Cuando estamos cultivando nuestro huerto pensamos que cualquier invertebrado que aparezca en nuestras plantas va a ocasionar daños, ¡y nada mas lejos de la realidad! Todos juegan su papel en la cadena trófica y no generan problemas cuando sus poblaciones se encuentran  en equilibrio. Sólo cuando su número se eleva afectando a nuestras plantas, tendríamos que actuar para reducir su población a niveles tolerables, nunca erradicarlas.

Muchos de estos problemas se evitarían con unas correctas técnicas culturales:

  • Fertilización y riego moderado y equilibrado.
  • Ubicación y exposición adecuada.
  • Selección de variedades resistentes y adaptadas.
  • Selección de semillas y material libre de patógenos.
  • Respetar los calendarios de siembra/plantación.
  • Asociación y rotación de cultivos.
  • Conservación y promoción de los enemigos naturales.
  • Reforzar las defensas naturales de los cultivos.
  • Medidas sanitarias y limpieza del huerto.

 

Si aún así poniendo la mejor voluntad comenzamos a ver cómo aumenta una población, comprometiendo nuestro cultivo, podemos recurrir a varias técnicas:

  • Físicas: mediante capturas, con trampas o a mano o simplemente eliminando las partes dañadas cuando el daño está muy localizado.
  • Biológicas: favoreciendo la fauna auxiliar mediante hoteles de insectos o flores y realizando sueltas. En este blog y en del CIEA Casa de Campo encontrarás interesantes materiales al respecto.
  • Biopreparados: remedios elaborados con plantas o utilización de productos permitidos en la agricultura ecológica.

Os invitamos a conocer las plagas más comunes, los daños que producen, qué condiciones las favorecen, cómo manejarlas y cuáles son sus predadores naturales.