Cuando escuchamos la palabra “hongo” en nuestros huertos, nos llevamos las manos a la cabeza. ¿Cómo haremos este verano para controlar su presencia?

Sin embargo, no todos los hongos deben preocuparnos. Las micorrizas son asociaciones entre hongos del suelo y las plantas, que resultan beneficiosas para ambos (simbiosis mutualista). Y por otro lado, ¿por qué el huerto escolar no puede ser un buen lugar para el cultivo de hongos comestibles que nos interesen?

 

Las micorrizas se forman a partir de la unión entre el micelio del hongo y las raíces de una planta, favoreciendo la absorción de nutrientes y de agua y facilitando su presencia en suelos más pobres. El micelio puede penetrar en las células del córtex de la raíz formando endomicorrizas, que son las que frecuentemente aparecen en las plantas de interés agrícola, o rodear la raíz formando ectomicorrizas. En las endomicorrizas, se forman unas estructuras arbusculares donde se realiza el intercambio de nutrientes.

Las micorrizas son consideradas un tipo de biofertilizante, pues aumentan la capacidad de absorción de la planta, especialmente de fósforo (un importante factor limitante), y le aportan resistencia frente al estrés hídrico y a patógenos como los nemátodos. Por otro lado, la planta le proporciona azúcares al hongo. Además, se ha visto que evitan la erosión del suelo al favorecer la formación de agregados e interaccionan con otros microorganismos como bacterias fijadoras de nitrógeno y hongos antagonistas de patógenos.

Esta asociación con bacterias fijadoras como Rhizobium, mejora la captación de nitrógeno por la planta y constituye nódulos fácilmente observables en las raíces de las leguminosas (unos «bultos» en las raíces de las habas, guisantes, judías…). Una actividad interesante para hacer con el alumnado puede ser tratar de observar estos nódulos con la lupa/microscopio en primavera.

Si lo necesitáramos, las micorrizas se pueden inocular en el suelo de nuestro huerto, y para ello existen infinidad de productos comerciales. No obstante, es importante no realizar labores con más de 20 cm de profundidad para no destruir la estructura del suelo y no añadir productos químicos, pesticidas ni fungicidas que impidan la proliferación de estos hongos tan necesarios.

Además de estos hongos que están bajo suelo….

¿Por qué no cultivar hongos comestibles para que el alumnado conozca sus fases de desarrollo? Tener un huerto micológico en el cole puede resultar muy útil a nivel educativo. En este articulo algunos consejos útiles. 

No es un trabajo fácil, y requiere de sistematización y cuidado. Por ejemplo, el cultivo del champiñón necesita oscuridad, una temperatura de entre 12-14 grados, limpieza y un sustrato como el estiércol. Si os animáis en vuestro centro, puedes probar a montar un invernadero de tapa oscura que tenga una cama con un buen drenaje. Si decidís probar con seta de ostra, estas pueden inocularse en un tronco, pero siempre es importante mantener una buena humedad, ambientes sombríos y nada de temperaturas extremas. Por otro lado, también se pueden comprar kits seteros que aunque no tendrán una permanencia en nuestro huerto, pueden facilitarnos la tarea y servir para el aprendizaje del alumnado.


El en CEIP Tirso de Molina tuvieron un huerto micológico hace un par de años: ¡las setas ostra al ajillo estaban buenísimas!