“Un espacio de intercambio de información que tiene por objeto la puesta en marcha de una dinámica de cooperación a diversos niveles con el fin de construir sistemas alimentarios locales, respetuosos con el medio ambiente, sostenibles, inclusivos, resilientes, y que potencien el empleo local, en línea con las perspectivas de la agroecología y la soberanía alimentaria”. Esa es la esencia con la que nació en mayo de 2018 la Red de Ciudades por la Agroecología, a la cual se adherirá formalmente la ciudad de Madrid en enero de 2019.

Madrid se suma de esta manera a Barcelona, Carcaboso, Córdoba, El Prat de Llobregat, Fuenlabrada, Godella, Granollers, Las Palmas de Gran Canaria, Lleida, Manresa, Meliana, Murcia, Navás, Oviedo, Palma de Mallorca, Pamplona/Iruña, Rivas Vaciamadrid, Valencia, Valladolid y Zaragoza en su esfuerzo por impulsar políticas agroalimentarias responsables.

Muchas de las cuestiones que aborda la red han sido desarrolladas en el informe “Salud y Derecho a la Alimentación. Bienestar, equidad y sostenibilidad a través de políticas alimentarias locales”, presentado el pasado 22 de noviembre en Zaragoza durante la celebración de la segunda asamblea de dicha red.

Informe Salud y Derecho a la Alimentación. Bienestar, equidad y sostenibilidad a través de políticas alimentarias locales

El informe, que puedes consultar aquí, tiene como fin sintetizar conocimientos y prácticas para elaborar nuevas políticas que permitan que todos y todas puedan disfrutar de una alimentación sostenible y saludable.

No en vano, el derecho a una alimentación apropiada y sustentable viene avalado y secundado por numerosos tratados, acuerdos y jurisprudencia tanto a nivel internacional como nacional o local. Está recogido, por ejemplo, por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. También por la Organización de Naciones Unidas (ONU), que en 2017 ratificó “el derecho de toda persona a tener acceso a alimentos sanos, suficientes y nutritivos, en consonancia con el derecho a una alimentación adecuada y con el derecho fundamental de todas las personas a no pasar hambre”.

Sin embargo, a pesar de los compromisos adoptados, lo cierto es que nos encontramos ante una situación de emergencia debido al ininterrumpido aumento de la incidencia de enfermedades crónicas relacionadas con una mala nutrición, la falta de ejercicio físico, un entorno insalubre y la degradación de la naturaleza. Además, existe un creciente número de personas que tienen dificultades para acceder a una alimentación saludable y sostenible, siendo además las más castigadas por las patologías asociadas a la malnutrición: obesidad, cardiopatías, cáncer, etc.

Esta es precisamente una de las premisas básicas de las que parte el informe, que analiza las circunstancias del panorama actual y arroja algunas claves para mitigar las consecuencias negativas sobre la salud de la naturaleza y los seres humanos que están generando los estilos de vida presentes y el sistema agroalimentario industrializado global.

Como señala el documento, la revolución verde y la introducción masiva de la química en el agro, así como la forma de producir los alimentos, elaborarlos, almacenarlos, distribuirlos y consumirlos ha liberado cantidades ingentes de sustancias xenobióticas ajenas al metabolismo de los seres vivos y está alterando el clima, ha transformado el suelo y el paisaje de una forma sin precedentes, ha roto los ciclos biogeológicos y naturales de los ecosistemas y está agotando los recursos naturales a una velocidad vertiginosa. Ante esto, se hace imprescindible una actuación firme y rápida que fomente nuevos modos de vida más respetuosos. De ahí la creación de la Estrategia de Alimentación Sostenible.

La Estrategia de Alimentación Sostenible 2018-2020

La incorporación de Madrid a la Red de Ciudades por la Agroecología se enmarca dentro de las directrices promovidas por la Estrategia de Alimentación Sostenible 2018-2020, presentada el pasado mes de julio por el Ayuntamiento de Madrid junto con la Oficina de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Plataforma Madrid Agroecológico, que agrupa a asociaciones ecologistas, proyectos productivos, grupos de consumo y personas técnicas e investigadoras que trabajan para impulsar la transición agroecológica.

Esta estrategia, cuya meta es definir una visión compartida sobre la que desarrollar medidas para construir un sistema alimentario más justo y respetuoso con la salud de las personas y el planeta, da respuesta a los compromisos asumidos por el Ayuntamiento de Madrid con la firma en octubre de 2015 del Pacto de Milán de Políticas Alimentarias Urbanas, primer protocolo internacional en materia alimentaria que remite a las ciudades. Todas las actuaciones realizadas están en la sintonía de trabajo que establece el pacto: gobernanza, dietas y nutrición, equidad social y económica, producción y distribución de alimentos y desperdicio alimentario.

