La semana pasada el CEIP Tirso de Molina, ganador del III Concurso de Huertos Escolares Sostenibles del Ayuntamiento de Madrid, ha podido disfrutar de su premio visitando un huerto ecológico.

Los niños y niñas de 5 años han ido a la Huerta del Chorrillo, en Paracuellos del Jarama, acompañados por sus profesoras y por las educadoras ambientales del programa. La Huerta del Chorrillo produce verduras para muchas familias y grupos de consumo de la ciudad de Madrid, además de participar desde hace años en el programa Madrid Agorcomposta.

En el huerto, divididos en grupos, han visto cómo es un huerto ecológico productivo y han podido hacerle muchas preguntas a Luis, el agricultor. Por ejemplo, han contado los tomates que tiene Luis en su huerto…. ¡tiene 504 tomateras! En El Tirso solo hay 15… También han visto cómo van creciendo las patatas, y Luis les ha contado que este año van a salir muy pequeñas porque cada año hay menos agua… Y han averiguado que Luis utiliza motocultor o tractor para mover la tierra, porque con la azada sería mucho trabajo.

Ademán han realizado un intercambio de semillas: los niños y niñas del Tirso le han llevado guisantes y habas de su huerto, que Luis va a sembrar en otoño y las va a llamar «las semillas del Tirso». A cambio, Luis ha dado al colegio semillas de calabaza del Peregrino (Lagenaria siceraria), que es esa calabaza que puede usarse como recipiente para guardar agua (o vino, dependiendo de la persona…). Asi que han decidido sembrarla el año que viene, para tener cantimploras para todo el cole.

Mientras un grupo visitaba la huerta, otro grupo recorría la «ruta del agua» dentro de la finca de Luis, aprendiendo sobre la importancia de las albercas y los manantiales en la cueva del agua.

También han visto el camino por el que el zorro que vive por la finca baja de vez en cuando. Luis les contó que antes tenía gallinas, pero el zorro consiguió entrar en el gallinero por el techo y mató a varias de ellas. Ahora Luis tiene que arreglar el gallinero para volver a tener gallinas.

Por último también hicieron un bonito mandala con elementos naturales, y algún que otro residuo que encontraron en el parque cercano a la finca de Luis. Y cantaron una bonita canción de agradecimiento al planeta, por darnos tantas cosas buenas:

«Tierra mi cuerpo, agua mi sangre, aire mi aliento y fuego mi espiritu»

 

Dejamos por aquí algunas fotos de la jornada.