda original que le acompañó en 1998. «Fue un encuentro en lo musical, y en lo personal, maravilloso. Nos volvimos a encontrar en otro momento de nuestras vidas, pero seguimos siendo los mismos. Una banda cinco años girando es una de las relaciones más cercanas, más intensas y verdaderas que puede haber. Mereció la pena que hayan pasado 20 años sin juntarnos para poder vivir ese reencuentro» nos confesó de una manera muy sincera.

Preguntado por el denominador común de su trayectoria profesional como guitarrista, cantante, compositor y presentador, entre otras, nos explicó que lo que une todas estas facetas es «la comunicación». «Ahí radica quién es un buen músico y quien no, no en la técnica, sino en quién tiene algo más interesante que comunicar y lo comunica con sus herramientas para poder emocionar, hacer reír, poder contar una historia», valoró.

Al hilo de esto, uno de sus últimos proyectos fue el programa musical Un país para escucharlo. «La televisión es un medio que nunca me atrajo para nada, pero sí que es cierto que, cuando me plantearon cómo iba, sentí que era un lugar donde yo no tenía que ceñirme ni a un maquillaje, ni a un traje, ni a un guion. Donde yo podía simplemente ir como alguien inquieto y curioso a hablar con músicos que me interesaban. Entender y aprender qué es lo que hacían» destacó de esta experiencia. «Y aparte la posibilidad de poder tocar con todos ellos. En un año toqué con cientos de artistas y aprendí un montón de canciones sobre la marcha. Fue una experiencia en todos los sentidos maravillosa» añadió agradecido.

Para terminar, Rock and Roll Tour es lo que nos ofrece ahora en verano. «Espectáculos más populares, más para todo el mundo, con un estilo más roquero y con temas más conocidos» nos explicaba sobre esta gira estival. Así que antes de acabar vamos todos a bailar un Rock and roll en la plaza del pueblo, a ver si así conseguimos sobrellevar Mucho mejor este caluroso agosto.

Y si estás por Madrid este verano, no olvides consultar en este blog todos los planes culturales y de ocio que la ciudad tiene para ti.

 

Distintas imágenes del concierto ‘Algo inesperado’

En breve

Viene un amigo a pasar unos días en la ciudad, ¿Qué plan le organizarías?

Por supuesto incluiría la parte cultural, es obvio. Pero lo que a mí me encanta cuando viene alguien es hacerle una especie de recorrido que va justamente desde el Conde Duque hasta, digamos, puede terminar incluso en el barrio de Salamanca, en la calle Serrano y toda esa zona. Pero básicamente mi zona favorita es Conde Duque, Dos de Mayo y Chueca.

Tu barrio favorito de Madrid

Aunque me he mudado, Malasaña sigue siendo mi barrio. Mi primera casa comprada fue en la calle de la Palma.

¿Qué conciertos celebrados en Madrid recuerdas especialmente?

El del 82 de los Rolling Stones, que fue la primera vez que los vi en el Calderón y el de James Brown en el rocódromo.

¿Existe un sonido Madrid en la escena del Rock de nuestra ciudad?

Yo creo que lo hubo y que hay todavía gente que recoge el testigo. Si tengo que pensar en una banda de rock madrileña pensaría en los Burning. Para mi fueron ellos los que mejor representan lo que fue ese sonido en ese momento.