Algunas de las medidas que ya se han implantado o que se implantarán próximamente son:

  • Se han incorporado criterios de inclusión progresiva de alimentos ecológicos y de circuitos cortos y cláusulas relativas a productos de comercio justo en los centros que forman parte de la Red de Escuelas Infantiles Municipales.
  • Programas formativos coordinados desde Equidad, Derechos Sociales y Empleo dirigidos a los más pequeños bajo el título “Madrid, un libro abierto”. Entre otras cosas, se ofrecen a escolares de 4º y 5º de primaria talleres y visitas guiadas a mercados municipales, con el fin de que aprendan a comprar de forma responsable.
  • Aprovechamiento de los restos orgánicos a través del programa Madrid Agrocomposta y con la recogida selectiva de materia en 17 ámbitos de 10 distritos y 50 grandes generadores de contenidos (11 mercados, 15 centros comerciales, 8 hospitales, 2 hoteles, las estaciones de Atocha y Chamartín, etc.).
  • Potenciación del proyecto MARES en su vertiente alimenticia, con la creación en colaboración con el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) de un centro logístico para pequeños productores, la apertura de un supermercado cooperativo, la instalación de una cocina incubadora o el trabajo con más de 30 escuelas infantiles de la ciudad de Madrid.
  • Durante el último trimestre de 2018 se abrieron tres espacios de consumo sostenible en los distritos de Fuencarral-El Pardo, Centro y Moratalaz, basados en la sensibilización y la educación en materia de alimentación.
  • La Red Municipal de Huertos Urbanos Comunitarios y la Red de Huertos Escolares Sostenibles impulsadas desde el Área de Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento, crecerán en los próximos dos años como herramientas de aprendizaje y sensibilización.
  • En 2019 se llevará a cabo el Plan de Prevención y Abordaje de la Obesidad Infantil y la Inseguridad Alimentaria en 19 centros educativos de 4 distritos (Carabanchel, Usera, Puente de Vallecas y Villaverde). Además, dará comienzo la construcción de la Escuela Municipal de Agroecología Urbana, un espacio de formación y capacitación en agroecología, con prácticas incluidas, que contará con 10.000 m2 de extensión, en su mayor parte destinados a huertos. Se recuperarán asimismo los usos agropecuarios en la Quinta de Torre Arias del distrito de San Blas-Canillejas.
  • A partir de este mismo año, los pliegos de los comedores sociales y de los centros de acogida a personas sin hogar incluirán criterios de sostenibilidad en el servicio de alimentos.

Las medidas anteriores, en concordancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible fijados por la Organización de Naciones Unidas, se basan en un diagnóstico claro que las justifica.

Dicho diagnóstico se puede resumir de la siguiente manera:

  • Dietas saludables: cerca del 40% de la población escolar de Madrid, de entre 3 a 12 años, presenta un peso por encima del recomendado por la Organización Mundial de la Salud. La escasez y mala nutrición aparecen especialmente vinculados con los distritos de menor renta, dibujándose una desigualdad territorial entre el sureste y el norte de la ciudad. En cualquier caso, el consumo medio presenta un déficit de consumo de fruta, verdura y legumbres respecto a las recomendaciones para una dieta saludable, y un exceso de proteínas animales y de alimentos ultraprocesados. Como consecuencia de estas dietas inadecuadas, la quinta parte de la población presenta índices altos de colesterol y la misma proporción sufre de hipertensión arterial, lo que justifica todas las acciones destinadas a recuperar la dieta mediterránea.
  • Producción y transformación: el sector primario no tiene un gran peso en la economía regional. En relación al empleo, solo el 0,26 % de la población -menos de 10.000 personas- son empleados en este sector. Actualmente la superficie dedicada a huerta es cinco veces inferior a la de 1980. Recuperarla incrementaría la proporción de verduras de proximidad y contribuiría a mejorar la calidad del aire.
  • En este ámbito, el sector ecológico, aunque minoritario, ha experimentado un crecimiento significativo. En la última década el número de productores certificados se ha multiplicado por cuatro y el de elaboradores ha duplicado su presencia, especialmente en el sector de la transformación alimentaria, en panadería, fabricación de pasta e industria cárnica, una tendencia a la que se debería contribuir con medidas de impulso desde las administraciones públicas como las referidas en el proyecto MARES.
  • Abastecimiento y distribución: de los alimentos que se consumen en la ciudad solo un 4% tiene su origen en la Comunidad de Madrid, y un 17% más en las autonomías limítrofes. Casi un tercio de las frutas que se comercializa en Mercamadrid es de origen extracomunitario, y una cuarta parte del pescado fresco proviene de Europa. La producción local solo es destacable en el caso de la carne, de la cual el 13% se produce en la Comunidad de Madrid.
  • Residuos y desperdicio alimentario: según la información del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el desperdicio anual en hogares madrileños de alimentos y bebidas es de unos 21 kilogramos por persona, lo que supone en términos monetarios un coste de alrededor de 52 euros anuales.
  • La tasa anual de generación de residuos per cápita es de 385 kilogramos por habitante y año, de los cuales 98,6 son de origen orgánico, de acuerdo a información de la planta de Valdemingómez. Una adecuada recogida y tratamiento permitiría fertilizar casi la mitad de toda la superficie de regadío de la Comunidad de Madrid.