En 2015, la Asamblea General de Naciones Unidas, marcó como prioridad «proteger el planeta contra la degradación, incluso mediante el consumo y la producción sostenibles, la gestión sostenible de sus recursos naturales y medidas urgentes para hacer frente al cambio climático, de manera que pueda satisfacer las necesidades de las generaciones presentes y futuras».

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible, se constituyen en el marco de referencia desde el que se trabaja el sistema agroalimentario. El Pacto de Milán de Políticas Alimentarias Urbanas y la Estrategia de Alimentación Saludable y Sostenible contribuyen a la Estrategia de localización de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que se ha fijado el Ayuntamiento.

Los retos vinculados al sistema alimentario se refieren al desigual acceso a la alimentación (ODS 1 y 2), su relación con la Salud y el bienestar (ODS3), el deterioro ambiental y la escasez de recursos (ODS 13 y 15), el predominio de formas de producción y consumo no sostenibles y los grandes volúmenes de pérdidas y desperdicio de alimentos (ambos problemas vinculados a los ODS 11 y 12).