¿Sabes que la mayoría de alimentos que consumimos viajan una distancia de 5.000 kilómetros y maduran de forma artificial en cámaras frigoríficas antes de llegar a tu mesa? ¿Y que este proceso lógicamente consume energía y emite CO2 al medio ambiente? O quizá desconoces que en la ciudad de Madrid solo consumimos una cuarta parte de la cantidad de legumbres, un tercio de la verdura y la mitad de la fruta recomendada en una dieta saludable. Te explicamos cómo cambiando unos sencillos hábitos podemos hacer mucho por nuestra salud y por la sostenibilidad del medio ambiente.

El Ayuntamiento de Madrid, con el objetivo de concienciar a la ciudadanía de la necesidad de consumir productos de proximidad, frescos, y de temporada, ha puesto en marcha la campaña ‘Madrid alimenta. Alimenta Madrid’, organizada de forma conjunta por el Área de Coordinación Territorial y Cooperación Público-Social y el Instituto Municipal de Consumo, del Área de Salud, Seguridad y Emergencias. La campaña ya se encuentra en redes sociales y en enero se podrá ver distribuidas en mupis y otros soportes por toda la ciudad.

Se han editado tres folletos con las líneas de actuación principales en las que se quieren incidir:

  1. CONSUMO DE PRODUCTOS LOCALES
  • Come lo que tengas cerca. Los alimentos que consumimos viajan una distancia media de 5.000 km. De hecho, un tercio de la fruta que se consume en Madrid proviene del extranjero, la mayor parte de fuera de la Unión Europea. Si optamos por alimentos de proximidad estamos reduciendo la huella ecológica asociada al transporte de alimentos a larga distancia y a los envasados de plástico.
  • Consume local, compra local. Si además compramos alimentos de proximidad directamente a las personas que los producen y elaboran o en el pequeño comercio de barrio, contribuimos al desarrollo de la economía local. Con ingresos suficientes, las personas productoras seguirán cultivando sus tierras y generando alternativas de empleo local.
  • Cierra ciclos. Con el proyecto Agrocomposta, en algunos puntos de Madrid puedes depositar los restos de comida, que se trasladan a huertas periurbanas donde se compostan, devolviendo los nutrientes al suelo. Y si además de locales los alimentos son ecológicos nos aseguramos de que no se han utilizado productos químicos que contaminan aguas y suelo, y de que se han respetado criterios de bienestar animal.

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  1. CONSUMO DE ALIMENTOS DE TEMPORADA
  • Alimentos en su punto. Cuando adquirimos productos frescos de temporada, la inmediatez entre la recolección y el consumo nos asegura que están en el punto óptimo de maduración, y que no han pasado tiempo viajando o en cámaras. Por este motivo son más sabrosos y más nutritivos y además, al haberse cultivado en la mejor época, cuando dan mejores y más frutos, pueden ser más baratos. No olvides que el sistema agroalimentario es causante de alrededor de la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero que provocan el cambio climático. Los alimentos de temporada permiten reducir el consumo de energía y las emisiones vinculadas al transporte y conservación.
  • Alimentarnos con los ciclos naturales. Si atendemos a las temporadas agrícolas y lo que cada una nos ofrece, volvemos a entender que hay estaciones y que en las distintas épocas del año la tierra nos da diferentes frutos. Nos vinculamos así con los ciclos de la naturaleza y con la cultura alimentaria propia de nuestra región, con sus productos y recetas características. Si, además, estos alimentos son de variedades locales estamos asegurando que se adaptan mejor a las condiciones y clima local, se conserva la biodiversidad, se valora el conocimiento tradicional y se cuidan y mantienen los paisajes y ecosistema.

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  1. CONSUMO DE ALIMENTOS FRESCOS
  • Come sano. Cambiar la bollería industrial, las bebidas azucaradas y los alimentos ultraprocesados por alimentos frescos ayudaría a mejorar nuestra salud y reducir el sobrepeso, un problema que afecta a cerca del 40 % de la población de 3 a 12 años en la ciudad de Madrid. Además, los alimentos frescos y cercanos no necesitan conservantes, aglutinantes ni aditivos químicos, conservan más nutrientes y de más calidad que los alimentos manipulados y ultraprocesados.

En Madrid se consume tan solo una cuarta parte de la cantidad de legumbres, un tercio de la verdura y la mitad de la fruta recomendada en una dieta saludable según la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria. Para mejorar la calidad nutricional de nuestras dietas debemos, además, reducir el consumo de embutidos y carne.

  • Come sin plásticos. En los mercados municipales, tiendas de barrio y mercadillos, podemos comprar alimentos frescos, traídos desde zonas próximas, que no llegan envueltos en plásticos ni con múltiples envases. Así evitamos uno de los principales problemas, la contaminación por plásticos que amenaza el futuro de los mares y del planeta.

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Recuerda, hacer la cesta de la compra teniendo en cuenta estos pequeños gestos y modificando paulatinamente tus hábitos de consumo puede ayudarte a comer más sano, a hacer un consumo responsable y solidario y a disminuir la contaminación del planeta. ¿No vale la pena intentarlo?