El pasado miércoles 13 de marzo se celebró en Medialab-Prado la Asamblea de Seguimiento de la Estrategia de Alimentación Saludable y Sostenible 2018-2020. Aprovechamos que se cumplía un año de la aprobación de la Estrategia en Junta de Gobierno, para volver a reunirnos con un amplio número agentes sociales y económicos, con los que evaluar el camino recorrido y fijar nuevas metas. En esta convocatoria se dieron cita más de 40 entidades de la sociedad civil y casi 100 personas, lo que indica el interés que despierta la cuestión alimentaria en la sociedad madrileña, la diversidad de trabajo que se está realizando desde distintos ámbitos en la construcción de un sistema alimentario más sostenible y saludable, y las posibilidades de cooperación que existen para seguir avanzando.

Se puede consultar la información precisa de los avances logrados en este año en la Memoria de ejecución de la Estrategia de Alimentación Saludable y Sostenible 2018-2020.

En la asamblea, responsables municipales de distintas áreas de gobierno informaron brevemente sobre el grado de ejecución de las acciones recogidas en la estrategia. A continuación se organizaron mesas de trabajo, en las que las entidades se agruparon para debatir sobre seis ejes temáticos: cultura alimentaria; derecho a la alimentación; impulso del sector agroalimentario sostenible; compra pública, comercio y restauración; residuos y desperdicio alimentario; gobernanza. El acto terminó con una degustación de productos locales.

Principales conclusiones de las mesas de trabajo

En la mesa de cultura alimentaria se concluyó que son necesarias miradas multidisciplinares convergentes para coordinarse y ampliar y profundizar las acciones, superando la atomización para conseguir transformaciones concretas. La cultura alimentaria toca muchos niveles, fibras, y actores, y es necesaria una visión compleja – sistémica. También se planteó que la sensibilización es necesaria, pero no suficiente, tiene que ir acompañada de políticas, y que se están sentando las bases para avanzar en este sentido. Se han logrado mayores resultados allí donde había cooperación y trabajo previos entre movimientos sociales y el Ayuntamiento.

Las personas que debatieron en torno a derecho a la alimentación valoraron muy positivamente el programa de comedores sostenibles y saludables de la Red Municipal de Escuelas Infantiles, y apuntaron que sería necesario incluir esta visión en otros ámbitos municipales. Por otro lado se indicó la necesidad de seguir potenciando los huertos escolares y comunitarios, como espacios de aprendizaje, relación intergeneracional y generación de relaciones comunitarias y desarrollo de iniciativas. Se planteó la conveniencia de disponer de cocinas en las que elaborar los alimentos en los centros públicos donde se ofrezca comida. La alimentación debería plantearse como un derecho y se tendría que incorporar como eje esencial en la educación, impartida por personal formado en este ámbito. Sería necesario legislación a nivel de la Comunidad de Madrid para garantizar ese derecho.

En la mesa de impulso del sector agroalimentario sostenible se señaló que queda mucho camino por recorrer para incorporar la producción alimentaria en la ciudad, ya que es algo muy novedoso en nuestra geografía, por lo que las normativas no están preparadas para ello, y no hay experiencia previa de cómo tratar estas cuestiones. Además, se planteó que existe una demanda de etiquetado de productos locales y de refuerzo de los canales cortos de comercialización para mejorar la viabilidad de los proyectos productivos.

En la mesa de compra pública, comercio y restauración, se destacó el buen funcionamiento de los pliegos de alimentación saludable y sostenible, aunque indicando que hace falta un seguimiento estricto del cumplimiento de los contratos, y una mejora del protocolo y los mecanismos de fiscalización. Se propuso transversalizar los criterios de salud y sostenibilidad en otros espacios alimentarios públicos: cafeterías, kioscos, máquinas expendendoras, eventos institucionales… y avanzar con el catálogo de compra centralizada. También se propuso integrar a las asociaciones de comerciantes en la implantación de la estrategia y establecer indicadores o/y un protocolo para evaluar el seguimiento del pliego de contratación.

En cuanto al eje de residuos y desperdicio alimentario, se plantea que Madrid genera una gran cantidad de residuo alimentario que no se está siendo capaz de gestionar, aunque se han iniciado proyectos piloto que funcionan bien a pequeña escala. Se indica la dificultad de que la comunicación y la sensibilización incidan en los hábitos de vida, y se cuestiona si sería necesaria una normativa más exigente para compensar las malas prácticas, que restrinja el desperdicio e impulse la reducción y la gestión del mismo, promoviendo a su vez nuevos modelos de gestión.

Finalmente en la mesa de gobernanza se apuntó que es necesaria una mayor coordinación a nivel intermunicipal y que las políticas alimentarias no están llegando a la ciudadanía. Por ello las entidades participantes planteaban la necesidad de campañas de difusión – comunicación cuyo objetivo sea la implicación de la sociedad civil de abajo hacia arriba. Además se consideró que la salud debería ser un eje vertebrador del trabajo de sensibilización y comunicación.