Con casi cuatro décadas de vida -esta es la trigésimo novena edición-, Veranos de la Villa es una cita madura, consolidada plenamente en el calendario de la ciudad, esperada con expectación por los madrileños y disfrutada con sorpresa por muchos de los visitantes. A lo largo de 53 días, del 5 de julio al 27 de agosto, cultura y arte se despliegan con más de 200 actividades por 29 escenarios en 12 distritos. Es un programa pensado para todos los públicos, todos los gustos, todos los bolsillos -más del 50 % de las propuestas son gratuitas- porque en Madrid el verano nunca se disfruta solo.
Es el cuarto año consecutivo que Ángel Murcia, vasco de nacimiento, madrileño de adopción, afronta el reto de dirigir los Veranos. La ‘locura’ de la primera edición, con la pandemia y el confinamiento sembrando incertidumbres sobre la cita, le curtió para años futuros, hasta el punto de que hay pocos momentos en los que se le encoja el estómago, si acaso unos días antes de la presentación. Encajar “el Tetris de la parrilla de la programación” es un reto que le sigue fascinando. “Eso lo tengo claro porque hay ítems que siempre debes tener en la cabeza: que cada semana haya programación para todo el público, danza, teatro, música, actividades de calle, adultos, niños, gratuitas, de pago”.
Con esa afirmación define claramente la esencia de los Veranos: espectáculos de calidad, pero también participativos, de todos los géneros, para todas las edades y gustos, inclusivos, seguros, con artistas consagrados y emergentes, que ponga en valor el patrimonio arquitectónico y cultural de la ciudad… En definitiva, satisfacer a un público “que, en Madrid y más en verano, es disfrutón”.
El cartel de Amanda Portillo es otro buen apunte de lo que depara esta edición. “Siempre hemos incluido iconos arquitectónicos en los carteles, pero faltaban las ‘cuatro torres’, modernas, pero ya clásicas en la fisonomía de la ciudad”. Ahí están este año, junto con una escalera que hace realidad ese ‘De Madrid al cielo’. Y es que Veranos arranca este año en el cielo. Será los días 5 y 6 de julio con Sylphes, un espectáculo de la compañía alicantina Aerial Strada que, con el hilo conductor de Las cuatro estaciones de Vivaldi, combina ballet aéreo a 35 metros de altura, acrobacia y la música en directo de la Orquesta Sinfónica Verum.
Actividades para vivir
Este año Veranos sigue esas líneas que vienen siendo su seña de identidad: una fuerte apuesta por la presencia internacional, con China como país invitado y producciones de otros diez países; la suma de nuevos espacios, como el Hospital del Niño Jesús, por ejemplo, que “ponen en valor el patrimonio cultural de la ciudad y su carácter abierto” o más colaboraciones de entidades del tejido cultural, como es el caso de la Fundación Antonio Gades.
Pero hay un propósito que tras el confinamiento se ha hecho más nítido, y es el deseo de participar que tienen los espectadores, ese gusto por no solo ver, sino también por ser, por formar parte de… Por eso, cada vez es más frecuente incluir propuestas singulares, experiencias que trascienden a la contemplación para convertirse en vivencias. Es el caso, por ejemplo, de Soñar el circo, una invitación a formar parte de una velada en el circo cuando ya se ha acabado la función y dormir en familia bajo la carpa. “Estoy convencido que los niños que lo disfruten no lo van a olvidar nunca, pero los padres tampoco porque habrá sido una experiencia única”, dice Murcia.
Más ejemplos de esa línea: Chulaporama, una iniciativa de la compañía suiza Panorama Kino Theater que, del 10 al 13 de agosto, en la Plaza Mayor ofrecerá dos pases (19:00 y 20:45 h) y en la que el propio público es parte integral de la historia.
Pequeños, grandes orgullos
Una de las cosas de las que más orgulloso se siente Ángel Murcia es de las ‘grandes composiciones’ que incluye el programa, como el Ballet Nacional de España, cuya única cita este año en nuestro país es precisamente Veranos (del 2 al 5 de agosto); la Compañía Nacional de Danza de Portugal (28-29 de julio), que nos trae dos propuestas, una de un coreógrafo portugués, otra, de un italiano o la Orquesta y Coro de RTVE (21-22 julio), que viene con El barberillo de Lavapiés “un pedazo de función”, coincidiendo con el bicentenario del nacimiento del maestro Barbieri.
Lo mismo sucede con la Orquesta Juvenil de la Sinfónica de Guangzhou (23 de julio), con sus más de cien integrantes en el Patio Central de Conde Duque, o esa ‘traca final’ que este año corre a cargo de los violonchelistas italianos Giovanni Sollima y Enrico Melozzi, que invitan el 27 de agosto en el parque Tierno Galván a un centenar de violonchelistas de todos los países, generaciones y carreras a tocar juntos, como ya lo hizo en Tokio, Dubai e Italia.
