Nombre científico: Cicer arietinum
Familia: Leguminosas o fabáceas
El garbanzo es una legumbre que forma parte de nuestra cultura gastronómica y que puede resultar muy interesante cultivar en nuestro huerto escolar para que niños y niñas conozcan las características de este alimento tan popular.
Sin embargo, no será un cultivo muy productivo en los centros escolares, ya que para tener kilos de garbanzos necesitamos muchos metros cuadrados sembrados… En el caso de los huertos escolares, lo sembraremos para que el alumnado conozca el cultivo, y valore su importancia a nivel gastronómico, ecosistémico y cultural.
Al igual que las habas o los guisantes, pertenece a la familia de las leguminosas, o como las conocemos normalmente, las legumbres. El origen del garbanzo se sitúa en la región de Turquía, desde donde pronto se extendió por todo el mediterráneo, siendo hoy un alimento base en casi todas las culturas que rodean este mar. España es uno de los principales países productores de garbanzo del mundo.
La siembra de garbanzo se hace en otoño, directamente en la tierra, después de las primeras lluvias, cuando aún no hace frío excesivo. Sus raíces son profundas y nos ayudarán a mejorar el suelo, además de enriquecerlo gracias a la simbiosis con las bacterias del género rhizobium, necesitarán suelos aireados y profundos. Son plantas muy resistentes a la sequía, por lo que tendremos cuidado con el riego excesivo, dicen que las mejores cosechas salen en años poco lluviosos.
Para sembrarlo es recomendable tenerlos en remojo unos días antes, dos o tres, para que se ablande el tegumento y puedan salir las raíces. Si lo hacemos directamente van a pasar bastantes días hasta que consigamos ver la pequeña planta.
En general necesitan pocos cuidados, y podremos cosecharlos cuando la planta se seque.