Día de la Cosecha es una asociación de 36 micro y pequeñas empresas agroalimentarias de la Comunidad de Madrid –se permite que el 15% sea de fuera– que se constituyó en septiembre de 2015 con el fin de aunar fuerzas para conseguir un espacio permanente para la venta de sus productos.
Este deseo se ha materializado en el Mercado de Vallehermoso, donde, desde mediados de mayo, encontramos una zona de venta directa de diferentes productos: lácteos y quesos artesanales, café, frutas y verduras ecológicas, aceite de oliva, vinos, legumbres, licores, carne ecológica, fiambre, ahumados y comidas elaboradas como empanadas y croquetas. Allí abren de miércoles a domingo, intentando con ello adaptarse a los horarios de la sociedad actual y ofreciendo productos que podemos llevarnos o bien comer y beber en el momento, buscando que la compra también sea un acto cultural y gastronómico.
Tratándose de una experiencia pionera en Madrid no podíamos sino entrevistar a uno de los miembros e impulsores de la asociación, Juan Luis Royuela, para que nos contase cómo habían conseguido materializar este proyecto, que forma parte de lo que denominan como “la revolución de los productores”.
Asociarse para dar el salto hacia la estabilidad
Juan Luis, dentro de una conversación en la que las vivencias personales y profesionales van unidas, nos explica que Día de la Cosecha la crearon un grupo de pequeñas empresas que ya venían realizando mercados trimestrales con los cambios de estación. A partir de su propia experiencia y de lo que aprendieron de otros lugares, como los Mercados de la Tierra Slow Food o el modo de funcionamiento de mercadillos y pequeñas industrias en Londres, comprendieron que para la sostenibilidad y desarrollo de sus iniciativas empresariales, necesitaban contar con un espacio de venta directa. Tenía que ser un espacio con condiciones dignas y de carácter permanente, que permitiera solventar uno de sus principales problemas: la distribución.
Su objetivo era volver a poner a productores y productoras en el centro del sistema alimentario, del que se les ha desplazado en el actual modelo. Otras opciones, como mercados callejeros o mercadillos intermitentes, con escasos medios y reducida visibilidad hace que se generen frustraciones, se rompan confianzas y acaben cerrando negocios.
Otra de las cosas que tenían claro es que el peso de sacar adelante esta iniciativa iba a recaer sobre sus espaldas, ya que desde las instituciones a día de hoy no se ofrecen los suficientes apoyos para este tipo de proyectos. Así, tan pronto como se constituyeron formalmente, comenzaron las negociaciones con el Mercado de Vallehermoso y consiguieron la concesión a 20 años de una zona dentro del mismo, que acondicionaron junto con la Dirección General de Comercio y Emprendimiento del Ayuntamiento de Madrid.
Día de la Cosecha firmó un convenio con la Asociación de comerciantes del Mercado de Vallehermoso, de manera que son ellos quienes establecen las condiciones para el establecimiento de puestos en su zona. Condiciones que van desde la estética de los puestos, debiendo seguir la línea establecida, hasta otros aspectos como las características productivas de la empresa y el número de personas empleadas. Al ser la asociación la que autogestiona su área dentro del mercado, también pretenden limitar la especulación de la misma.
Ver más allá del interés particular
Hay un factor clave que Juan Luis resalta del proceso para que se pueda replicar su modelo en otros lugares: todo depende de que quienes participan pongan el interés general por encima del interés particular. Eso les lleva por ejemplo a vender sólo lo que producen, para no actuar de intermediarios y a tener en cuenta a los demás productores cuando necesitan recurrir a algo que producen otros puestos.
La dificultad resaltada por Juan Luis podríamos entenderla como un reto que han conseguido superar y que ha determinado el éxito del proyecto y, partiendo de un ejemplo tan concreto, podemos extrapolarlo a nivel global: pensar en colectivo, en común, frente al beneficio individual es uno de los grandes retos de nuestra sociedad completamente individualizada y es algo que se ha visto reflejado en los talleres participativos que hemos venido realizando para la elaboración de la Estrategia Alimentaria de Madrid.
Un sistema alimentario más justo, saludable, sostenible e inclusivo no podrá realizarse si no somos conscientes de que deberá realizarse con el trabajo y la ilusión de muchas, desde muchas miradas y abarcando ámbitos diferentes.