Los supermercados cooperativos son una realidad relativamente nueva, pero todo apunta a que vienen para quedarse. El germen de este nuevo tipo de espacios de compra lo encontramos a principios de los años 70 en Nueva York con el Park Slope Food Coop. Este se considera el primer supermercado cooperativo y actualmente cuenta con más de 17.000 socios y socias cooperativistas. Según un artículo sobre el tema publicado en el blog de Fiare, este centro “ofrece un surtido de más de 15.000 productos, la mayoría frescos, locales y ecológicos y tiene una rentabilidad superior a los supermercados convencionales”.

El ejemplo de éxito más cercano a España lo encontramos en Francia con La Lovue. Este supermercado abrió en 2017 y ya cuenta con 4.500 cooperativistas. Es otro de los ejemplos en los que se han fijado quienes se han atrevido a hacer algo similar en nuestra ciudad. La Osa y SuperCoop son los dos supermercados cooperativos de Madrid capital, aunque en Getafe encontramos el tercero de la comunidad: BioLíbere. 

Pero, ¿cómo funciona un supermercado cooperativo? En primer lugar, la forma jurídica de este tipo de tienda es la cooperativa, lo que quiere decir que todos los clientes o usuarios son copropietarios. Esto se consigue abonando un capital social reducido, que en los ejemplos madrileños no superan los 100 euros. Sin embargo, uno de los aspectos que más llaman la atención, y que a veces cuesta asumir a la hora de unirse a un proyecto así, son las horas de trabajo dentro del supermercado. No existe una norma pero, como cuentan desde La Osa, en Tetuán, en su espacio cada socio y socia trabaja tres horas cada cuatro semanas. “Estas labores van desde la recepción de pedidos hasta atender en tienda”, explica José Antonio Villareal, ‘Villa’, socio fundador de La Osa.

Este proyecto, cuyo germen lo encontramos en un grupo de consumo localizado en un pequeño local de Noviciado, abrió sus puertas el 9 de diciembre de 2020 y cuenta ya con más de 1000 cooperativistas. “No nos ha parado ni la pandemia”, afirma feliz Villa. 

Aunque el principal motivo por el que la gente se interesa en formar parte de un supermercado cooperativo es por la propia cesta de la compra. En un supermercado cooperativo puedes encontrar productos similares a los de otros supermercados (alimentación, limpieza del hogar, higiene personal…), pero con algunas diferencias.

Según nos cuenta Villa, en La Osa se pueden adquirir productos de cinco categorías: agroecológicos de cercanía, ecológicos de gran producción, productos artesanos convencionales de cercanía, marcas habituales y marca blanca. Lo que quiere decir que se puede comprar más sostenible. Pero no solo eso, sino que los cooperativistas disfrutan de un descuento en la compra, por lo que, además de poder adquirir productos muy difíciles de encontrar en otras tiendas convencionales, se ahorra dinero día a día. 

¿Te apuntas, entonces, a comprar de otra manera en tu super cooperativo más cercano?