El pasado domingo 21, el Patio Central del Centro Cultural Conde Duque fue escenario de Algo inesperado, el concierto que, sin embargo, se ha convertido en una de las citas más esperadas de los últimos Verano de la Villa, a la que hay que asistir sin ideas preconcebidas y con la única obligación de disfrutar de la música.
Como en ediciones anteriores, la banda/artista que actuaría era sorpresa y solo se desvelaría con los primeros acordes. En esta ocasión, el artista invitado fue José María López Sanfeliu o lo que es lo mismo, Kiko Veneno. ¿Y cómo reaccionó el público? “Creo que me recibirán muy bien”, nos comentaba Kiko Veneno días antes de la actuación, “con la misma alegría que yo les recibiré a ellos”, aseguraba, porque ante todo “la música es un intercambio emocional”. Y así fue, músico en el escenario y público entregado a la causa: todo estaba preparado para “echarse un cantecito”.
Sus conciertos en Madrid
Cuando el festival Veranos de la Villa comenzó su andadura, allá por 1985, Kiko Veneno ya llevaba unos años dando el cante por aquí y por allá. De hecho, ya había actuado por aquí, en el Madrid de la Movida, aportando un toque sureño y diferente a los sonidos del momento. “Tengo recuerdos muy buenos de mi experiencia en Madrid cuando la nueva ola” y destaca de aquellos años el “ambiente de libertad y atrevimiento, grupos que respiraban algo nuevo”.
De esa época también destaca su amistad con Carlos Sánchez Pérez, Ceesepe, pintor e ilustrador clave de este Madrid proclamado capital de la modernidad. Ceesepe, que diseñó grandes portadas para grupos de los 80 y 90, fue el autor de la portada de Seré Mecánico por ti, primer trabajo en solitario de Kiko Veneno, grabado en 1981.
Y es que, aunque nació en Figueres (Gerona) y está muy vinculado a Andalucía, este compositor y cantante también forma parte de la historia de nuestra ciudad y de sus locales más emblemáticos como el Rockola, “un sitio único”, reconoce.
Por aquel entonces, venir a Madrid era casi un requisito obligado para triunfar en la industria de la música. Hoy en día parece que sigue existiendo esa condición “que tiene que ver con que España está constituída de una forma muy centralizada”, afirma.
Pero eso no va con él, que siempre se ha sentido más a gusto en la periferia de la industria y sin seguir los cánones más comerciales. Pese a ello, no se considera transgresor, más bien intenta “ser libre con todos los condicionantes que eso conlleva”.
Experimentar con los sonidos
Esa libertad es lo que le ha permitido experimentar en la música, sin renunciar a su esencia, y adoptar diferentes sonidos, desde el flamenco y el pop, pasando por la rumba, los ritmos africanos e incluso la música electrónica. Con tal derroche de versatilidad reconoce que “desde un punto de vista comercial no es bueno que la gente no sepa exactamente lo que estoy haciendo, pero desde un punto de vista personal y artístico para mí es lo mejor”.
Y para la música también lo es porque sigue regalándonos grandes trabajos, como Hambre, su último álbum publicado el pasado verano, con canciones que reflejan las inquietudes del día a día, las injusticias sociales y una sensación de desasosiego total. Tras una pandemia, en la que Kiko Veneno perdió a su madre, y del actual contexto político-social lamenta que sean malos tiempos para el optimismo, aunque intenta entender lo que pasa y “poner mis fuerzas y mi energía en la convivencia y en la música. O sea, intentar ser la realidad”.
Brillantes colaboraciones
En su última actuación en Madrid, el artista deleitó a los asistentes con sus míticos temas y su potente directo. El concierto fue un viaje en el tiempo, desde aquel lejano 1977, año en el que empezó su carrera discográfica con el legendario disco Veneno, junto a los hermanos Rafael y Raimundo Amador, considerado por los expertos como uno de los más influyentes de la música española, hasta sus temas más actuales.
Después de aquel primer trabajo, llegaron otras grandes colaboraciones como el Volando voy que él creo y al que Camarón dio voz; canciones para Martirio, Pata Negra y la participación en el mítico programa de televisión La bola de cristal, entre otras.
La última colaboración de Veneno ha sido Los tontos, junto al madrileño C. Tangana. “Una colaboración muy productiva y exitosa” de la que ambos artistas se han beneficiado porque “él ha querido conectar con la música popular de raíz española y yo quiero conectar también con las nuevas tecnologías”.
¿Y ahora qué? A sus 70 años y más de cuatro décadas de carrera profesional, ahora toca seguir sorprendiendo, reinventarse cada día “no teniendo normas” y esperar el porvenir que “es una palabra muy bonita porque se dice sola”.
Un cantecito que sigue triunfando 40 años después
En 1992 llegó un disco mítico, Échate un cantecito, del que vendió 300.000 copias con canciones como Echo de menos, Joselito, Lobo López y otras muchas más que forman parte de la banda sonora de la historia musical de nuestro país.