“Es un orgullo porque traer estas composiciones en esta época es muy difícil, primero por el gran número de integrantes, la dificultad de reunirlos en verano… y luego porque tenemos que vérnoslas con otras entidades culturales muy potentes que también apuestan por ellas”.
Otro de esos pequeños grandes orgullos es haber seguido incorporando espacios a la programación. Es el caso del Hospital del Niño Jesús, donde, del 21 al 23 de julio, se puede participar en el proyecto Radio-grafía (s), una ruta guiada y dramatizada, resultado de un laboratorio teatral creado e impulsado en 2021 por neuropediatras de este hospital y artistas profesionales. “Es una historia preciosa que parte de la idea de utilizar las artes escénicas con fines terapéuticos”, explica.
Y la Residencia de Estudiantes, otro de los iconos madrileños, que acoge este año Raquetistas, (19 y 20 de julio), una propuesta de la compañía vasca Kukai (Premio Nacional de Danza), que recupera la memoria de mujeres deportistas pioneras entre los años 20 y 40 del siglo pasado. Madrid fue uno de los focos más importantes para las raquetistas, y el frontón Beti Jai en Chamberí, su templo. Danza, canto en directo, proyecciones y el testimonio directo de mujeres que fueron raquetistas y sus familias, ayudadas por la narración de Anne Igartiburu.
Pero su “niña bonita”, como dice, es el Claustro del Pozo del Instituto de San Isidro que, con esta, lleva ya tres ediciones. “Lo descubrí porque es el sitio donde voto y pensé que era perfecto, un espacio patrimonial donde el espectador percibe el valor y el peso de la piedra, pero, además, tiene una energía increíble porque, al ser un centro docente, se palpa que está vivo, no es solo un espacio de museo”. Este año acoge, del 18 al 20 de agosto, El Amor enamorado, firmada por uno de sus alumnos más antiguos, el gran Lope de Vega, y La vida chulapa, a cargo de la Orquestina MadriZ, un monólogo musical que irá descubriendo la historia de los iconos del casticismo madrileño.
Mezcla de creadores
Otra de las líneas maestras de la programación de estos Veranos de la Villa es la mezcla de creadores, “que siempre dependen unos de otros” y cuyo resultado es tan apreciado por el público “por lo que supone de interconexión de culturas, enriquecimiento, de aportar otras miradas, de ver las cosas de otra forma”, explica Murcia.
Buen ejemplo es el protagonismo de China como país invitado en un año en el que se cumple el medio siglo del inicio de las relaciones diplomáticas con España, y en cuya programación se incluye la actuación de la Orquesta Juvenil de la Sinfónica de Guangzhou que en su repertorio del 23 de julio mezclará desde piezas de compositores chinos hasta del mismísimo Falla.
O In your face; Chicano Art After C.A.R.A, la continuación de Chicano Art: Resistence and Affirmation, la histórica muestra organizada en Los Ángeles en 1990 y que contó con los más importantes autores y colectivos artísticos mexicano-estadounidenses de 1965 a 1985. Se podrá ver en la Serrería Belga, otro espacio incorporado el pasado año, a partir del 6 de julio. Desde escultura a fotografía, pasando por grabados, pinturas y técnicas mixtas, la muestra visibiliza el encaje de los artistas en otras sociedades y la riqueza que aporta esa fusión.
Y como siempre no pueden faltar los ‘clásicos’ del festival, como la música en Conde Duque, ‘Los sonidos en el patio’, la sorpresa de ‘Algo inesperado’, el festival de la Sub-25 (25-30 de julio), el ciclo de ‘cine caliente’ en La Bombilla… son tantos que te lo iremos desgranando en entradas sucesivas para que no te pierdas nada que no quieras.
Te damos tres apuntes más. El programa de cine se ve enriquecido con dos paseos cinematográficos, gracias a la incorporación de Madrid Film Office: uno por el Madrid almodovariano (8, 15, 22 y 29 de julio) y, ya en agosto, los días 5,12,19 y 26, otro por el Paisaje de la Luz donde descubrirás emplazamientos de películas como Manolo, guardia urbano, Las chicas de la Cruz Roja, El día de la bestia o El tiempo entre costuras.
Para participar y aprender, los talleres de la Fundación Antonio Gades que, coincidiendo con el 50 aniversario del estreno de Bodas de sangre, impartirá Stella Arauzo, directora artística de la compañía para profundizar en su estilo, composición y dramaturgia y acceder así al conocimiento de este repertorio universal. Serán el 16 y 17 de julio, dos días antes de que la Compañía Antonio Gades, interprete esa obra en el Patio Central de Conde Duque, dos únicas representaciones, en las que se incluirá también la conocida como Suite flamenca.
Y si quieres saber qué se ‘cuece’ en el panorama artístico internacional, tienes cita con los Veranos de la Villa y las propuestas de creadores de Alemania, Colombia, Cuba, Estados Unidos, Japón, Mali, México, Italia, Portugal y Suiza, además de China, el país invitado.
Es Madrid, son los Veranos de la Villa.