Al ser un cultivo de raíz, a la zanahoria le gustan los suelos profundos, y tirando a arenosos. Es decir, si el suelo es demasiado arcilloso, debemos saber que las zanahorias no van a darse bien. Además, como todos los cultivos de raíz, necesitará bastante fosfato y potasio. De esta forma, trabajaremos bien la tierra donde las vayamos a sembrar, y nos aseguraremos que esté bien abonada.

La zanahoria es uno de los cultivos que sembramos directamente en la tierra, ya que no aguanta bien los trasplantes desde semilleros. Podemos sembrarla a voleo (como el cereal) o en surcos,” a chorrillo” (como si echáramos sal). También, si tenemos maña, se pueden poner a golpes, como las judías, pero es difícil con los más pequeños/as porque la semilla es diminuta…. Por esto mismo, como la semilla es muy pequeña, así que el surco que hagamos será más bien un “surquito” (basta con hacer una línea con el dedo, con no más de un cm de profundidad).

La semillas de zanahoria tardan bastante en germinar, así que no hay que desesperarse si han pasado diez días y aún no vemos las primeras hojas. Para facilitar la germinación, a veces se recomienda remojarlas un par de días antes. Es interesante hacer siembra escalonada, para tener diferentes cosechas. Se puede asociar fácilmente con prácticamente cualquier cultivo.

La zanahoria es un cultivo bianual, es decir, el primer año crece para desarrollar las partes vegetativas, donde almacenar la energía para poder dar flor y semillas el segundo año (después del invierno).

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¿Sabías que la zanahoria no siempre fue naranja? Mira!